Indi Phillips, analista de investigación australiana residente en el Líbano
Los centros de reclusión a lo largo de la región de Medio Oriente y África del Norte o Gran Medio Oriente (MENA, por su sigla en inglés) se conocen por su falta de ley y tendencia a actuar como incubadoras para el reforzamiento y endurecimiento de ideologías y comportamientos violentos. La prisión de Roumieh en el Líbano no es la excepción. Utilizando datos recolectados de fuentes relacionadas con Roumieh en competencias que comprenden desde lo judicial hasta expresidiarios, el presente artículo presenta la realidad de la situación dentro de la prisión.
Examinando la cultura de la prisión y su interacción con procesos de radicalización hacia el extremismo sunita violento se pondrá en evidencia de qué manera los reclusos participan y perpetúan un ambiente propicio para mantener y amplificar puntos de vista y comportamientos radicales y violentos. Esto no necesariamente se logra a través de métodos sino de la participación en una sociedad carcelaria unificada, equipada y gobernada desde dentro.
La sensibilización acerca de tales ambientes es esencial antes de planificar e implementar medidas de desradicalización en la región. Lo mismo se aplica al diseño de programas de rehabilitación de combatientes extranjeros que regresan a Europa, muchos de quienes han sido encarcelados en centros similares luego de la caída del “califato” del Estado Islámico en Siria e Iraq.
Bloque B
En el Líbano, la mayoría de las personas incriminadas por delitos de terrorismo son mantenidas en el infame Bloque B de la prisión de Roumieh. Este bloque, en el cual solo están prisioneros sunitas, ha sido destacado en material de propaganda de ISIS en medios de comunicación libaneses e internacionales.[1, 2] Su fama nace de la evidencia, captada en un operativo conducido por fuerzas de seguridad en 2015,[3] que vincula a los reclusos con la coordinación de diversos atentados terroristas tanto en el Líbano como en la frontera en Siria.[4]
El Bloque B ofrece las condiciones perfectas para la amplificación y reforzamiento de las posturas radicales que sostienen sus habitantes. La superpoblación, el encarcelamiento por denominación religiosa, y por sentencia combinada, la infradotada presencia de guardias penitenciarios, y la corrupción ampliamente generalizada de autoridades de la prisión llevaron a una cultura fértil para el contrabando de recursos, el soborno y la radicalización. Estos procesos han dado lugar a una población carcelaria eficaz y altamente jerárquica que tiene acceso a vastos recursos tecnológicos y monetarios.
Dado que los procesos de radicalización son aparentemente inseparables de la cultura y estructura del Bloque B, la implementación de programas de desradicalización por parte de las autoridades carcelarias, dirigidas por una pequeña población de guardias penitenciarios, en el mejor de los casos parece inverosímil.
La Superpoblación y sus Consecuencias
El Bloque B mantiene a personas de grupos como Fatah al-Islam, una famosa rama de la manipulación de yihadistas sunitas por parte del régimen de Assad como parte de su política exterior; Jabhat al-Nusra, la filial siria de Al-Qaeda; e ISIS. También están presos relacionados con milicias libanesas sunitas más pequeñas, involucradas en conflictos en todo el país desde 2007 hasta el presente,[5, 6, 7] los cuales se originan en cargos del paraguas más amplio del terrorismo. Están en tres pisos, cada uno con veinticuatro celdas que se bifurcan desde un corredor central. Cada celda, originalmente construida para tres personas, ahora mantiene a un mínimo de doce. La presencia de guardias penitenciarios no ha aumentado para equilibrar el aumento del número de prisioneros; actualmente es de entre tres y cinco guardias por bloque.
Escenificando tales cifras: el Bloque B contiene 850 reclusos distribuidos en los tres pisos, lo cual significa que cada piso tiene (en una estimación conservadora) 250 reclusos, y hay entre uno o dos celadores responsables de estos pisos.[8] Una cárcel diseñada para una relación celador prisionero de alrededor de 1:36 la relación actual es 1:125 o mayor. Existe un problema claro de seguridad en tal desequilibrio numérico entre prisioneros y guardias penitenciarios.
El “remedio” en el lugar, para abordar el hecho de que el número de celadores es insuficiente para mantener el orden, es un próspero mercado de contrabando de recursos. Las demandas de los reclusos son entregadas por medio de la red de guardias penitenciarios a fin de mantener la paz en el bloque y evitar amotinamientos. Sus demandas abarcan desde la exigencia de mayor acceso a internet,[9] y mayor provisión de proteínas, hasta el abandono de la requisa al desnudo de las visitas a los reclusos.[10]
Sistemas Internos de Gobierno
La superpoblación y la falta de seguridad aplicada por guardias penitenciarios ha dado lugar a un centro de facto operado por el recluso.[11] De hecho, en ausencia de la seguridad que imponen celadores o una autoridad externa, los reclusos del Bloque B han desarrollado sus propias estructuras cuasigubernamentales. Estas se traducen en un sistema electoral, en el cuidado de la salud, en comités sociales y de delito-y-sanción por un tribunal de funcionamiento interno diseñado para juzgar y castigar comportamientos percibidos como contrarios a las normas del bloque.
Un aspecto notable de este sistema de justicia de los reclusos es la presencia de dos figuras: Masul y Shawish. Masul es el representante elegido de los reclusos, en tanto que Shawish a menudo es un recluso mayor de una familia o clan políticamente influyente y es el responsable de la comunicación entre los presidiarios y la esfera política.[12]
El Bloque B y sus 850 habitantes parecen existir dentro –y ser partícipes en la perpetuación– de una sociedad altamente funcional y cohesiva, regida por sus líderes electos.
Un boyante comercio de destrezas también es característico de la cultura del Bloque B. Un expresidiario describía el Bloque B como una “universidad del crimen” en la cual es posible beneficiarse de la experiencia de los compañeros carcelarios en cualquier aspecto, desde tráfico de armas y fraude financiero hasta robo de identidad y fabricación de bombas.[13] La acumulación y amalgama de tales habilidades automáticamente da lugar a cambios en el comportamiento y a una posterior adopción de formas de pensamiento promovidas dentro del Bloque, a saber extremismo sunita violento.
La fabricación de armamento, tecnología y otros recursos disponibles dentro del Bloque presuntamente se origina en lo que las personas entrevistadas denominan “referencias políticas.”[14] Por tanto, la audiencia a la cual estos reclusos tienen acceso es amplia y de considerable influencia.
Es importante observar que los seis bloques restantes de Roumieh, que no contienen la misma concentración de extremistas sunitas, no poseen las mismas estructuras organizativas y de poder del Bloque B.[15] Es posible que la fuerza y poder que ejercen quienes están en el Bloque B, en parte, provenga de la impoluta intensidad y condición de unidad de la ideología y práctica del bloque, que les permite funcionar y perpetuarse como una entidad social altamente cohesiva.
Procesos de Radicalización Indirecta
El grado de desarrollo estructural y cohesión social implica que las personas encarceladas dentro del Bloque B automáticamente se vean obligadas a involucrarse en la cultura del bloque, la cual propugna y de hecho prevé la participación en un comportamiento extremista y terrorista.
Fuentes de expresidiarios describen la esperanza según la cual, una vez liberados, podrían regresar a Siria o participar en actividades de apoyo a yihadistas sunitas en el territorio del Líbano.[16] Entre tanto, supuestamente se requiere una cultura de educación, preparación y participación de las personas dentro del Bloque. Los reclusos no pueden negarse a participar en esta cultura, ya que hacerlo equivaldría a ponerse en peligro de castigo por el sistema de justicia interno. Es inevitable, por tanto, que los internos pasen por un proceso de endurecimiento ideológico y posterior radicalización simplemente por el tiempo que están dentro del Bloque B, pues están obligados a participar en la sociedad interna.
La participación obligatoria en tal cultura de extremismo violento del Bloque se vuelve especialmente relevante si consideramos que dentro de cada celda, hay una combinación de crímenes cometidos y de estatus legal. Es posible encontrar personas incriminadas que aún no han sido condenadas, compartiendo una celda con los condenados de graves cargos de terrorismo (múltiples cargos de homicidio involuntario, intento de bombardeo suicida, etc.).[17] Esto contribuye a una situación sumamente incendiaria por dos razones: los que están a la espera de una condena entran en contacto con radicales más duros y se ven obligados a adoptar las normas de una persona radicalizada –un problema peculiar si en realidad son inocentes, o al menos encontrados “no culpables”, y son liberados nuevamente a la comunidad. En segundo lugar, si los reclusos han cumplido meramente roles auxiliares en un grupo yihadí anteriormente, son susceptibles de fortalecerse ideológicamente cuando están junto a personas de alta graduación de grupos como Fatah al-Islam, Jabhat al-Nusra, o ISIS.
Si bien el Bloque B mantiene a personas de diversas milicias y grupos extremistas, las filiaciones se hacen fluidas al ingresar al Bloque y reflejan el éxito del Masul en el proceso de elección.[18] El modelo de Importación propuesto por Irwin, con relación a la encarcelación de pandillas en Sudamérica, sugiere que las agrupaciones que están fuera de reclusión sean trasladadas al ambiente interno de la prisión.[19] Este no es el caso del Bloque B, donde el sistema de gobierno interno parece superar las lealtades ideológicas y funcionales a grupos fuera del Bloque. En lugar de ello, los presos fluctúan en sus lealtades según el grupo del cual el Masul es elegido. Por ejemplo, si el Masul aclamado es de Fatah al-Islam, los reclusos jurarán un forma de lealtad a Fatah al-Islam por la duración del término del Masul, y así sucesivamente. Esto agrega peso a la comprensión del Bloque B como un todo cohesivo y unificado. La membrecía en la sociedad interna del bloque tiene preferencia sobre las lealtades que los prisioneros tienen en el mundo exterior a la cárcel, lo cual enfatiza la efectividad de los métodos de unificación y radicalización del bloque, y hace de este una poderosa fuerza a considerar.
Conclusión
Actualmente, hasta donde el autor tiene conocimiento, cualquier análisis y recolección de datos que tenga que ver con las instalaciones de Roumieh es realizada por ONG activas en la revelación de los abusos a los derechos humanos, y medios de comunicación que buscan exponer el ambiente y los eventos que tienen lugar dentro, como huelgas de hambre y motines. No obstante, si en realidad hubo análisis de procesos de radicalización, estructuras jerárquicas e influencias externas dentro de Roumieh o centros similares, han sido mínimos.
Es improbable que Roumieh y el Bloque B sean únicos en términos de superpoblación, sistemas de alojamiento sectarios y culturas jerárquicas del bloque. No sería realista proponer que la investigación del modelo de sociedad desarrollado en el Bloque B pudiera extrapolarse para describir centros similares de acceso menos fácil en toda la región de Oriente Medio.
Los campos de prisioneros de Iraq y Siria, creados en los últimos años para albergar a los capturados de ISIS, contienen muchos combatientes extranjeros, gran número de ellos de EEUU, Gran Bretaña y Europa, que probablemente regresarán a sus países de origen en los próximos años. Es vital desarrollar una comprensión de los modelos indirectos de radicalización que tienen lugar en Roumieh a fin de desarrollar programas efectivos de rehabilitación y desradicalización para quienes han sido encarcelados en centros similares.
REFERENCIAS
[1] Liban: La Prison de Roumieh, Un Fief Pour Les Jihadistes de l’EI. 2015. París, Francia. https://www.youtube.com/watch?v=42rJPZSH5mY (30 de octubre, 2019).
[2] Naharnet Newsdesk. 2015. “Notorious Roumieh Prison’s Block B Under Control of Security Forces.” Naharnet. http://www.naharnet.com/stories/en/162605.
[3] BBC. 2015. “Lebanon Prison Raided over Inmates’ Links to Bombing.” BBC. https://www.bbc.com/news/world-middle-east-30777426 (10 de septiembre, 2019).
[4] al-Attar, Jaafer. 2014. “Lebanon Security Forces Jam Prisoner Mobile Phones.” Al-Monitor. https://www.al-monitor.com/pulse/security/2014/01/lebanon-prison-fear-islamists-jabhat-nusra.html (10 de febrero, 2019).
[5] International Crisis Group. 2012. Lebanon’s Palestinian Dilemma: The Struggle Over Nahr al-Bared. Lebanon: International Crisis Group. https://www.crisisgroup.org/middle-east-north-africa/eastern-mediterranean/lebanon/lebanon-s-palestinian-dilemma-struggle-over-nahr-al-bared (10 de diciembre, 2019).
[6] Tamer Almisshal. 2017. The Battle of Abra. Al Jazeera. Documentary. https://www.aljazeera.com/programmes/aljazeeraworld/2017/05/lebanon-battle-abra-170522063407084.html.
[7] Lina Khatib. 2014. The Political and Security Fallout of the Battle in Arsal. Beirut, Lebanon: Carnegie Middle East Centre. https://carnegie-mec.org/2014/08/16/political-and-security-fallout-of-battle-in-arsal-pub-56408 (14 de octubre, 2019).
[8] Prisoner Source, Anon. 2019a. “Interview 4/9.”
[9] The Daily Star. 2015. “Roumieh Inmates Riot to Demand WiFi, Cell Phones.” The Daily Star. https://www.dailystar.com.lb/News/Lebanon-News/2015/Jun-23/303412-roumieh-inmates-riot-to-demand-wifi-cell-phones.ashx (21 de octubre, 2019).
[10] Judicial Source, Anon. 2019a. “Interview 1/9.”, Prisoner Source, Anon. 2019a. “Interview 4/9.”
[11] Judicial Source, Anon. 2019a. “Interview 1/9.”, NGO Source, Anon. 2019a. “Interview 6/9.”, Prisoner Source, Anon. 2019a. “Interview 4/9.”
[12] NGO Source, Anon. 2019b. “Interview 7/9.”
[13] Prisoner Source, Anon. 2019a. “Interview 4/9.”, Prisoner Source, Anon. 2019b. “Interview 5/9.”
[14] Judicial Source, Anon. 2019b. “Interview 2/9.”, NGO Source, Anon. 2019c. “Interview 9/9.”, Prisoner Source, Anon. 2019a. “Interview 4/9.”
[15] NGO Source, Anon. 2019c. “Interview 9/9.”
[16] Prisoner Source, Anon. 2019b. “Interview 5/9.”
[17] Prisoner Source, Anon. 2019a. “Interview 4/9.”, Prisoner Source, Anon. 2019b. “Interview 5/9.”
[18] NGO Source, Anon. 2019c. “Interview 9/9.
[19] Kreager, Derek A., and Candace Kruttschnitt. 2018. “INMATE SOCIETY IN THE ERA OF MASS INCARCERATION.” Annual Review of Criminology 1: 261–83.