En enero de 2019, el servicio de prensa de Unidades de Protección Popular (YPG, por sus siglas en kurdo) publicó una declaración anunciando la muerte de Giovanni Francesco Asperti, el primer italiano que murió en Siria peleando al lado de los kurdos. El geólogo de 53 años de Bergamo (norte de Italia) se unió a la milicia y utilizó el nombre de guerra Hiwa Bosco. No murió en combate, sino más bien “debido a un infortunado accidente” el 7 de diciembre de 2018, cerca de Al Malikiyah (Derik en kurdo) en el noreste sirio cercano a la frontera turca, lejos del cerco en la línea fronteriza del último enclave de Estado Islámico (EI) cerca de Deir ez Zor. Aunque luchó contra EI, a fines de julio de 2017 presuntamente comunicó a su esposa y dos hijos que se iba de Italia para trabajar en una planta petrolera en Kuwait.
Por cierto, Asperti no fue el primer extranjero –o tan siquiera el primer italiano– que murió en Siria luchando con los kurdos. En 2017, Nazzareno Antonio Tassone, un canadiense de origen italiano, fue muerto en acción cerca de Raqqa durante la crucial ofensiva en contra del baluarte del autoproclamado califato.
A principios de 2018, el ciudadano francés de Britania, Olivier Le Clainche, de 40 años de edad, con el nombre de guerra Kendal Breizh y el español Samuel Prada León, de 25, con el nombre de guerra Baran Galicia, fueron muertos en Afrin por las milicias respaldadas por los turcos. Pese a compartir el mismo destino, tenían antecedentes diferentes: Le Clainche era un activista libertario de larga data que respaldó la independencia de Britania, en tanto que el joven Prada León comenzó su experiencia en Siria como trabajador humanitario, y posteriormente inició su entrenamiento militar. En el mismo periodo, el holandés Sjoerd Heeger de 25 años de edad, con el nombre de guerra Baran Sason, murió en combate con Daesh cerca de Deir ez Zor. Todos ellos se unieron a las fuerzas de las YPG en el verano de 2017.
El historial ideológico de Heeger es mucho más controvertido. Antes de ir a Siria, estuvo un tiempo en Donbass con el Sector de Derecha y su blog personal sugiere que fue simpatizante nazi. Esto muestra una amplia variedad de culturas políticas y motivaciones personales entre los que se alistan en la lucha armada en contra de EI en favor de la causa kurda.
Anna Campbell, probablemente la combatiente femenina más famosa de las Unidades de Protección de las Mujeres (YPJ, por su sigla en kurdo) era otra recluta. Se trata de una fontanera inglesa que estuvo un tiempo en la Jungla de Calais para ayudar a los migrantes y se involucró en el movimiento anarquista británico. Luchó con los kurdos en Deir ez Zor y murió en Afrin durante la invasión turca.
Muchos otros voluntarios occidentales también murieron en acción. Entre ellos, Haukur Hilmarsson de 32 años, un conocido anarquista de Islandia; y Jake Klipsch de 36, de Indiana, que luchó junto a otros estadounidenses, como Jordan MacTaggert de Colorado (también muerto en acción) y el periodista Freeman Stevenson de Utah.
Retrocediendo a 2016, Michael Israel, de 26 años y proveniente de California, Anton Leschek de Alemania y Ryan Lock del Reino Unido murieron en combate.
El significativo número de víctimas mortales entre extranjeros se debe a la falta de experiencia militar, pero su despliegue en la línea fronteriza muestra asimismo más que una presencia meramente nominal.
De hecho, las estimaciones sugieren que varios cientos de occidentales se alistaron en las YPG desde 2015, procedentes de países como EE.UU., Alemania, Grecia, Italia, Francia, España, Países Bajos y el Reino Unido. Su referencia histórica son las Brigadas Internacionales, establecidas por la Internacional Comunista para apoyar al Frente Popular durante la guerra civil española. En 2015, las YPG crearon la Brigada Internacional de Liberación, compuesta predominantemente por marxistas y anarquistas de Turquía. Es por ello que el Partido Comunista Marxista-Leninista de Turquía (MPLKP, por sus siglas en turco), considerado un grupo terrorista por el gobierno de Ankara, estuvo muy involucrado en la formación de esta unidad internacional.
Sin embargo, también hubo militantes europeos que participaron en esta formación, como los Nantes Révoltée y Blocus Paris en Francia, ahora hasta cierto grado fusionados con las protestas de los Chalecos Amarillos. En el Reino Unido se involucraron los antifascistas londinenses, el movimiento antifa de Manchester, reconocible por el símbolo del código de área “161”, y la Brigada Bob Crow inglesa-irlandesa, denominada así por el líder sindicalista. La Brigada Internacional de Liberación integra asimismo a marxistas españoles de la Reconstrucción Comunista, anarquistas griegos, y a la Brigada Henri Krasucki de Francia, inspirada en la Brigada Bob Crow, y bautizada con el nombre del líder sindicalista francés.
Una unidad inusual de la Brigada Internacional es el Ejército de Insurrección y Liberación Queer, establecido por los combatientes de LGBT (lesbianas, gais, bisexuales y transexuales) con una bandera rosa con el símbolo A, de anarquismo, y una Kalashnikov (AK-47). Su provocadora consigna es “Estos maricas matan facistas”.
Otra figura clave en la Brigada Internacional YPG es el italiano Karim Franceschi. Se unió al grupo en 2016 después de trabajar en un centro para varios militantes izquierdistas y antifa. Nacido en Casablanca de madre marroquí y padre italiano, una vez que regresó a Italia pasó a ser conocido por su participación en la batalla de Kobane y por su activismo a nombre de la causa kurda. Incluso escribió un libro acerca de sus experiencias en Siria.
La elevada tasa de participación de anarquistas ciertamente merece mayor investigación académica. La índole y definición del anarquismo cumple su rol a la hora de determinar si el alistamiento de anarquistas en las filas armadas puede considerarse una forma de radicalización. Como observa el Profesor Peter Neumann, el anarquismo fue clasificado por el historiador estadounidense David Rapoport como la primera de cuatro olas terroristas en la historia: anarquista, anticolonialista, de nueva izquierda y religiosa. De manera similar, los que emprenden acción y ponen en práctica la teoría revolucionaria en el extranjero pueden considerarse radicales.
Muchos analistas coinciden en clasificar a los voluntarios extranjeros en los tres principales grupos. El primero está compuesto por izquierdistas y militantes anarquistas que se unieron a la lucha en nombre de la solidaridad internacional. Esta es probablemente la mayor corriente de extranjeros, que comprende las redes antifa y los activistas libertarios, como los grupos franceses, alemanes y británicos, y los activistas medioambientales como el movimiento italiano anti-infraestructura No-TAV, con sede en Turín.
El segundo grupo está formado por militantes proindependencia de toda Europa, como el bretón separatista Olivier Le Clainche de Francia y su amigo italiano Pierluigi Caria de Cerdeña, que aboga por la secesión de esta isla de Italia. Caria fue identificado en Siria mostrando la bandera regional junto a la bretona y actualmente es investigado por la policía italiana. Otros voluntarios provienen de las regiones rebeldes de Europa, como Cataluña y el País Vasco en España, así como Irlanda del Norte. En muchos casos, aunque no siempre, su ideología se fusiona con los objetivos kurdos.
El tercer elemento de presión es la defensa de Occidente en contra del yihadismo. Esta es la razón principal por la cual militantes de extrema derecha se unen a las fuerzas kurdas. El voluntario holandés Sjoerd Heeger, es ejemplo de ello.
El caso del exsoldado italiano Alex Pineschi, de 33 años de edad es diferente: sirvió en las tropas alpinas y en 2015 se alistó en la Task Force Black del Peshmerga iraquí como instructor. Pineschi participó en la ofensiva para liberar a Mosul de Estado Islámico.
A este grupo heterogéneo podemos añadir una miscelánea de personas impulsadas por otros factores. La antes modelo canadiense Hanna Tiger Bohman se unió a las YPJ (unidades femeninas kurdas) a fin de contribuir en la lucha global por los derechos de las mujeres. El exbanquero londinense, Macer Gifford, decidió convertirse en el primero en acudir porque sentía que el Reino Unido no hacía lo suficiente para ayudar a los kurdos en contra de EI. El actor británico Michael Enright de 53 años de edad, que actuó junto a Tom Cruise y Johnny Depp, se alistó en las YPG en 2015 luego de ver las imágenes de la decapitación del periodista estadounidense James Foley por parte del Yihadista John.
Las leyes europeas no son claras y uniformes en torno a las actividades de estos voluntarios en el exterior. Algunos prohíben el reclutamiento con propósitos terroristas y la participación individual en conflictos armados, en tanto que otros son más permisivos o ambiguos. Por su parte, Turquía ha virado gradualmente su enfoque del EI a prevenir que los YPG establezcan un punto de apoyo a lo largo de su frontera, argumentando que están vinculados con su propio grupo insurgente, el partido Kurdistán de los Trabajadores (PKK, por su sigla en kurdo). En contraste, EE.UU., la UE, y el Reino Unido no consideran a los YPG un grupo terrorista.
La Comandante en jefe de las Unidades de Protección de las Mujeres (YPJ, por su sigla en kurdo), Nesrin Abdullah, ha sido recibida en los parlamentos sueco e italiano para brindar conferencias de prensa y ha aparecido en la TV italiana. La opinión pública tiende a considerar, a quienes combatieron en contra de EI, luchadores por la libertad y no terroristas. Con todo, las organizaciones contraterroristas europeas y algunos detractores están preocupados por la experiencia militar que han adquirido los voluntarios extranjeros, y temen que la utilicen en suelo europeo. Pero, aún no existe un marco de políticas europeas en este sentido.