Dr. Ammar Ali Hassan
Aunque los grupos, organizaciones y movimientos islámicos politizados recién emergieron en la quinta década de la historia islámica, estos eventos todavía influyen en lo que está sucediendo hoy en día. Esto sigue siendo un gran reto en el mundo árabe y musulmán ya que estos grupos todavía están luchando por restaurar las estructuras organizacionales, administrativas y políticas de los musulmanes que existieron durante los días de los califatos Omeya, Abasí y Otomano. Estos grupos rechazan al Estado moderno y desestiman sus símbolos, íconos y estructura de Gobierno que van contra la ley islámica.
Considero que la Enciclopedia de Movimientos Islámicos en el Mundo Árabe, Irán y Turquía es rica en información, ideas, prácticas y métodos, que pueden ayudar a los lectores a comprender el islam “político” durante los siglos XIX y XX. El libro del Dr. Ahmed Al-Musalli cubre cuatro áreas clave que se entrelazan para ilustrar los patrones intelectuales y de comportamiento de estos movimientos.
Doctrinas de los fundamentalistas islámicos
En la primera sección, el autor proporciona una presentación analítica de las doctrinas y creencias de los grupos fundamentalistas islámicos. Presenta sus puntos de vista por medio de conceptos como yihad, shura, sharia y los otros, y posteriormente su reinterpretación de conceptos políticos generales y valores como la libertad, la justicia y la revolución.
Aquí el autor apunta a las diferencias de ideología entre figuras líderes como Jamal al-Din al-Afghani y su concepto de “Reforma Islámica”, así como el concepto de Muhammad Abdo de “Fundamentalismo Islámico” como se expresa en los escritos de Hassan al-Banna, al-A’la al-Maududi y Sayyid Qutb.
Mientras que los reformistas aceptan el principio de establecer la verdad por medio de evidencia mental y creen que la mente en sí misma es capaz de comprender muchos temas éticos y metafísicos, los fundamentalistas ven al islam como un sistema completo, integral y razonado con el cual no se requiere de evidencias lógicas, con la creencia de que la mente no es capaz de descubrir la verdad sin la ayuda de la revelación divina.
En cuanto a los principios epistemológicos, los fundamentalistas creen en la unidad del conocimiento, atribuyéndolo a la religión, y que la felicidad, verdad y existencia son asuntos absolutos en el marco del islam. De forma más detallada, sus principios cognitivos abarcan los siguientes puntos:
- Ellos creen que no hay razón para la filosofía, y que el filósofo se ha puesto a sí mismo en el lugar equivocado donde no hay salida excepto con lo que Allah ha dado al hombre: la mente. La mente no tiene que filosofar ni razonar con la revelación divina, sino que debería ser usada en asuntos prácticos. Ellos también rechazan el concepto de que el hombre es el dueño de la verdad y que no existe verdad innegable en absoluto;
- Ellos creen que el concepto de Dios no puede ser comprendido por la mente humana ya que se queda corta para entender las realidades de las cosas. Existen muchos, incluso entre los reformistas islamistas, que están de acuerdo con los fundamentalistas en esta percepción, de que el conocimiento de Allah es absoluto y universal. No obstante, no están de acuerdo con los fundamentalistas en usar esto para concluir erróneamente de que Allah ha definido por nosotros, definitivamente y para siempre (en todo tiempo y espacio) los sistemas sociales, políticos y económicos, y que por lo tanto, no debemos depender de una fuente humana para diseñar y desarrollar tal sistema;
- Los fundamentalistas creen que el islam es una doctrina que está en armonía con la naturaleza y con la esencia humana, y por lo tanto va más allá de ser una religión abstracta, sino que es una expresión de las leyes del universo, y por lo tanto comprenderla no debería limitarse a creer en ella adorando y lidiando con personas, sino creyendo en su capacidad definitiva para organizar los asuntos de la vida y abordar los problemas actuales y futuros;
- Los fundamentalistas ofrecen la religión como una alternativa a todo, y tienen el marco final y de referencia a los cuales cada percepción y comportamiento deben consultar y por lo tanto están dispuestos a islamizar cualquier conocimiento humano, ya sea moderno o contemporáneo.
En cuanto a principios políticos, estos están basados en varios elementos, como ser:
- La universalidad del islam, donde los fundamentalistas ven al islam como el mensaje divino final, dirigiéndose a todos los seres humanos con misericordia y monoteísmo, llevándolos a adoptar una visión política que no cree en las fronteras geográficas existentes, y que el mundo -de hecho el universo- es la patria del musulmán. Por lo tanto, los fundamentalistas motivan a predicar el islam (da’wa). Ellos también creen en al-Hakimiyyah (la doctrina de la absoluta soberanía de Allah) la cual dicta que el islam no debe ser combinado con otros en un único sistema político;
- Al-Jahiliyyah (ignorancia y estupidez). Los fundamentalistas islámicos creen que el mundo vive en “ignorancia” y que la civilización occidental es atea. Ellos creen que los musulmanes se han hundido en esta ignorancia, han perdido su fe y están demasiado preocupados con la vida material. Rechazan cualquier sistema político, social y económico hecho por el hombre, ya que los ven como fuertemente influenciados por los valores y creencias occidentales. En su opinión, los musulmanes no deberían adaptarse a sociedades occidentales, sino regresar a la sharia islámica;
- Los fundamentalistas creen en la jihad al-Dafa’ (yihad defensiva) que está basada en el concepto de que la guerra no es legal, aceptable o moralmente justificable a menos que sea “defensiva” y “justa”. Sin embargo, ellos también creen en la jihad al-Talab (yihad ofensiva) que significa la continuación de las “conquistas” e “invasiones” para confrontar y eliminar la “ignorancia”, y así limpiar el camino para creer en el islam sin imponer esto por la fuerza a los no musulmanes;
- Los fundamentalistas creen que la paz está condicionada a la libertad para acoger a la palabra de Allah y si los musulmanes están siendo perseguidos o no. Además, ellos creen que ninguna autoridad debería ponerse en el camino de la da’wa y establecer justicia. Si estas condiciones están ausentes, los musulmanes deben recurrir a la yihad.
Al analizar este punto, el libro concluye con una importante deducción: “Para los fundamentalistas, la base de la paz, concretamente que todos se sometan al orden mundial islámico sin chantajes o coerción, es de hecho una receta que solamente puede ser aplicada al conquistar el mundo y someterlo a los conceptos políticos de los musulmanes. Los fundamentalistas dicen que el islam no tiene por objetivo llevar a todas las personas al islam, sino someter a todos a su sistema. Por consiguiente, la libertad religiosa es un derecho reservado para todos y los fundamentalistas no niegan esto en principio, pero todos deben someterse a la sharia, ya sea estableciendo los ritos y pilares del islam, o pagando la jizya. El islam político debe dominar la vida pública, aunque convertirse al islam es un acto individual y voluntario sin coerción, la sumisión a la ley del islam es un acto individual y colectivo que llega por voluntad propia o involuntariamente”.
- La mayoría de los fundamentalistas no creen en la democracia. La consideran como un “sistema secular e infiel” que reconoce que la soberanía es para el pueblo y no para Allah, y permite a los seres humanos legislar y decidir sus asuntos sin remontarse a su creador. En su concepción de participación humana en legislación y toma de decisiones, ellos adoptan la shura, que ha sido especificada por la sharia, pero es altamente subjetiva. Los moderados en este movimiento ven a la democracia como un mero medio de ejercer el poder, y por lo tanto la aceptan desde el punto de vista del procedimiento, confinándola a la urna de votación, y rechazándola como un valor y un aspecto cultural.
Líderes, fundadores e intelectuales
La segunda área se enfoca en los líderes, fundadores e intelectuales del fundamentalismo islámico. El autor señala la dificultad de proporcionar información precisa sobre algunas de estas figuras que esperaron absoluto cumplimiento y obediencia de sus seguidores. Como resultado, estos líderes por lo general fueron santificados. Los líderes jugaron un rol sustancial en la militarización de algunas organizaciones político-religiosas.
Estructuras grupales
En la tercera parte del libro, el autor analiza la estructura de estos grupos, ya sea que operen pública o secretamente, o si se enfocaron en el trabajo educativo y de defensa, o si tenían una agenda política. La información disponible sobre estos grupos revela que su estructura cambia de acuerdo al propósito al que aspiran alcanzar y los medios que utilizan. Si ellos creen que el camino más corto para tomar el poder es la violencia o al menos creen que llevar las armas establece el “deber de la yihad”, tienden a organizarse en “grupos” o combinan dos estructuras: una pública que desarrolla y propaga el discurso e interactúa con otros grupos y con el Estado, mientras que la segunda es secreta donde su pensamiento, objetivos y modus operandi están en gran medida ocultos.
Cómo los eventos históricos influenciaron a los grupos políticos islámicos
En la cuarta área, el autor analiza eventos históricos cruciales que han influenciado o creado grupos políticos islámicos. Estos eventos comienzan con la fundación del Estado Islámico de Sokoto en Sudán central en 1804 por Usman dan Fodio y concluye con una gran explosión en la isla de Bali en octubre de 2001, en la cual 190 personas fueron asesinadas y cientos quedaron heridas. Entre estas dos fechas hay importantes hechos y eventos directamente relacionados al curso del “islam político” los que el autor enumera y explica brevemente, incluyendo 33 eventos en el siglo XIX, 100 en el siglo XX y 42 en los primeros dos años del siglo XXI.
En la opinión del autor, algunos de los eventos más importantes son los siguientes: La toma de Ad-Diriyah en la Península Arábiga por parte de fuerzas egipcias en 1818, la ocupación de Argelia en 1830, la llegada de Jamal al-Din al-Afghani a Egipto en 1869, el final de la ocupación británica en Egipto en 1882, el colapso del Estado Mahdista en 1899, el final del protectorado francés en Marruecos en 1956, el comienzo del Movimiento de Reforma Islámica en Indonesia (Muhammadiyah) en 1912, la rebelión árabe contra los turcos en 1916, la abolición del Califato Otomano en 1924, la creación de la Hermandad Musulmana en 1928, la institución de Israel en 1948, la creación del Partido Islámico Dawa en Irak en 1968, la fundación del Frente Islámico Nacional en Sudán en 1977, el Movimiento Islámico de Argelia en 1982, la creación de Hezbollah en 1982, la creación del Frente Islámico de Salvación en 1988, la invasión de Kuwait por parte de Irak en 1990, las medidas enérgicas tomadas por el ejército sobre las organizaciones y grupos islámicos en Argelia en 1991 y los ataques al World Trade Center en Nueva York el 2001.
Cabe señalar que los eventos se aceleraron en el tercer milenio, cuando los movimientos islamistas en busca de poder político se habían presentado como una alternativa a los regímenes existentes en algunos países y cuando el movimiento yihadista violento se volvió global luego de que se estableciera el “Frente Islámico Mundial para Luchar contra los Judíos y los Cruzados” en 1998, conocido como al-Qaeda, anunciando que lucharía contra el “enemigo distante”, es decir los principales poderes, especialmente los Estados Unidos de América, abandonando al “enemigo cercano”, o sea, los Gobiernos de los mundos árabe e islámico.
El libro fue publicado antes de la Primavera Árabe donde la Hermandad Musulmana tomó el poder en Egipto y en Túnez. Sin embargo, en Egipto fue derrocada el 3 de julio de 2013. En Túnez adoptó un camino diferente de ajuste, expansión y control por medio del movimiento Ennahda. La Hermandad Musulmana también se involucró en la excesiva violencia que estalló en Siria, Yemen y Libia. En Sudán fue un caso diferente, donde una sección del movimiento religioso politizado compartió el poder con el ejército y esta sección fue derribada por la revolución, de modo que el ejército se reposicionó con la revolución. Al mismo tiempo, el movimiento religioso en Argelia ha demostrado hasta ahora un compromiso de paz, y no ha llevado al levantamiento del pueblo hacia otro baño de sangre, como fue el caso durante la última década del siglo XX (década negra).
Aunque el libro examina estos movimientos y organizaciones en todos los países árabes, así como en Turquía e Irán, no descuidó abordar lo que afectó a estos movimientos ya sea con ideas que vinieron desde fuera de este espacio geográfico y humano en el que se enfocaban sus intereses, o la influencia de figuras intelectuales desde fuera de la corriente religiosa politizada, sino que abogaron por una línea de argumentos que no pueden ser ignorados por ningún académico que busque comprender este movimiento islámico.
El ejemplo evidente de la primera influencia es el de abu-A’la al-Mawdudi. Aunque era pakistaní ha tenido una influencia importante sobre los grupos políticos islámicos en el mundo árabe, particularmente sobre los extremistas y radicales. Sus ideas tuvieron un profundo impacto en las percepciones presentadas por Sayyid Qutb, especialmente en su libro Milestones on the Road (Hitos en el Camino) que es una de las piezas más importantes de la literatura que influenció y dio forma a las organizaciones yihadistas. Otra influencia enormemente importante que el autor no podía ignorar fue Ibn Taymiyyah. Los grupos extremistas sacaron de contexto sus escritos de jurisprudencia y los usaron para justificar la violencia armada.
La segunda influencia viene de los intelectuales y escritores desde fuera de la corriente política islámica. En la primera línea de este grupo está Nasr Hamed Abu Zeid, cuya interpretación de los textos islámicos desató controversia. Otro intelectual fue Ali Shariati quien se considera que fue el pensador civil tras la Revolución Iraní. Luego los mullah se apropiaron de su ideología, y después se deshicieron de Shariati. El autor señaló cómo un escritor británico de origen indio, Salman Rushdie, se ganó la ira del movimiento islámico con su libro The Satanic Verses (Los Versos Satánicos). Fue tan despreciado por la corriente religiosa y por muchos musulmanes que el Líder Supremo de Irán, el Ayatolá Khomeini emitió una fatwa que permitía a los musulmanes matarlo.
Conclusión
Mientras que el libro aborda los tiempos modernos y contemporáneos, también muestra cómo los eventos, pensamiento y comportamiento del pasado han impactado a las organizaciones islámicas de hoy. Los fundamentalistas islámicos ven su pasado como una era dorada y desean restaurar la gloria de la “umma” musulmana.