European Eye on Radicalization
Durante una conferencia de prensa brindada el pasado 9 de febrero, el “Comité de Defensa de Chokri Belaid y Mohamed Brahmi” en Túnez reveló que se había presentado una denuncia penal ante el Tribunal Militar Permanente de Túnez contra varios miembros de alto rango de Ennahda, la filial local de la Hermandad Musulmana.
El líder de Ennahda, Rashid Ghannouchi, el juez Bashir al-Akrami, Mansour Rashid, Najah Hajj Latif y líderes de seguridad, incluidos Wahid Toujani, Mehrez Zouari, Mustafa Ben Omar, Atef El Amrani y Al-Azhar Longo, han sido denunciados por diferentes delitos, incluido lavado de dinero.
El Comité de Defensa habló de la existencia de un aparato financiero secreto vinculado a Ghannouchi, además de la comunicación con actores extranjeros, que tenía como objetivo dañar los intereses nacionales.
En lo que respecta al rol de Al-Akrami, el Comité destacó que el exfiscal de la Corte de Túnez nunca completó -ni dio seguimiento- a más de 6.000 informes penales relacionados con denuncias de terrorismo y que incumplió intencionalmente sus deberes como fiscal y sus funciones anteriores como juez de instrucción.
Hablando de Belaid y Brahmi, políticos de izquierda asesinados en 2013, el Comité recuerda a todos: “Solo diez personas presuntamente culpables fueron procesadas mientras que las dieciséis restantes, incluido Rashid Ghannouchi, no comparecieron ante la Corte. Por lo tanto, hemos decidido presentar una denuncia contra todos los jueces que han ocultado pruebas y obstaculizado el progreso de este caso”.
La Hermandad Musulmana en declive
Sin lugar a dudas, la Hermandad Musulmana en general y Ennahda en particular se enfrentan a una profunda crisis en sus estructuras internas y en sus sistemas de apoyo con Estados y sociedades en la región de Medio Oriente y África del Norte (MENA). En MENA, hay una creciente crítica abierta y desconfianza hacia la Hermandad; en Occidente, la situación no es mucho mejor. Todo se suma a una imagen negativa a corto plazo para el movimiento.
En Túnez, Ennahda ahora está acusada de participación en terrorismo y corrupción. Los expertos señalan que la Hermandad tunecina está experimentando una lucha por la supervivencia después de perder el poder, y un factor importante en esto es la vulnerabilidad al castigo legal por las acciones durante la década de Ennahda en el poder.
Además de los procesos financieros y de seguridad, el riesgo para Ennahda es que las investigaciones abran todos los demás archivos. Ya sea que se trate de asesinatos políticos, terrorismo, abuso administrativo o injerencia extranjera en Túnez, hay casos en los que Ennahda hizo muy poco para prevenir o castigar estas actividades, cuando el Partido no colaboró abiertamente en ellos.
En términos de financiamiento extranjero para sus campañas electorales, por ejemplo, esta es una acusación formal que se hizo contra Ennahda ya en el verano de 2021, días después de la destitución de Ennahda del poder, por parte de los fiscales financieros estatales de Túnez. Las que fueron las fuentes se han mantenido en secreto hasta ahora, pero el apoyo brindado por los Gobiernos de Catar y Turquía a la Hermandad Musulmana en toda la región no es un secreto.
El ajuste de cuentas no es fácil. Como dijo el Secretario General del Movimiento Popular, Zuhair Maghzaoui: “La batalla no es fácil porque la gente que gobernó el país y gobernó el Estado durante diez años, se encuentra hoy en el proceso de salir de este Estado y desmantelando su red de intereses”. Las pruebas se ocultan y destruyen, y algunos de los buscados para ser procesados huyen de la jurisdicción tunecina.
Aumentando la presión, hace unos meses, el Partido Constitucional Libre pidió catalogar a Ennahda como organización terrorista. Esto no ha sucedido todavía. Sin embargo, esta acción implicaría tomar medidas tales como congelar fondos y responsabilizar a sus fundadores.
Túnez en dificultades
La crisis de Ennahda se enmarca en una situación extremadamente difícil para el propio Túnez. Túnez, que siempre ha sido visto en el extranjero como el mejor resultado de la llamada Primavera Árabe, pronto podría enfrentarse a la bancarrota nacional. Los salarios estatales se retrasaron en enero en medio de complejas negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), mientras que las deudas de Túnez representan ahora casi el 100% del PIB del país.
Debido a este empeoramiento de la situación económica y al desempleo generalizado, las desigualdades sociales y las fuertes disparidades regionales, los tunecinos en 2021 encabezaron la lista de inmigrantes que llegaron a Europa cruzando el mar Mediterráneo. Alrededor del 51% de los jóvenes de entre 18 y 29 años dicen que están pensando constantemente en la migración, según una investigación de International Alert Tunisia.
Presionado por el FMI, el presidente tunecino Kais Saied anunció una hoja de ruta política en diciembre de 2021 y se comprometió a llevar a cabo un proceso de diálogo nacional. La elección de un nuevo Parlamento, sin embargo, no sucederá hasta finales de año.
¿Qué pasa ahora con Ennahda?
Históricamente, la Hermandad Musulmana y organizaciones similares a la Hermandad Musulmana se han aprovechado de las crisis sociales y políticas, llenando los lugares donde los Gobiernos no podían satisfacer las necesidades de sus ciudadanos. Desde recesiones económicas hasta terremotos, desde sistemas educativos deficientes hasta el desempleo, la Hermandad siempre ha podido presentarse como la única alternativa al caos, los únicos agentes capaces de brindar formas efectivas y concretas de bienestar sobre el terreno.
Esta estrategia de bienestar y de cubrir las grietas ha sido un componente crucial de la práctica operativa de la Hermandad y su narrativa ideológica, para sí misma y para los posibles reclutas. Que es lo que hace que las revelaciones actuales sean tan importantes.
Si se confirman todos los cargos de corrupción y lavado de dinero contra la Hermandad, ¿cómo pueden continuar presentando a su movimiento como la única fuente de seguridad social y económica para los pobres, la única red de seguridad confiable para sus conciudadanos? Lo más probable es que no puedan.
Ennahda vive un momento de incertidumbre existencial. No es solo que todavía no está claro si la organización puede reinventarse para salvaguardar el papel que se ha forjado en la vida tunecina desde 2011. La pregunta es si Ennahda tiene algo que ofrecer a los tunecinos, y esta es una pregunta que enfrenta todo el espectro de fuerzas islamistas en la región.