El campo de estudios sobre terrorismo en general y de estudios sobre radicalización en particular, ha logrado progresos significativos en las últimas dos décadas. Pese al gran número de investigaciones teóricas y empíricas, queda mucho por entender sobre ciertos fenómenos. Uno de ellos se refiere a la pregunta de por qué algunas personas realizan acciones violentas luego de radicalizarse, mientras que otras no lo hacen. Existe una multitud de teorías sobre radicalización [1], pero la mayoría se enfoca en las diferentes etapas de la radicalización, en sus raíces [2], o en los factores que hacen a los individuos más susceptibles a las visiones extremistas globales [3]. El paso definitivo entre la radicalización cognitiva y la violenta, esto es desde defender una cierta visión del mundo hasta involucrarse en la violencia justificada por dicha visión, todavía no está completamente entendida.
Cómo surge la confianza en uno mismo
Un concepto con valor explicativo potencial respecto a la elección de involucrarse en el extremismo violento es el trabajo del psicólogo canadiense Albert Bandura sobre autoeficacia. Bandura desarrolló una teoría socio-psicológica de gran envergadura, la Teoría Sociocognitiva, buscando explicar los determinantes y mecanismos de la conducta humana. [4] Bandura adopta una perspectiva interaccionista, postulando que los humanos son formados por su medioambiente, a la vez que ellos mismos dan forma a su medioambiente. La estructura situacional interactúa con la agencia individual para formar nuestra base cognitiva y de conducta. De esta interacción entre el mundo social y el Yo, surge la autoeficacia. Si bien se relaciona con la denominada “búsqueda por significado”, la autoeficacia es más que un deseo de relevancia o de “ser alguien”, sino que más bien es la creencia en que uno es capaz de llegar a ello. Más que describir habilidades o capacidades objetivas, la autoeficacia describe la autopercepción de la agencia de uno mismo. Se trata de una medida para describir la creencia de cada uno en sus propias capacidades para actuar exitosamente en cualquier situación dada. El que nos expongamos a una determinada situación y realicemos una acción depende en gran medida de nuestra percepción de autoeficacia. Una baja autoeficacia implica la expectativa de fallar, y los individuos no estarán motivados para actuar si no esperan tener éxito. Una alta autoeficacia hace que los individuos confíen en sí mismos e incrementa la probabilidad de que un individuo se exponga a la situación en cuestión y actúe. Por lo tanto, la autoeficacia determina parcialmente las situaciones sociales a las que nos exponemos. [5]
Las anteriores investigaciones sobre autoeficacia en una variedad de contextos han demostrado que el concepto es bastante confiable [6], lo que incrementa la probabilidad de que la autoeficacia juegue un papel clave en los procesos de radicalización. Si la autoeficacia explica cuándo y cómo decidimos tomar acciones y la falta de autoeficacia resulta en que los individuos se retiren de situaciones en las cuales ellos creen que no tendrán éxito, entonces solamente aquellos con una suficiente percepción de autoeficacia o convicción de autoeficacia se radicalizarán hasta el extremismo violento. La radicalización cognitiva podría ser independiente de las creencias de autoeficacia, pero la radicalización de comportamiento y el actuar sobre la base de convicciones violentas requieren una percepción de sí mismo en cuanto a que uno es capaz de llevar a cabo una acción efectiva. El extremismo violento requiere de la confianza en las propias capacidades, en la propia agencia y en que las acciones propias importan. Sin embargo, la autoeficacia no evoluciona en el vacío simplemente a partir de procesos de pensamiento internos. Los individuos no se despiertan y deciden ser terroristas, la adquisición de la percepción de autoeficacia es un proceso social. Debido a que la autoeficacia es parcialmente influenciada por factores externos, es útil preguntarse cómo las organizaciones terroristas buscan aumentar la autoeficacia entre sus seguidores para inspirarlos hacia la acción violenta. Mientras que las creencias en autoeficacia son influenciadas por una multitud de factores, Bandura postula, además de otros aspectos, dos influencias socio-interaccionistas sobre las percepciones de autoeficacia potencialmente relevantes para la investigación sobre radicalización: La persuasión social y las experiencias por sustitución.
Persuasión social
La percepción que uno tiene de sí mismo no es estática sino que muta y evoluciona constantemente. La convicción de autoeficacia, que está basada en la percepción que uno tiene de sus propias habilidades, también va mutando y evoluciona con el tiempo. Uno de los factores externos que ejerce influencia en la percepción de autoeficacia a través de la persuasión social son las figuras de autoridad a las que se les atribuyen competencias para efectuar diagnósticos. Por ejemplo, los profesores pueden influir en la percepción de autoeficacia de sus alumnos mediante su retroalimentación y motivación. La persuasión social puede aumentar o disminuir las percepciones de autoeficacia del receptor dependiendo de lo que la figura de autoridad comunica al individuo. Si alguien cree en nosotros, es más probable que nosotros lleguemos a creer en nosotros mismos. Si, por el contrario, alguien expresa que espera que fallemos, nosotros podemos empezar a dudar también de nuestras habilidades. Es importante tener en cuenta que la persuasión social sólo puede desarrollar un impacto total si el individuo atribuye a la figura de autoridad una competencia para efectuar el diagnóstico, es decir, la habilidad para juzgar adecuadamente sus habilidades.
Bajo el contexto de la propaganda extremista, estas figuras de autoridad podrían ser los reclutadores especializados, los líderes militares o espirituales de la organización. Con las nuevas herramientas tecnológicas disponibles, las figuras de autoridad con competencia para efectuar diagnósticos ahora pueden comunicarse directamente con reclutas potenciales superando distancia y tiempo a través de aplicaciones de redes sociales y chats. Ellos pueden adaptar sus mensajes individualmente e inspirar hacia la acción aumentando las percepciones de autoeficacia de un recluta en particular utilizando estrategias dirigidas de comunicación “uno-a-uno”. Esto puede aumentar, por ejemplo, la posibilidad de la denominada acción terrorista “a control remoto”, en la que el perpetrador es guiado estrechamente por la figura de autoridad mediante aplicaciones de mensajes, lo que los diferencia de los lobos solitarios de tiempos anteriores.
Experiencias por sustitución
Las figuras de autoridad no son el único factor que ejerce influencia en la forma como percibimos nuestra autoeficacia. Las experiencias por sustitución, también llamadas “influencias de modelación”, describen cómo las percepciones de autoeficacia son influenciadas por la observación de los semejantes. Cuando somos testigos del éxito de un semejante en la ejecución de una acción, nos inclinamos a creer que nosotros somos también capaces de dicha acción. Especialmente en el caso del extremismo violento, en que los individuos quizá no podrían confiar en experiencias anteriores para evaluar sus habilidades y formar su autoeficacia, observar a sus semejantes podría ser fundamental para juzgar las proyecciones de éxito si se realiza un acto similar. Las influencias de modelación no implican copiar la conducta. Como seres humanos somos agentes reflexivos y evaluamos nuestras observaciones bajo nuestros propios estándares cognitivos internos antes de actuar, pero las experiencias por sustitución pueden influir en la percepción de nuestra autoeficacia si las consideramos relevantes para nuestro comportamiento. Cuán influyentes sean las experiencias por sustitución en un caso particular estará determinado en parte por el grado de similitud mostrado por el modelo. Mientras más similar sea el modelo al observador individual, más influyentes serán las experiencias por sustitución en la formación de la percepción de autoeficacia.
No es coincidencia que grupos como el Estado Islámico (EI) hayan utilizado a extranjeros como figuras prominentes para su estrategia de propaganda global. Un estudio realizado por el Instituto Brookings encontró que entre las 20.000 cuentas Twitter del EI analizadas, una de cada cinco había escogido el inglés como su idioma de comunicación primario. [7] Durante el pico de su influencia, el EI permitía además a sus combatientes extranjeros compartir sus experiencias a través de las redes sociales y las incluían en sus videos de propaganda. La influencia de modelación para “proyectos” de combatientes extranjeros, que todavía no eran miembros de la organización, mostraba un alto grado de similitud con los potenciales reclutas, aumentando de esa manera la percepción de autoeficacia de dichos individuos, lo que aumentaba la posibilidad de que ellos realizasen acciones violentas y/o viajasen al “califato”.
La autoeficacia es uno de los determinantes de la conducta humana y por lo tanto es probable que juegue también un papel en los procesos de radicalización y las conductas violentas posteriores. A través de la persuasión social y de la influencia de modelación en la propaganda extremista, las organizaciones terroristas buscan aumentar las percepciones de autoeficacia en reclutas potenciales para estimularlos a la acción violenta. La confianza en las propias habilidades y un alto grado de autoeficacia son probablemente factores importantes en la ejecución de un acto de violencia y en exponerse a sí mismo en las redes sociales de los extremistas. Se necesita más investigación, especialmente de naturaleza empírica, para apoyar la aplicación teórica de la autoeficacia en la radicalización violenta, pero hasta ahora el concepto parece ser un paso más hacia una mejor comprensión de los procesos de radicalización violenta.
[1] Moghaddam, F. (2005). Escalera hacia el terrorismo (The Staircase to Terrorism). American Psychologists. Vol. 60 (2). pp.161-169
[2] Sageman, M. (2004). Comprendiendo las redes del terror (Understanding Terror Networks). University of Pennsylvania Press: Philadelphia
[3] Venhaus, J. (2010). Por qué los jóvenes se unen a Al-Qaeda (Why Youth Join Al-Qaeda). USIP Special Report. Disponible en: https://www.usip.org/sites/default/files/SR236Venhaus.pdf
[4] Wiktorowicz, Q. (2005). El surgimiento del Islam radical: Extremismo musulmán en Occidente (Radical Islam Rising: Muslim Extremism in the West). Rowman y Littlefield: London
[5] Dalgaard-Nielsen, A. (2010). Radicalización violenta en Europa: Lo que sabemos y lo que no sabemos (Violent Radicalization in Europe: What We Know and What We Do Not Know). Studies in Conflict & Terrorism. Vol. 33 (9), pp.797-814
[6] Ransdorp, M. (2016). RAN Estudio: Las causas fundamentales del extremismo violento (Issue Paper: The Root Causes of Violent Extremism). Disponible en: https://ec.europa.eu/home-affairs/sites/homeaffairs/files/what-we-do/networks/radicalisation_awareness_network/ran-papers/docs/issue_paper_root-causes_jan2016_en.pdf
[7] Vergani, M., Iqbal, M., Ilbahar, E. y Barton, G. (2018). Los tres factores de la radicalización: atracción, disuasión y personal. Una revisión sistemática de la evidencia científica sobre radicalización hacia el extremismo violento (The Three Ps of Radicalization: Push, Pull and Personal. A Systematic Scoping Review of the Scientific Evidence about Radicalization into Violent Extremism). Studies in Conflict and Terrorism. DOI: 10.1080/1057610X.2018.1505686
[8] Bandura, A. (1977). Autoeficacia: Hacia una teoría unificadora sobre cambio conductual (Self-efficacy: Toward a Unifying Theory of Behavioral Change). Psychological Review. Vol. 84 (2), pp.191-215
[9] Bandura, A. (2001). Teoría Sociocognitiva: Una perspectiva agencial (Social Cognitive Theory: An Agentic Perspective). Annual Review of Psychology. Vol. 52, pp. 1-26
[10] Bandura, A. (1997). Autoeficacia: El ejercicio del control (Self-Efficacy: The Exercise of Control). Worth Publishing: Duffield.
[11] Green, D. (2003). Autoeficacia (Self-Efficacy). Journal of Teaching in Social Work. Vol. 23 (3-4), pp. 107-116
[12] Lent, R. and Maddux, J. (1997). Autoeficacia: Construyendo un puente sociocognitivo entre psicología social y de asesoramiento (Self-Efficacy: Building a Socio-cognitive Bridge Between Social and Counseling Psychology). The Counseling Psychologist. Vol. 25 (2), pp. 240-255
[13] Ng, T. and Lucianetti (2016). Aumentos interindividuales en conducta innovadora y autoeficacia creativa, persuasiva y cambiante en el tiempo: Perspectiva de una teoría sociocognitiva (Within-Individual Increases in Innovative Behavior and Creative, Persuasion, and Change Self-Efficacy Over Time: A Social-Cognitive Theory Perspective). Journal of Applied Psychology. Vol. 101 (1), pp. 14-34
[14] Berger, J.M. y Morgan, J. (2015). El censo Twitter de ISIS: Definiendo y describiendo a la población de seguidores del Estado Islámico en Twitter (The ISIS Twitter Census: Defining and describing the population of ISIS supporters on Twitter). The Brookings Institute. Disponible en: https://www.brookings.edu/wp-content/uploads/2016/06/isis_twitter_census_berger_morgan.pdf