Amr Salah, estudiante de doctorado en la Universidad George Mason, Escuela de Análisis y Resolución de Conflictos, y recibió asimismo un título de Maestría en Relaciones Internacionales de la Universidad de Exeter (Reino Unido).
Introducción
El 23 de marzo el presidente de los EE.UU., Donald Trump, aplaudió la caída del “califato” Estado Islámico (ISIS) en Siria, luego de que las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF, por su sigla en inglés) encabezadas por curdos tomaran control de la ciudad de Bahuz, el último baluarte del grupo terrorista. Este anuncio vino después de tres años del compromiso de Trump de erradicar ISIS y otras organizaciones extremistas “rápidamente”. Mientras muchos recibieron esto como una señal de éxito de los esfuerzos de la administración en ejercicio por combatir el terrorismo, esta percepción refleja más ingenuidad que realidad. Pese al daño militar a ISIS, su discurso se mantiene fuerte.
El presente trabajo examina la manera en que opera el discurso para introducir y sostener a los grupos yihadistas en su círculo de violencia, por medio de la formación y fortalecimiento de sus miembros. De hecho, comparando empíricamente el contenido central del discurso yihadista y la retórica de la política exterior, el análisis pretende explorar cómo la administración en cuestión puede contribuir inopinadamente al fortalecimiento del yihadismo, en lugar de a debilitarlo y combatirlo.
¿Cómo funciona el discurso yihadista?
Si bien no hay consenso en torno a la definición del “discurso yihadista”, en el presente análisis utilizo el término para referirme al relato, la historia, y la lógica adoptada y promocionada por grupos yihadistas y orientados a los propios miembros de los grupos y a sus audiencias de potenciales militantes y a simpatizantes de otras partes. Pese a sus diferencias, los grupos yihadistas tienen una base común en tres elementos conectados entre sí: una interpretación extrema de los textos sagrados (Quran y Sunnah), un punto de vista único en la historia islámica (triunfo versus fracaso), y un importante análisis de la política contemporánea y realidades sociales del así denominado “Mundo Musulmán”. Cada discurso de grupo yihadista se presenta como protector frente al “otro”, justificando su existencia, comportamiento, metas, y aspiraciones como el representante de un “mundo musulmán” coherente y homogéneo. Utiliza un discurso para atraer y reclutar a nuevos miembros, y para forjar su lealtad propiciando un sentido de pertenencia y voluntad para el sacrificio por la causa última.
Por una parte, teóricamente el discurso sirve como introducción al grupo extremista y como medio de sustentación. Notablemente, psicólogos sociales destacados como Henri Tajfel y John Toner asumen que un grupo ideológico puede recurrir a la violencia por medio de una comparación entre su propia identidad social y la identidad de otro grupo. Tal comparación puede basarse en la jerarquía, donde un grupo percibe que ha sido injustamente colocado en una posición inferior y consecuentemente trata de cambiar esta situación. Aquí el rol del discurso pasa a ser un medio de distinción y confrontación con el “otro” a fin de garantizar la modificación en el humillante statu quo del titular. Por otra parte, el discurso también puede ser útil para desarrollar y fortalecer el recurso humano de la organización y crear afinidad dentro de las comunidades en cuyo nombre se expresa, utilizando un discurso basado en “la representación y la regeneración”.
A diferencia de los enfoques convencionales, que evalúan el potencial de un grupo violento con los lentes de las capacidades tangibles, para el estudioso Ersel Aydinli el método de “representación y regeneración” se enfoca en el lado moral de los miembros, mediante la exploración de las ventajas de pertenecer a estos grupos. Este método puede examinar la capacidad del grupo de mantener a sus miembros originales y de reclutar nuevos. Y, una vez más, esto se hace patente en parte a través de discurso adoptado y su potencial para ganar corazones y mentes. Tales discursos pueden resultar especialmente atinados en condiciones de crisis y ataque.
¿Por qué luchan?
Comenzando con la bibliografía del teórico islámico Sayyid Qutb y terminando con la retórica de los grupos yihadistas modernos como Al-Qaeda e ISIS, es evidente que el discurso yihadista ha sido utilizado para introducir el uso de la violencia no solo como un deber (fard) religioso, sino como herramienta para aliviar el humillante statu quo para los musulmanes. Según el mismo discurso, este statu quo es una extensión de la humillación histórica para los musulmanes, que fue creada por las Cruzadas Judía y Cristiana que pretendían dominar las tierras musulmanas, manipular sus recursos, y provocar que se desvíen de la verdadera fe islámica. Para modificar el actual statu quo y restaurar la antigua gloria del Islam, cuando se promulgó la Ley Islámica (shari’a), yihad es una obligación para cada musulmán.
Este discurso se apoya en tres argumentos principales:
(1) Dividiendo el Mundo: El deber de la yihad es promovido en un mundo que está dividido en “Dar al-Islam” y “Dar al-Harb”. Dar al- Islam son los territorios donde prevalece la ley islámica. En contraste, Dar al-Harb (lit. “Derecho de guerra”) abarca a cada país que no aplica (aún) las disposiciones legales del Islam.
(2) Ocupación de Territorios Musulmanes: Este argumento se centra en la ocupación histórica
y presente de territorios musulmanes por parte de “infieles”. La ocupación israelí de los “territorios musulmanes,” con el respaldo de Occidente, es el puntal de este argumento. En la Palestina ocupada, la ciudad sagrada de Jerusalén (Al-Quds) tiene un significado religioso e histórico sustancial para los musulmanes. Es la tercera ciudad más sagrada, pues en ella está la Mezquita Al-Aqsa, y la primera Qibla (dirección de la plegaria) para los musulmanes. Según el mismo argumento, la agresión correspondiente de la alianza “Crusada-Judía” en contra del Islam es una extensión de las Crusadas que tuvieron lugar entre 1095 y 1492.
(3) Los Musulmanes como objetivo: El discurso extremista de los grupos terroristas sostiene que los musulmanes suníes son el objetivo directo e indirecto de los “Crusados” a través de “enemigos internos” cooperativos, es decir judíos y chiíes. Issac Kfir, en su estudio seminal de 2014 se centra en el rol de la “amenaza” y “el objetivo” en el corazón del discurso extremista. Ha sido el discurso el que ha cumplido un rol masivo, permitiendo que ISIS capte la atención de los jóvenes musulmanes de muchos países árabes y otros. El investigador Shiraz Maher describe el conflicto impulsado por ISIS en la utilización al máximo y sin precedentes de las redes sociales para difundir su discurso hacia una audiencia más amplia.
¿Fortalece el presidente de EE.UU. su discurso?
Para evaluar si las palabras de Trump han incidido en el discurso yihadista, veamos más bien cada uno de estos argumentos de apoyo:
(1) Dividiendo el Mundo: En una confirmación implícita del principal argumento yihadista acerca de la división maniquea del mundo, Trump ha efectuado reiteradamente declaraciones que parecen dividir el mundo entre Occidente y los Musulmanes. Entre las afirmaciones de “nosotros contra ellos” están:
• “Creo que el Islam nos odia… hay un odio tremendo ahí”;
• “Si miras lo que está ocurriendo con el Corán, son cosas bastante aterradoras”;
• “Ellos no nos respetan en absoluto”;
• “Gran parte de un grupo de gente –el Islam– gran parte de ellos quieren utilizar medios muy, muy hostiles”;
• “En la comunidad musulmana tenemos gente muy radical que quieren causarte daño a ti… y a todos en este planeta, y a mi, a este país y al mundo”;
• “Si hay gente que sale de una mezquita con odio y muerte en sus ojos y en sus mentes, vamos a tener que hacer algo;
• “25% de los musulmanes que viven en los Estados Unidos están de acuerdo en que la violencia en contra de Norteamérica, aquí en Estados Unidos, se justifica”.
Muchas de esas afirmaciones han sido hechas por actores clave anteriores y actuales de la administración de Trump, en particular por Steve Bannon, el Estratega Principal de la Casa Blanca, durante los primeros meses. En 2014, Bannon describió al Islam como la religión más extrema del mundo, y lo dividió en un bloque judeo cristiano Occidental en guerra con un enemigo islamo fascista salvaje y sanguinario. En una afirmación reciente de la administración, luego de reconocer la soberanía israelí sobre los Altos del Golán, el secretario de Estado Mike Pompeo expresó su parecer, “como cristiano”, señalando que es posible que Trump fuera un enviado de Dios –como lo fue la Reina Ester– para ayudar a la población judía. “Estoy convencido de que el Señor está presente en esto”, agregó Pompeo.
(2) Ocupación de Tierra Musulmana: En este contexto, uno de los temas más notables de la política exterior de Trump hacia Oriente Medio es el sesgo hacia el gobierno derechista de Israel. Esto se puso en evidencia tanto en el compromiso de Trump –como candidato– de trasladar la embajada de su país, de Israel a Jerusalén, como en la descripción que hace su vicepresidente Mike Pence de Jerusalén como “hogar eterno para el pueblo judío”. Una vez en el poder, Trump adoptó una posición hostil hacia los palestinos, al recortar la ayuda de organizaciones internacionales. En diciembre de 2017, Trump reconoció a Jerusalén como la capital de Israel y trasladó allí la embajada de EE.UU. Recientemente firmó una proclamación reconociendo la soberanía israelí sobre el Golán, desestimando décadas de la política estadounidense refrendada por la Organización de Naciones Unidas. En este sentido, es importante mencionar la declaración de Pence: “Estamos con Israel porque su causa es nuestra causa, sus valores son los nuestros y su lucha es nuestra lucha. (Aplausos) Estamos con Israel porque creemos en lo correcto y lo incorrecto, en el bien sobre el mal, en la libertad por encima de la tiranía. Estamos con Israel hoy, estaremos mañana y siempre. (Aplausos)”.
(3) Políticas Exclusivas en contra de los Musulmanes: Durante su candidatura y como presidente, Trump ha optado por políticas que pueden considerarse agresivas en contra de los musulmanes. Estas políticas generalmente se expresan bajo el titulo de “seguridad nacional”. La más controvertida de estas es la Orden Ejecutiva de “Proteger a la Nación de la Entrada Terrorista Extranjera en los Estados Unidos”, promulgada el 27 de enero de 2017, conocida universalmente como “Veto musulmán”. Con este se impuso restricciones de viaje a varios estados de mayoría musulmana. La orden se emitió dos años después de que Trump convocara a una prohibición “total y completa” al ingreso de musulmanes a Estados Unidos y rehusó eliminar el registro o base de datos para musulmanes.
Conclusión
Por tanto, pese al anuncio de la derrota operativa plena de ISIS en Siria e Iraq, hay demasiados signos preocupantes como para dar cabida a cualquier celebración por ahora. Sean cuales sean los reveces militares a ISIS, su discurso no ha sido derrotado. De hecho, su discurso tiene una oportunidad de crecer, proliferar y prosperar, ya que considera que sus argumentos no solo son propagados por sus propios locutores sino que se reflejan y refuerzan en la retórica y políticas de la administración estadounidense.