European Eye on Radicalization
Austria es el país de Europa que ha tenido el debate más comprometido sobre cómo manejar el extremismo «no violento», el cual se considera que ha preparado el camino para una actividad extremista violenta, tanto externa (como la partida de 150 austriacos para unirse al Estado Islámico -EI- en Siria e Irak) como interna (terrorismo interno). Esta semana, Austria ha tomado serias medidas políticas para intentar detener la propagación de estas ideologías.
En los informes de los medios de comunicación, se ha dicho que la nueva ley federal austriaca introduce «nuevas sanciones contra la promoción de grupos extremistas», en parte al «prohibir [la exhibición de] símbolos» de una serie de grupos, desde extremistas religiosos como el EI, Al-Qaeda, Hezbollah de Irán, la Hermandad Musulmana y Hamas, hasta los extremistas seculares, ya sean ultranacionalistas como los Lobos Grises turcos y la Ustasha croata, o terroristas separatistas como el Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK, por sus siglas en kurdo).
Las autoridades también obtuvieron poder para excluir a personas con cercanía a un entorno que haya contribuido a su radicalización. Las empresas e instituciones se enfrentan a la obligación de presentar y verificar que sus registros contables cumplan con la prohibición de la financiación nacional de extremistas. Los ciudadanos con doble ciudadanía pueden ser despojados de su ciudadanía y los delincuentes condenados pueden perder sus licencias de conducir.
Observando directamente la ley, está claro que Austria busca reducir el espacio en el que los extremistas pueden operar, cerrando las lagunas financieras utilizadas para el lavado de dinero y otras actividades generadoras de ingresos, para que los extremistas no puedan financiar sus actividades y sobornar a los reclutas. También busca equiparar los delitos de motivación religiosa con otros delitos de odio para que exista igualdad en los castigos legales y brindarle al Estado las herramientas, tales como monitoreo electrónico y condiciones de libertad condicional, para contener a los individuos peligrosos.
Este último aspecto es la parte del proyecto de ley que más se apoya abiertamente en Austria. El hecho de que el Estado no haya rastreado y detenido al miembro del EI que mató a cuatro personas en Viena en noviembre pasado, ha causado indignación en el país y es una parte importante de la marea política que ha hecho que esta ley entre en vigor.
Dicho esto, el enfoque en los mecanismos financieros podría llegar a ser el aspecto más importante de esta ley. Los movimientos ideológicos necesitan dinero en efectivo para funcionar y, en el caso de -por ejemplo- la Hermandad Musulmana, existe un conocimiento cada vez mayor acerca de cómo el grupo consigue fondos abusando del sector caritativo y de negocios legítimos, explotando las lagunas en el sistema bancario global, cobrando “impuestos” bajo la apariencia de diezmos o zakat de las poblaciones musulmanas en Occidente y así sucesivamente. Si la ley austriaca obliga a la transparencia y, por lo tanto, a la finalización de estas prácticas, se contribuiría en gran medida a reducir la escalada del problema antes de que haya necesidad de otras medidas.
“En principio, considero que se trata de un proyecto [legal] pionero que deja muy atrás la política simbólica habitual”, dice a EER Sigrid Herrmann-Marschall, experta alemana en movimientos islamistas. “El paquete crea la base legal para medidas más preventivas” y medidas reactivas más amplias. Herrmann-Marschall advierte, sin embargo, que “queda mucho por ver” en la implementación de esta legislación, que podría resultar menos eficaz en la práctica que en la teoría.
Un caso comparativo en el que hemos visto exactamente este tipo de distinción teórico-práctica es Alemania. En abril de 2020, después de una larga discusión, el Gobierno alemán finalmente prohibió en su totalidad al Hezbollah libanés (respaldado por Irán), prescindiendo de la distinción que la Unión Europea todavía hace entre los departamentos «militares» y «políticos», que incluso la propia organización atestigua que es falsa. Alemania está planeando una política similar contra Hamas.
Alemania fue provocada para actuar contra Hezbollah por “una multitud de ataques que resultaron en cientos de muertos y heridos en todo el mundo”, como explicó el ministro del Interior alemán, Horst Seehofer. Hezbollah intervino abiertamente en Siria en 2013 a instancias de Irán y ha sido responsable de la muerte de cientos de personas, muchas de ellas civiles. Hezbollah también participa en asesinatos contra oponentes de la Revolución Islámica de Irán, dentro del Líbano y alrededor del mundo. En Alemania, una preocupación particular fue la participación de Hezbollah en el «Día Quds (Jerusalén)» de Irán y eventos similares, que se habían relacionado con un aumento de la violencia antisemita; tales eventos ahora están prohibidos.
Vale la pena señalar que, si bien leyes como esta a menudo son denunciadas desde el exterior como divisivas e incluso «islamófobas», especialmente por activistas islamistas y por medios de comunicación estatales de países como Turquía, el partido alemán de extrema izquierda, el Partido Verde, se ha unido con los liberales Demócratas y los Demócratas Cristianos de centro-derecha para apoyar este cambio a la ley. En Francia se observan dinámicas similares. La magnitud del problema del extremismo en el continente ha hecho que tales soluciones sean medidas de consenso.
Sin embargo, persisten los problemas. Un año después, el resultado de esta acción alemana es claramente dispar: la exhibición de banderas de Hezbollah y otras expresiones públicas de apoyo al grupo islamista se han suprimido significativamente, pero el número de agentes de Hezbollah en Alemania, su influencia sobre las mezquitas y la escalada de sus actividades delictivas permanece sin cambios debido a varias inconsistencias en la implementación. Pero ya es un comienzo.
Además, la ley en Austria es diferente a la de Alemania, es más amplia en su intención y más detallada en su objetivo de las estructuras de apoyo al extremismo, y en Austria, también, esto ocurre a la sombra de un ataque del EI, creando un entorno político más favorable para la acción firme. No obstante, será necesario un esfuerzo constante para evitar una recaída en la complacencia previa a medida que ese recuerdo se desvanece.