European Eye on Radicalization
El Centro Internacional para el Estudio de la Radicalización (ICSR, por su sigla en inglés) del Departamento de Estudios de Guerra del King’s College de Londres llevó a cabo un evento conjunto con el King Faisal Centre para la Investigación y Estudios Islámicos, el 27 y 28 de enero bajo el título “Los actores no estatales y la cambiante naturaleza del conflicto”. La variedad de funcionarios y expertos presentes proporcionó importantes perspectivas sobre las tendencias de radicalización, la política del Medio Oriente que interactúa con este desafío y otros asuntos relacionados.
La perspectiva desde Arabia Saudita
El primer orador en la conferencia fue el príncipe Turki bin Faysal al-Saud, quien fuera jefe de inteligencia de Arabia Saudita durante mucho tiempo y que ayudó a organizar a la resistencia afgana junto con Occidente para derrotar a la Unión Soviética en los años ochenta. Desde que dejó ese cargo en 2001, el príncipe Turki fue brevemente embajador en los Estados Unidos.
El príncipe Turki comenzó mencionando que a lo largo de los últimos diez años, los grupos no estatales han tomado ventaja de las “zonas grises en el sistema internacional”, principalmente en Siria, donde los cambios en la dinámica interna erosionaron el poder estatal. El incremento de los extremistas fue facilitado por el Gobierno de Bashar al-Assad como un método de contrainsurgencia, y -una vez que la comunidad internacional no pudo contener la crisis- poderes externos buscaron usar actores no estatales dentro del país para llenar los vacíos dejados a medida que el Estado se ponía en retirada.
Irán, los Estados Unidos, Turquía y los Estados del Golfo en menor medida apoyaron a los actores no estatales. Tal como están las cosas ahora, dijo Turki:
- Los Estados Unidos apoyan a las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF), la cortina de humo política para el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK);
- Turquía apoya una armada paramilitar de antiguos rebeldes árabes conocidos como Ejército Nacional Sirio (SNA);
- Catar apoya a Hay’at Tahrir al-Sham (HTS), la antigua división de Al-Qaeda en Siria;
- Irán apoya su legión extranjera de yihadistas chiitas por medio de la Fuerza Quds de sus Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC).
La comunidad internacional finalmente se movilizó en Siria, contra el Estado Islámico (EI). Pero incluso después de que el EI fuese destruido en forma territorial, no hubo un esfuerzo serio para llenar el vacío de autoridad. El uso de las SDF para despejar y ocupar las áreas -en su mayoría árabes- retenidas por el EI es profundamente desestabilizador.
La solución que propone Turki es fortalecer los Estados-nación como una absoluta prioridad en el mundo árabe, dando soberanía a los Gobiernos de manera real para eliminar las áreas no gobernadas. Para esto es necesario que los Estados no aíslen a secciones de la población y los dejen vulnerables al “canto de sirenas” de los extremistas. De manera similar, se debe resistir el crecimiento de la extrema derecha en Europa: el politizar la religión y la raza como consigna para promover la unidad nacional, al tiempo de tratar de marginalizar partes de los países, solamente puede llevar a una mayor inestabilidad y miseria.
Durante la sesión de preguntas y respuestas, se preguntó si Arabia Saudita estaba preparada para la paz con Irán, a lo que Turki dijo que Riad está abierta al diálogo en cualquier momento sobre cualquier asunto, pero que esto era complicado por el comportamiento de Teherán. Poco después de que el ayatolá Ruhollah Khomeini tomó el poder en Irán en 1979, hizo un llamado para derrocar a todas las monarquías en la región. Esto fue alarmante para los Gobiernos regionales, pero la real politik surtió efecto muy pronto y Arabia Saudita elaboró un acuerdo sobre los peregrinos a La Meca. Entonces Irán montó una provocación, tratando de tomar la mezquita Masjid, lo que mató a cientos de personas en 1987. Alrededor de cinco años más tarde, las relaciones aparentemente mejoraron después de la muerte de Khomeini y de que Ali Akbar Hashemi Rafsanjani se convirtiese en presidente de Irán. Bajo el sucesor de Rafsanjani, el aparente reformista Muhammad Khatami, las relaciones parecieron mejorar todavía más. En un punto, justo después de que dejara el cargo, Rafsanjani pidió permiso para viajar al Reino Saudita y se le concedió un permiso para hacerlo. El ministro del Interior saudita Nayef bin Abdulaziz y el entonces Director de Seguridad Nacional iraní (ahora presidente) Hassan Rowhani firmaron un pacto de seguridad. Luego sucedió el bombardeo de Khobar Towers en 1996 en Arabia Saudita. El problema, explicó Turki, es que el régimen clerical de Irán continúa comprometido por exportar su revolución por medio del adoctrinamiento extremista y el terrorismo, de modo que incluso en momentos cuando las relaciones se ven bien, los iraníes continúan con su agresión contra el Reino y sus aliados.
Un ejemplo de la intransigencia de Irán es Yemen. Arabia Saudita ayudó a guiar un proceso de diálogo nacional en Yemen, explicó Turki, habiendo destituido al dictador Ali Saleh. El resultado final de este proceso de transición habría sido un sistema federal y más representativo en Yemen. Los aliados de Irán, los hutíes (formalmente, Ansarallah), interrumpieron este proceso con un golpe de Estado violento, en complicidad con Saleh, en septiembre de 2014. Los saudíes trataron durante seis meses de negociar una restauración del Gobierno legítimo de Yemen, y cuando esto no funcionó intervinieron militarmente con una gran coalición multilateral en marzo de 2015, explícitamente para devolver a Yemen al proceso de transición. Un mes después, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó la resolución 2216, la cual consagró la operación liderada por Arabia Saudita en Yemen y su objetivo de guerra para restaurar el Gobierno y el proceso de transición. “El Reino nunca ha rechazado a los hutíes como aliados para traer la paz al pueblo yemení”, explicó Turki. Riad nunca ha tenido un problema con la idea de los hutíes como un partido político, pero el Gobierno saudita rechazó el plan de los hutíes para crear una fuerza armada, dirigida por Irán, la cual actúa fuera del sistema político, como lo hace Hezbollah en Líbano, y este es el fondo de la cuestión. Cuando ha sido posible, los sauditas han evitado combatir, principalmente en el puerto de Hodeida. Por el contrario, la propaganda de los hutíes ha hecho hincapié constantemente en sus iniciativas anti-saudíes ya que la organización está comprometida con la ideología de Khomeini de la República Islámica de Irán.
Cuando se le preguntó sobre el futuro “acuerdo del siglo” -el plan de paz para Israel y Palestina lanzado por el Presidente de los Estados Unidos Donald Trump el 28 de enero, construido en su mayor parte por su yerno y asesor superior Jared Kushner- Turki dijo que él ya no está en el Gobierno, por lo tanto no estaba al tanto de los detalles, pero Kushner había hablado claramente con el rey saudita y con el príncipe de la Corona Mohammad bin Salman al respecto. El hecho de que tanto el primer ministro Israelí Benjamin Netanyahu como su contendiente Benny Gantz eran optimistas sobre el acuerdo “me llama la atención”, dijo Turki, mencionando que ya habían existido muchas concesiones estadounidenses para Israel. Los precedentes no fueron favorables. Refiriéndose a la conferencia en Baréin de junio de 2019, que trató de abordar el tema de la economía de Palestina, Turki dijo que era como formar un cuerpo humano perfectamente funcional sin la cabeza, lo cual es imposible, ya que le faltaba el factor político crucial del Estado palestino.
Ideología, agravio y contraterrorismo: el florecimiento de los actores no estatales desde la “primavera árabe”
El primer panel comenzó con Michael Crawford, un antiguo funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores británico y de la Commonwealth (FCO). Allí mencionó que las revueltas árabes de 2011 habían comenzado con demandas contra la corrupción y la crueldad de los Gobiernos regionales, y demandando algún tipo de sistema representativo y responsable. Pero a medida que la confusión se expandió, los Estados y los actores sub-estatales confiaron en la política de identidad para mantener su terreno en varias comunidades. Este fue principalmente el caso con Hezbollah y Hamas.
Continuando el tema iniciado por Crawford, Aniseh Tabrizi del Royal United Services Institute (RUSI) mencionó que la razón de que los grupos no estatales con ideologías nocivas tengan el apoyo popular con frecuencia se debe a que estos llenan el vacío dejado por los Estados. Las personas se unen a los actores no estatales cuando el Gobierno falla, cuando los Estados no pueden proporcionar lo básico a su gente. Tabrizi se mostró muy despectiva sobre rol de la ideología para llevar a las comunidades a estar junto a grupos como Hamas, pero estuvo ciertamente en lo correcto al decir que internet es una herramienta de reclutamiento enormemente sobreestimada, en áreas donde las poblaciones apenas tienen agua, mucho menos wi-fi. El reclutamiento está basado en redes sociales y otros métodos por fuera de internet. Tabrizi también dijo algo importante con respecto a que la política por lo general supera a la economía: Irán rescató a al-Assad del movimiento masivo de milicias “no estatales” en Siria, incluso mientras se encontraba bajo sanciones integrales en 2012/13.
Jasmine el-Gamal del Atlantic Council dio un giro al noreste de Siria, donde existe la suficiente fragilidad como para que el EI pueda resurgir. Dichas probabilidades se han incrementado por la reciente incursión de Turquía, con la llamada operación “Primavera de la Paz”, pero la situación se estaba deteriorando mucho antes de ello ya que se le había dado la custodia de áreas árabes a una fuerza dominada por PKK, y actuó de manera profundamente autoritaria, llevando a enormes divisiones a nivel local. El noreste de Siria fue marginalizado mucho antes del 2011, pero ahora está fuera de los recursos estatales centrales y bajo una ocupación extranjera y abusiva. Este es solamente uno de los modos en los que la dinámica subyacente que llevó a la “primavera árabe” ha permanecido y se le han añadido nuevos problemas. El sistema educativo es otro; muchos sirios están perdidos por completo, y aquellos que están en las escuelas están sujetos al adoctrinamiento por parte del PKK. La creación del pequeño Estado del PKK como un efecto secundario de la guerra contra el EI -a pesar de las repetidas protestas públicas de Turquía- llevó inevitablemente a otra nueva guerra en territorio sirio. En efecto, como El-Gamal lo mencionó en las preguntas y respuestas, la tendencia de los Gobiernos de Occidente por priorizar sus preocupaciones inmediatas -como es el caso del terrorismo- significa que fallan en ver que incluso en aquellos términos las opciones son insuficientes; sin el compromiso político para crear un ambiente estable, los grupos terroristas continuarán encontrando reclutas.
Tres casos de estudio de actores no estatales: Siria, los hutíes de Yemen y el Partido Islámico del Turkestán
Desde el Institut de Recherches et d’Etudes sur les Mondes Arabes et Musulmans (IREMAM), el Dr. Thomas Pierret describió que Irán ha estado siendo altamente exitoso en el uso de instrumentos “no estatales” en Siria, mientras que Arabia Saudita había fallado completamente. Los saudíes invirtieron masivamente en la insurgencia siria en 2011/12 y habían perdido casi todo para 2015, incluyendo el interés.
Irán tuvo dos grandes ventajas ya que es un Estado revolucionario: proporciona un marco ideológico que minimiza las diferencias entre patrocinador y cliente, permitiendo que los comandantes extranjeros den órdenes a fuerzas locales que serán obedecidas incluso cuando el beneficio no sea aparente de forma inmediata y permite un modelo replicable a otros entornos. Los Estados conservadores del Golfo no solamente estaban maniatados al apoyar insurgentes en Siria al no tener una ideología o modelo para que los insurgentes siguieran adelante, haciendo difícil el motivarlos para efectivizar la violencia, pero los Estados del Golfo se opusieron a la agenda revolucionaria de los sirios, incluso Catar, que era a lo sumo “revolucionario por representación”, apoyando a las fuerzas revolucionarias de inclinación islamista por toda la región, al tiempo de asegurar que no hubiera revolución puertas adentro. En esta brecha ideológica entre patrocinador y cliente, surgieron los emprendedores -activistas de la democracia, yihadistas y otros- que llevaron a la destrucción de los representantes, ya que los hombres siguieron sus ideas en lugar del dinero de los Estados del Golfo.
El Dr. Pierret sostiene que Turquía está a mitad de camino, ya que el país proporciona un modelo para algunos islamistas de la corriente dominante -es notable que del resto de los proxies de Turquía en Siria, uno importante es Faylaq al-Sham, el cual está estrechamente asociado con la Hermandad Musulmana- y existen grupos de turcomanos que ven a Turquía como el parentesco étnico-histórico. Algo interesante sobre los proxies turcomanos que tiene Turquía es que ellos son los únicos rebeldes sirios convertidos en mercenarios que Ankara está enviando a Libia que tratarán de defender esta misión. Para todos los árabes sirios, no hay ninguna iniciativa para defender su despliegue en Libia, a pesar de que podría darse el caso de que defender al Gobierno reconocido en Libia fuera de interés de la revolución siria. Lo consideran vergonzoso y tratan, en la medida de lo posible, de mantenerlo fuera del centro de atención. Algunos turcomanos sirios, sin embargo, marginales como son, han aparecido en la televisión turca y en otras partes hablando sobre el califato otomano y la yihad, e identificando la operación de Libia con esta historia de servicio turco al islam.
Pero Turquía no tiene a la Fuerza Quds, que es una demostración del intento del Estado iraní de expandir su revolución, con recursos humanos y conocimiento, todo dedicado a este asunto. Ningún otro Estado tiene esto. Así que otros Estados han dependido de la capacidad organizacional de sus clientes. YPG/PKK tiene una buena disciplina interna considerando que se trata de una fuerza fuertemente ideológica, pero la mayoría de los rebeldes no la tenían.
El otro aspecto positivo de tener a la Fuerza Quds es que significa que hay un incentivo dentro del Estado para la sobrevivencia de sus proxies en términos burocráticos, por presupuestos, prestigio y demás. Nuevamente, ningún otro Estado cuenta con esto.
Baraa Shaiban, un antiguo miembro de la Conferencia de Diálogo Nacional de Yemen, dijo que mientras los observadores externos frecuentemente sostienen que debido a que los insurgentes hutíes en Yemen son zaidianos (o Fivers) más que chiitas duodecimanos, esto significa que no pueden tener la misma relación con la República Islámica de Irán que sus representantes orgánicos en Líbano (Hezbollah) o Irak (las milicias de los IRGC se concentran ahora en al-Hashd al-Shabi). Pero esto pierde el punto, dice Shaiban: los hutíes se conectan con Teherán en una doctrina política. El “khomeinismo”, después de todo, fue una rebelión contra el chiismo tradicional, reivindicando un rol político para el clero que ha sido rechazado durante la mayor parte de la historia.
Los hutíes efectivamente comenzaron con la Unión Juvenil, cofundada en 1982 por Badredeen al-Houthi, el padre de Husayn al-Houthi -fundador de los hutíes o Ansarallah como se conoce en el presente- y por Abdulmalik al-Houthi, líder de los hutíes desde 2004 cuando su hermano Husayn fue asesinado.
La Unión Juvenil fue liderada conjuntamente por Badredeen y Majdadeen al-Muaydi, y aunque se centró en enseñar principalmente la tradición de los zaidianos, incluyó clases de revolución islámica, y desde 1986 se abrió como una entidad plenamente khomeinista. Para ese momento, Badredeen había estado de visita en Irán, yendo en 1985 y fue sorprendido por la lealtad al régimen de Khomeini que consideró unirse a los IRGC para luchar contra Saddam Hussien en la guerra Irán-Irak. Su creciente devoción a la doctrina wilayat al-faqih absoluta de Khomeini había causado una separación de Al-Muaydi, quien dejó la Unión Juvenil y se llevó algunos de sus miembros con él.
Tras la unificación de Yemen, los zaidianos se sintieron amenazados por la propagación de mezquitas salafistas/wahabitas y de la Hermandad Musulmana. Husayn al-Houthi renunció a su cargo en el Parlamento y creó la organización Juventud Creyente (Shabab al-Mu’mineen). Para este punto a principios de los años noventa, la familia Houthi no escondía su admiración por el Ayatolá Khomeini, particularmente coincidiendo sobre la noción ideológica doble de que una invasión cultural occidental estaba destruyendo la fe, y esto fue fomentado por Gobiernos títere como el de Arabia Saudita. En 1994, a medida que Yemen caía brevemente en una guerra civil, Muhammad Azam, un estudiante de uno de los otros hijos de Badredeen, expulsó a Husayn al-Huthi del grupo de Juventud Creyente y tomó el control. Badredeen, Husayn y Abdulmalik escaparon del país por varios años, refugiándose en Irán.
Alrededor de 1998, Husayn tomó el control de Juventud Creyente, dice Shaiban, y en el nuevo siglo el grupo predica abiertamente wilayat al-faqih absoluto, mientras que los afiches de Hezbollah se ven en todas partes en Saada, la fortaleza de los hutíes. Esta militancia llevó rápidamente a la confrontación con el Estado, y desde 2004 hasta 2010 existieron seis guerras en Yemen entre el régimen de Ali Saleh y los hutíes, de modo que Irán se involucró cada vez más de forma militar del lado de los hutíes por medio de la Fuerza Quds. Los hutíes entonces buscaron tomar ventaja de la primavera árabe, primero al asegurar el dominio sobre sus propias áreas y luego tratando de capturar el Estado entero, lo que la coalición liderada por Arabia Saudita se compromete a revertir.
El Partido Islámico del Turquestán (Hizb al-Islami al-Turkestani) o TIP no es una organización muy conocida, y Shahad Turkistani del King Faisal Centre buscó esclarecer los motivos de esta organización. El grupo está compuesto mayormente de musulmanes uigur de China occidental. Fue establecido en 1997, después de que Hasan Mahsum había conocido a Abdulqader Yapcan en prisión en 1992. Yapcan salió de Afganistán a Turquía después de desilusionarse con la dirección que los “árabes afganos” estaban tomando luego de que los soviéticos se fueran, y este fue el fin de su conexión con Al-Qaeda. Abd al-Haq al-Turkistani, el líder actual del TIP central, está disgustado con la dirección que ha tomado la división siria, creyendo que se ha desviado del verdadero camino.
Muchos uigures dejaron China para poder practicar su religión, yendo incluso a lugares tan peligrosos como Siria, donde al menos el peligro es aleatorio, más que un ataque coordinado sobre su libertad religiosa. En Siria, ellos tienen un territorio de facto, cuentan con entrenamiento en armas de modo que pueden defenderse, y los costos de vida son relativamente bajos. El TIP probablemente tiene entre 1.000 y 1.500 miembros en Siria, y entre ellos existe una distinción entre combatientes y colonizadores, siendo estos últimos quienes llegan con sus familias y solamente desean practicar su religión libremente.
Los uigures tienen que viajar a través de seis Estados para llegar a Siria, siendo el último de ellos Turquía, por consiguiente es probable que estén recibiendo algún tipo de ayuda estatal en el camino.
Es muy improbable, dice la Sra. Turkistani, que los uigures del TIP quieran regresar a China una vez que la guerra siria haya terminado: ellos temen el arresto o algo peor por parte del Estado a medida que la campaña etnocida en Xinjiang avanza, y ellos no tienen literalmente nada a qué volver, ya que la mayoría de ellos vendieron sus hogares antes de partir.
Movilización de combatientes extranjeros
El Dr. Abdallah al-Saud del King Faisal Centre habló sobre los flujos de combatientes extranjeros hacia varios escenarios yihadistas. Parece ser que los combatientes extranjeros saudíes tienen más educación religiosa, lo cual no es tan sorpresivo ya que los saudíes reciben tal educación desde una edad muy temprana. Los saudíes que se unieron al EI -al compararlos con otros extranjeros- estuvieron entre los más educados. Dicho aquello, esto no significa necesariamente una oportunidad laboral. Únicamente un 5% de los saudíes habían trabajado en el ámbito religioso, mientras que en yihad previas fue alrededor de una quinta parte. Esto, al parecer se debe al hecho de que Al-Qaeda hizo un discurso religioso más sofisticado que el del EI. Los registros de Sinjar (Irak) de 2007 mostraron que alrededor de la mitad de los combatientes extranjeros se volvieron atacantes suicidas, y en Siria en 2011 era aproximadamente del 15%, combinando a los intihari (atacantes suicidas) y a los inghimasiyeen (aquellos que se sumergen tras las líneas enemigas y pelean hasta que se quedan sin municiones). La diferencia radica que en 2007, el movimiento del Estado Islámico estaba enfrentando a un enemigo más fuerte (los Estados Unidos) y para el tiempo en que estos hombres se estaban uniendo al EI en 2013/14, el grupo mantuvo grandes franjas de territorio. El Dr. Abdallah subrayó el punto anterior de que, por mucho que el espacio virtual online está comenzando a importar, las relaciones sociales en el mundo real todavía cuentan más. Parece haber más interconectividad, sin embargo: la guerra y la inestabilidad proporcionan el contexto para los flujos de combatientes extranjeros, por supuesto, pero el movimiento fue mucho más rápido en Siria de lo que había sido en Irak en los 2000 o en Afganistán en los años ochenta.
Extremismo de extrema derecha
Apartándose de la naturaleza centrada en el islamismo y en Oriente Medio de los otros paneles, este dio un vistazo al reto de la extrema derecha en Europa.
Holger Marcks del Institut für Friedensforschung und Sicherheitspolitik empezó puntualizando que la extrema derecha occidental es un fenómeno que sucede sustancialmente online, lo cual no es sorpresivo dado el alcance de la penetración de internet en el mundo industrializado. Marcks empezó mencionando que es difícil decir si las acciones de este movimiento son colectivas o individuales, y que en algunas formas este es el concepto de “resistencia sin líder” de Louis Beam de principios de los años noventa que se hizo real. Una de las metas de la investigación de Marcks es examinar cómo la extrema derecha difunde sus mensajes online para ver si existe un punto de intervención para los Estados.
En su forma más sencilla, la técnica de la extrema derecha para difundir su mensaje es a través de historias dramáticas. Las historias en sí mismas pueden ser identificadas: el “gran reemplazo” de poblaciones nativas por inmigración en masa, el “genocidio blanco” y la ilegalidad de las poblaciones inmigrantes. Marcks está particularmente preocupado por el modo en que estos miedos son amplificados. Por ejemplo, unas cuantas docenas de noticias de ataques sexuales en masa por parte de inmigrantes en Alemania se difundirán a través de estos ecosistemas de extrema derecha, de modo que estas “historias locales” serán usadas como evidencia de que hay un problema con la escala o el tipo de inmigración que Alemania permitió en 2015. Este es un problema más amplio con la “glocalización de eventos”: al reportar sobre los elevados índices de crimen violento entre poblaciones inmigrantes en Alemania, Suecia, los Países Bajos, Francia, Gran Bretaña y en cualquier otra parte, estos eventos locales son entretejidos irresponsablemente en una narrativa global que plantea un problema de crimen entre los inmigrantes.
Esta técnica para “enloquecer mediante engaños” es entonces agravada por la extrema derecha difundiendo la desconfianza en los medios, como sucedió en el periodo posterior a las violaciones en masa en Colonia y en otras partes en la víspera del año nuevo de 2015/16, donde los medios masivos juzgaron estas historias como no merecedoras de mucha cobertura y la extrema derecha fue capaz de sacar ventaja de esto para sugerir que la prensa estaba involucrada en un encubrimiento. Dichas teorías de conspiración y fake news son la moneda de cambio común de la extrema derecha, y el debilitamiento de los guardianes de los medios está permitiendo esta “difusión de la post-verdad”.
Para empeorar las cosas aún más, explica Marcks, la extrema derecha jugará en los sistemas de las redes sociales haciendo uso de bots y otras cosas para distorsionar las proporciones de los eventos. Al utilizar estos métodos de manipulación, la extrema derecha puede hacer parecer que ciertos problemas -ataques sexuales en masa al público por parte de inmigrantes, por ejemplo- sean una gran preocupación para la población.
Esta distorsión de la proporción luego retroalimenta los engaños iniciales y amplifica los miedos. A pesar de esta estructura “post-organizacional”, sin embargo, existe una jerarquía de facto que guía el sistema.
Hablando de soluciones, Marcks señala que los Estados están comenzando ahora a tomar medidas enérgicas sobre este entorno de internet tan difícil de manejar, donde las personas son capaces de decir lo que quieran sin ningún tipo de regulación. La Ley Alemana de Aplicación de Redes es un buen ejemplo. Dicha normativa política es necesaria ya que las grandes compañías de tecnología no tienen un incentivo para corregirse a sí mismas e incluso tienen algún incentivo para empeorar la situación, dice Marcks. También es notable que las compañías tecnológicas ya están “gobernando [sus plataformas] pero no de forma progresiva”, y esta situación intolerable pide a gritos una resolución. La solución de Marcks es vincularlas a leyes de prensa, de modo que podamos “centrar la responsabilidad” al hacer que las compañías tecnológicas sean responsables por lo que otras personas dicen en sus plataformas, y quitar las métricas (como los “me gusta”) de modo que la naturaleza interactiva de las redes sociales sea limitada y más fácilmente controlada por las autoridades.
William Allchorn, quien trabaja en el Centre for Analysis of the Radical Right (CARR) y también con el Centro de Excelencia de Abu Dabi, mencionó que ha habido un incremento del 320% en terrorismo de extrema derecha recientemente, pero estos grupos siguen estando muy por detrás de los islamistas en términos de emplear tecnología para difundir sus narrativas. Telegram sigue siendo el lugar predilecto de la extrema derecha, ya que 8chan ya no existe. Allchorn señala al “elemento de ludificación” que recientemente ha superado a la extrema derecha, donde sus terroristas han actuado casi como una extensión del trolleo en las redes.
En términos de las narrativas de la “nueva extrema derecha”, Allchorn apunta a cinco componentes:
- Una “teoría de conspiración sobre una amenaza cultural”, en dónde la integridad cultural y nacional está bajo amenaza, particularmente por la inmigración musulmana, y las élites de los países occidentales son cómplices de esto;
- Una “teoría de conspiración sobre una amenaza étnica”: esencialmente una versión racial del punto anterior, donde la amenaza es que las poblaciones blancas nativas están siendo desplazadas por extranjeros de color. Esto es llamado algunas veces “genocidio blanco” por sus promotores;
- Una narrativa antisistema: creer que la Unión Europea y las instituciones multinacionales como las Naciones Unidas tienen demasiado poder sobre “el pueblo”;
- La narrativa misógina: creer que la sociedad está bajo amenaza porque la masculinidad está siendo enormemente denigrada en el mundo moderno y se le impide a los sexos actuar “de acuerdo a su naturaleza”, mientras la difusión del feminismo, y la creciente visibilidad y ostentación de la población LGBT+ se añaden a este desorden. La solución que se propone es regresar a la “heteronormatividad del pasado”.
- La narrativa del victimismo: creer que el Gobierno favorece a minorías étnico-religiosas, al tiempo que persigue a la población en su mayoría blanca por comentarios que no son políticamente “correctos” (PC) y restringiendo por lo general la libre expresión y otras libertades en servicio de alterar el balance en favor de las minorías.
Allchorn observa cómo estas narrativas trazan un mapa en tres democracias del mundo anglosajón: el Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda.
En el Reino Unido, la escena de la extrema derecha es por mucho la más ligera y marginal, incluso considerando que en sus momentos más organizados, tal como es el caso de la campaña “Liberen a Tommy Robinson”, tomaron un formato legalista.
En Australia han existido menos detonantes alrededor de los cuales la extrema derecha puede reunirse, pero hay más de ello como movimiento, dice Allchorn, y el tono es más directo, “civilsacionalista” y tradicional. Una variante en Australia es que junto al tema islámico, la extrema derecha ha estado “poniendo como objetivo a los inmigrantes chinos”, jugando con los miedos que se relacionan a la masiva escala de la penetración del espionaje de la dictadura china en el Estado y en la sociedad de Australia.
En Nueva Zelanda, la escala es más pequeña que en Australia, siendo que la extrema derecha está mayormente organizada en pandillas de supremacistas blancos y en prisiones. En Nueva Zelanda, los maoríes juegan un poco el rol de los musulmanes, y la extrema derecha de Nueva Zelanda tiene más conexión con el ambientalismo, argumentando que los extranjeros merman la patria, y así sucesivamente. Uno de los peores ataques terroristas de extrema derecha en las últimas décadas, los atentados de Christchurch de marzo de 2019, fue llevado a cabo por un hombre que se identificaba como “eco-fascista”.
Allchorn puntualiza una distinción con todos estos movimientos de extrema derecha -las que según él son manifestaciones locales de un movimiento transnacional- y que así es cómo se distinguen de la extrema derecha violenta. Mientras que la extrema derecha descrita anteriormente es constitucional e incluso utiliza lenguaje liberal en cuanto a derechos de las mujeres y así sucesivamente en su crítica al islam, la extrema derecha violenta es completamente antifemenina, aborrece la democracia y cree en el etnonacionalismo duro, ya sea directamente neonazi y adorador de Hitler o pagano.
Para concluir, Allchorn también aborda el tema de que “teorías de conspiración transnacionales [están siendo usadas] para dar forma e interpretar las noticias locales”. Definir las narrativas se está volviendo más difícil ya que existe una mezcla de populismo y tradicionalismo que se combinan y se mueven hacia la corriente dominante. El desafío intelectual clave del momento, dice Allchorn, es encontrar el “punto de inflexión” donde las ideas se convierten en violencia. Él destaca que estar en las redes ha disminuido las barreras morales.
Proporcionando una breve presentación de cierre, Mackenzie Hart del Institute for Strategic Dialogue (ISD) mencionó que estudia la “relación entre el odio y los grupos extremistas”, particularmente cómo los grupos de extrema derecha usan el discurso de odio para promover sus objetivos. En términos de mensajería estratégica, Hart brindó un resumen muy detallado sobre cómo la tesis del “gran reemplazo” hizo su camino desde lo radical, por medio de cuentos que no estaban realmente dentro de la extrema derecha, hacia la corriente principal. La extrema derecha se ha encendido usando asuntos divisorios dentro de los sistemas políticos, considerando que la inmigración es solamente el más obvio de ellos. Un éxito que la extrema derecha tuvo en términos de narrativa fue conseguir que en la conversación pública se insertara la idea de que los musulmanes eran antidemocráticos y que actuaban ilegalmente, llevando a cabo fraude electoral en distritos locales y buscando “entrismo” para hacer que el Partido de los Trabajadores sea el partido islámico. Este tipo de desinformación sobre el sistema democrático en sí mismo amenaza la legitimidad de la democracia, destacó Hart.
Casos de estudio contemporáneos e históricos
Enfatizando un punto anterior del Dr. Pierret, Lina Khatib de Chatham House señaló que los mercenarios sirios que Turquía está usando en Libia son pagados y leales solamente en esa medida, lo que es muy distinto de los actores “híbridos” como Hezbollah que son divisiones de un Estado y tienen alguna legitimidad de otros, en el caso de Hezbollah del Estado libanés. Este modelo islamista de Irán es replicado en Irak con las milicias de al-Hashd al-Shabi. Así que no hay movimiento hacia el modelo de Westfalia o Weber, dice Khatib, y Occidente necesita comenzar a pensar en los Estados del Medio Oriente de manera diferente para darse cuenta del hecho de que los actores “no estatales” tienen mucha de la autoridad que los occidentales asocian con los Estados.
Pasando al tema de Libia, la consultora y experiodista Mary Fitzgerald retransmitió la observación de un diplomático de que Libia era en el presente “un Estado dentro de un Estado no estatal”. El Coronel Muamar el Gadafi erosionó el ejército para evitar un golpe de Estado -era su hijo quien comandó a las unidades que permanecieron leales- y esto ha dejado a Libia sin instituciones funcionales, donde “el ejército de un hombre es la milicia de otro hombre”.
Acerca de Khalifa Haftar, el mariscal que lidera una insurgencia contra el Gobierno reconocido, se dice con frecuencia en los medios de habla inglesa que lidera una milicia llamada Ejército Nacional Libio (LNA por su sigla en inglés), pero de hecho él llama a sus fuerzas en árabe las “Fuerzas Armadas Árabes Libias”, lo que explica por qué las minorías étnicas en Libia -como los tuaregs y los bereberes- no se unirán al LNA. Esta es una de las limitaciones que ha significado, a pesar de constituir una coalición, el hecho de que Haftar no haya tenido suficientes fuerzas terrestres. Esa es su desventaja más importante y ni siquiera llenar el vacío con mercenarios sudaneses y chadianos ha sido suficiente. Estos hombres contratados retienen los puertos petroleros orientales, pero la ofensiva contra Trípoli que Haftar lanzó en abril de 2019 ha sido llevada a cabo principalmente por medio de ataques aéreos (extranjeros).
Los mercenarios africanos se preguntaron si ellos alguna vez regresarán a Sudán y Chad, explica Fitzgerald. Los “mercenarios” rusos que apoyan a Haftar, que no son realmente actores “no estatales” ya que son extensiones de los servicios especiales, no generan las mismas preguntas en los libios: está claro que se irán una vez que la guerra termine, siempre y cuando esto suceda. Lo mismo se aplica a los mercenarios sirios que Turquía ha enviado a Libia para apoyar a los enemigos de Haftar en el Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA).
Sin embargo, el uso de los mercenarios sirios por el Gobierno turco ha probado ser un desastre político. Se ha utilizado en la propaganda de Haftar que llamó a las áreas leales al GNA (como Misrata) “los turcos” debido a sus raíces otomanas -y algunas de estas poblaciones están acogiendo ahora esa etiqueta- y el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, se las ha ingeniado para hablar sobre el despliegue de una forma sumamente ofensiva y provocativa, que ningún libio podría aceptar. En términos más concretos, los mercenarios sirios han legitimado el bloqueo al petróleo de Haftar -que ha recortado la producción de 1,2 millones de barriles por día (bpd) a 250.000 bpd- como sea necesario para “evitar que el GNA pague a los yihadistas”. A su vez, esto ha creado la necesidad de que Haftar tome masivos préstamos del Banco Central ya que es quien paga a todos los empleados estatales desde antes de 2014, pero no añadirá nuevos nombres a las nóminas, lo cual es una solución intermedia a la situación de guerra civil y su intento por permanecer neutral. El resultado de esto es llevar al país a la quiebra.
Quizás la formación no estatal más interesante en Libia es la de los madjalistas salafistas, siendo su principal exponente el clérigo saudí Rabae al-Madkhali. Haftar empezó reclutando a los madjalistas a finales de 2014, y ellos le han asegurado algunas victorias importantes, describe Fitzgerald. Cuando Haftar tomó Sirte a comienzos de enero de 2020, fue capaz de hacerlo virtualmente sin luchar cuando la Brigada 604 dominada por madjalistas desertó y abrió las puertas de la ciudad para el LNA. (Haftar también pudo depender de los remanentes del régimen de Gadafi en Sirte.) Hay madjalistas en el otro lado: en Trípoli, las Fuerzas Especiales de Disuasión (RADA) que son poderosas alrededor del aeropuerto, se componen principalmente de madjalistas. Pero en el este, en las áreas de Haftar, se le ha dado a los madjalistas el control de la esfera religiosa y le están dando forma de acuerdo al “literalismo” antidemocrático de su doctrina, lo que supone un hecho irónico en una guerra que Haftar está llevando a cabo bajo la consigna de contrarrestar el extremismo islámico.
Bruno Schmidt-Feuerheerd del King Faisal Centre consideró varios aspectos de los militantes del islam en Egipto como una guía para los actores no estatales en ese país. Mencionó que los tres -al-Ikhwan al-Muslimeen (La Hermandad Musulmana), al-Jama’a al-Islamiyya (El Grupo Islámico) y Tanzim al-Jihad (La Organización Yihad), más tarde Yihad Islámica Egipcia (EIJ)- se definen a sí mismos principalmente por su relación con el Estado egipcio. La Hermandad avanzó por medio del proselitismo (dawa) bajo la teoría de que una vez que hubiera suficientes convertidos, el Estado islámico llegaría de forma natural. Al-Jama’a mezcló dawa y violencia (yihad) para tratar de reformar a la sociedad en lo que ellos creían que era una agenda acelerada, usando tanto la provocación como la intimidación para sumar gente para su causa, creyendo al igual que la Hermandad que una vez que hubiera un pueblo musulmán “adecuado”, un Estado islámico sería esencialmente una consecuencia automática. EIJ procedió con la yihad, enfocándose mucho menos en convencer a la sociedad y en su lugar deseando capturar el Estado tan rápido como fuera posible. La idea de EIJ fue que de arriba hacia abajo ellos podrían islamizar a la sociedad mucho más efectivamente que esperando que la población emergiera de su ignorancia (jahiliyya) por medio de un proceso ascendente de reclutamiento. Por esta razón, EIJ se enfocó particularmente en reclutar a oficiales militares, viéndolos como el camino más rápido para un coup d’état que pondría el Estado en sus manos. Esta estrategia de reclutamiento tuvo una consecuencia muy seria para el Egipto moderno: permitió una operación conjunta de Al-Jama’a/EIJ en octubre de 1981 para asesinar al presidente de Egipto, Anwar al-Sadat.
Los actores no estatales en el futuro: permaneciendo y expandiéndose
E una presentación muy concisa, Anthony Elghossain del Middle East Institute dijo que los actores no estatales no están yendo a ninguna parte. Estos grupos no son solamente milicias armadas, sino que están insertados en instituciones estatales, operan corporaciones multinacionales (ya sea que las hayan creado o se hayan infiltrado), cosechan recursos de vastos grupos criminales en múltiples países, tienen posesiones en nuevos entornos como el bitcoin, y ante todo tienen legitimidad y poder de permanencia social a través de identificaciones y redes familiares, tribales, sociales y religiosas. Para concluir, Elghossain señaló que las políticas de los Estados Unidos últimamente han reforzado algunas de las peores tendencias empoderando a algunos de los peores actores no estatales, pero esto comenzó con Barack Obama. Los peores errores de Trump han sido continuar con las políticas de Obama, específicamente la coordinación de facto con los instrumentos de Irán en Irak, Siria y Líbano.
Rasha al-Aqeedi de Irfaa Sawtak se enfocó en Irak, donde ella mencionó que las Hashd (Fuerzas de Movilización Popular – PMF) no pueden definirse más de forma apropiada como un “actor no estatal”, ya que han sido incorporadas oficialmente al Estado y este les paga. No obstante, las Hashd continúan actuando como un actor no estatal ya que no se encuentran bajo efectivo control estatal, o, en la medida en que está bajo control estatal, este es un Estado extranjero (Irán). En este momento, sin embargo, las Hashd están actuando alineadas con el Estado para mantener el statu quo contra los manifestantes, y son las milicias Hashd las responsables de algunas de las peores atrocidades que han asesinado a 700 manifestantes hasta el momento. Al-Aqeedi señaló que se le había permitido a las Hashd insertarse en la forma en que lo hicieron en gran medida debido a que los occidentales proyectan narrativas sobre ellos como combatientes nacionalistas contra el EI, mientras que su programa era diferente. Incluso llevó a oficiales de alto rango de los Estados Unidos a recomendar a Hadi al-Ameri, uno de los más relevantes comandantes de las milicias sectarias de Irán, como un futuro primer ministro. Los medios y el ambiente político en los Estados Unidos y Occidente están tan contra Trump que Irán no necesita trabajar en relaciones públicas; puede confiar en que las élites occidentales difundirán sus mensajes. Las personas que no conocían a Qassem Soleimani en diciembre recibieron la noticia de su muerte como si fuera el nuevo “Che” Guevara.
Cambiando de tema, Damon Lee Perry de ICSR habló de la Hermandad Musulmana en Gran Bretaña, señalando que es mejor considerarla como una “colección de actores no estatales”, es decir entidades benéficas, instituciones de la sociedad civil tales como el Consejo Musulmán de Gran Bretaña (MCB), manifestantes callejeros, medios de comunicación como el Islam Channel, y así sucesivamente. Se entiende mejor como un “movimiento islámico”, más que como un grupo o facción, dice Perry, y la escala del movimiento no fue reconocida apropiadamente en el análisis del año 2015.
El análisis del Gobierno dijo que la Hermandad no estaba planeando un Estado islámico en Gran Bretaña pero, como se mencionó anteriormente, cree en ganarse el Estado: una vez que exista una mayoría que crea en su versión del islam, entonces conseguirán un Estado islámico como recompensa. Y mientras tanto el dawa islamista, incluyendo infiltrarse al sistema educativo, y fomentar el aislamiento cultural y la inmigración ilegal tienen sus propios costos sociales.
Un ejemplo reciente: las severas objeciones de los padres en una escuela influenciada por los islamistas en Birmingham en abril de 2019, en cuanto a enseñar sobre homosexualidad a estudiantes de primaria se volvió una confrontación nacional entre un Estado comprometido con la “igualdad y la diversidad” y un segmento político-religioso de la población que simplemente rechazó toda la premisa.
Sobre un tema similar, el enfoque de la Hermandad para las partes más draconianas (para nuestro sentido moderno) de la sharia es lo que Perry llama “contextualización, no repudio”. En la práctica, esto significa que cuando se confronta con el hecho de que su doctrina exige que los homosexuales sean asesinados, la Hermandad explicará que esta es meramente una pequeña parte de la Ley Sagrada y que en cualquier caso nadie necesita preocuparse ya que no existe un Estado islámico, todavía.
Quizás el desafío más serio que la Hermandad plantea para el Estado británico es con respecto al contra-extremismo, donde la Hermandad y sus frentes están entre los actores más activos en el lobby de “Preventing Prevent”, acusando al programa de prevención antiextremista del Gobierno de ser “islamófobo” y que trata de redefinir el islam. Este incremento en las narrativas de desconfianza y victimización en comunidades vulnerables tiene consecuencias extremadamente negativas que hacen el trabajo de los extremistas mucho más fácil.