De acuerdo al marco legal de la U.E., el papel de las comunidades en la prevención y lucha contra la violencia extremista ha sido siempre trascendental para las instituciones europeas. Prueba de ello puede verse en la Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo y al Consejo de 2010, titulada “La Estrategia de Seguridad Interior de la U.E. en acción: Cinco pasos hacia una Europa más segura” (The EU Internal Security Strategy in Action: Five steps towards a more secure Europe) en la que esta participación es claramente destacada.
Al definir los objetivos estratégicos, el objetivo número 2 se basa en “Prevenir el terrorismo y abordar la radicalización y la captación”, e identifica su primera acción: “Reforzar las comunidades para prevenir la radicalización y la captación”.
Para hacerlo, la U.E. propuso la creación de la Red de la UE para la Sensibilización frente a la Radicalización en 2011 (EU Radicalisation Awareness Network – RAN), e incentivó la cooperación entre autoridades locales, organizaciones de la sociedad civil y comunidades afectadas a nivel nacional y regional.
Por lo tanto, existe un llamado explícito de las instituciones de la U.E. hacia los Estados miembros a mejorar la cooperación e impulsar la participación de las comunidades más afectadas en términos de prevención de violencia extrema y radicalización.
Un problema distinto representa la forma en cómo los Estados miembros están manejando este requerimiento. En este caso, la primera pregunta a responder es: ¿Existe una participación real y efectiva de las comunidades en la prevención de la radicalización, liderada por autoridades nacionales y regionales dentro del ámbito de la U.E.?
Un primer vistazo a los diferentes planes y acciones de los Estados miembros en relación a la prevención contra la radicalización muestra que en la mayoría de textos legales nacionales existe una mención a la necesaria colaboración con las comunidades afectadas, pero su participación en el diseño e implementación de las políticas de prevención contra la radicalización es escasa.
La mención de “comunidades”, independientemente de las buenas intenciones de las agencias a cargo del diseño de estos planes, puede tener en ocasiones un efecto estigmatizante, confundiendo su papel real como parte interesada en una política de prevención contra la radicalización, pasando a ser vistas como meros “objetivos” de dicha política.
De esta forma, las políticas de prevención contra la radicalización pueden a veces impedir que las comunidades asuman su papel como “miembro del equipo”, que puedan desarrollar exitosamente el diseño, la implementación y la evaluación de políticas de prevención contra la radicalización, provocando dos efectos contraproducentes:
1. Alentar el rechazo y la desconfianza de las comunidades a las cuales se dirigen, aumentando el sentimiento de estar siendo estigmatizadas y perseguidas;
2. No aprovechar el rol necesario y crucial de las comunidades, organizaciones sociales civiles (OSC), y organizaciones basadas en la comunidad (OBC) para asegurar el éxito de estas políticas.
En cualquier caso, los beneficios de la participación y colaboración de las comunidades en las políticas de prevención contra la radicalización son indiscutibles.
Por lo tanto, es posible diferenciar dos tipos de beneficios dependiendo del destinatario de esta colaboración.
Por un lado, los beneficios para los miembros de la comunidad, que pueden dar fe de cómo la polarización existente es reducida y mitigada. Asimismo, la sensación de pertenencia a un grupo por parte de sus miembros aumenta, lo cual es un factor extremadamente importante toda vez que es uno de los motivos principales que activan los procesos de radicalización. Finalmente, esta participación aumenta la habilidad de sus miembros para detectar procesos de radicalización y a personas que buscan radicalizar a otras.
Por otro lado, se deben resaltar los beneficios para las autoridades locales o nacionales que promueven este tipo de colaboración y participación comunal, y observar cómo la efectividad de las políticas de prevención contra la radicalización aumenta. Brevemente se puede citar lo siguiente:
1. Credibilidad: Las políticas diseñadas e implementadas exclusivamente por las autoridades locales son usualmente vistas con desconfianza por parte del público al cual se dirigen. La participación de las comunidades, y de las OSC y OBC relacionadas con éstas, aumenta la credibilidad de las campañas de prevención entre sus destinatarios. Este aspecto es todavía más importante en políticas centradas en la desradicalización de individuos;
2. Participación de voces autorizadas: Todo plan o acción de prevención contra la radicalización debe involucrar a los mensajeros apropiados para transmitir el mensaje o la narrativa adecuada. La credibilidad y empatía de estos mensajeros es, por lo tanto, fundamental. En consecuencia, es necesario que estas voces autorizadas pertenezcan a las comunidades afectadas o que sean individuos perfectamente reconocibles y respetados por éstas. La colaboración entre comunidades y OBC para la identificación y colaboración de estos mensajeros es esencial;
3. Uso de sus propias redes: La colaboración entre las comunidades, y las OSC y OBC relacionadas con ellas promueve la difusión y la efectividad de estas acciones, mediante el uso de plataformas o redes propias que ya están siendo utilizadas para divulgar otros programas e iniciativas. De la misma manera, facilitarán el acceso de individuos que, de otra forma, habrían resultado ajenos a estas políticas debido a su desconfianza hacia las autoridades a cargo de su ejecución;
4. Conocimiento de las comunidades e individuos hacia quienes se dirigen estas políticas: El éxito de cualquier política social, y más aún de políticas de prevención contra la radicalización, yace en la profunda comprensión de sus objetivos y/o beneficiarios. Esta comprensión es clave en la composición e identificación del mensaje, mensajeros, canales, y posibles medidas de apoyo e intervención. Este conocimiento sólo puede provenir a través de la participación activa de los representantes de la comunidad y de sus OBC, quienes pueden proporcionarlo de primera mano;
5. Mejor manejo de los riesgos asociados con la política de prevención contra la radicalización: La identificación de riesgos o errores durante la implementación de estas políticas es crucial para asegurar su éxito y/o su mejora. La participación de las comunidades y OBC, que tienen conocimiento de primera mano sobre la evolución entre sus miembros, facilitará la identificación de tales riesgos o errores, así como sus posibles enmiendas.
¿Cómo impulsar la participación de la comunidad y de la sociedad civil?
En términos generales, hay muchas acciones que deben ser consideradas por las autoridades locales para aumentar o mejorar esta participación. En resumen, éstos incluyen:
• Necesidad de evaluación: Identificar las necesidades y debilidades del plan (o acción) de prevención contra la radicalización y las áreas que requerirán el apoyo o la colaboración de una OSC, OBC o comunidad;
• Identificación de los líderes de las OSC, OBC o comunidades que se encuentran trabajando en el área, sus fortalezas y debilidades, y su idoneidad para participar en el plan de prevención contra la radicalización;
• Priorización de la adhesión de estos líderes comunales, de OSC o de OBC, a los objetivos fundamentales del plan de prevención;
• Preparación de un plan de acción, identificando los distintos tipos de colaboración y de asociación que se mantendrán con las diferentes OSC, OBC y comunidades involucradas en el plan de prevención, y la etapa en que su participación será más beneficiosa para ambas partes. La transparencia será clave para asegurar el éxito y la sostenibilidad de estas asociaciones;
• Apoyo y capacitación para las organizaciones y comunidades involucradas en el plan de acción, apoyo financiero e institucional para propuestas innovadoras. En este caso, es importante mencionar el gran trabajo realizado por la RAN a través de su Programa de Fortalecimiento de la Sociedad Civil, que tal como se menciona en su sitio web, “alienta a diferentes OSC a proporcionar alternativas efectivas al mensaje proveniente de extremistas violentos y terroristas, así como también ideas para contrarrestar la propaganda extremista y terrorista. Ellos realizan talleres en diferentes Estados miembros para brindar a estas OSC las herramientas y el know-how necesarios para actuar efectivamente en Internet.”;
• Evaluación y monitoreo de las asociaciones, reforzando la transparencia de relaciones basadas en comunicaciones bilaterales;
Independientemente de los canales empleados, no debe olvidarse que la participación de las OSC y OBC en las políticas de prevención contra la radicalización apunta a involucrar a la comunidad.
Por consiguiente, existen muchas recomendaciones diseñadas por diferentes organizaciones para promover la participación de la comunidad. Un ejemplo de estas pautas es la lista de “Lecciones Aprendidas” de la RAN, disponible en su página web.
Al tratar con la participación de la comunidad en términos de prevención de la radicalización hay tres actores clave que deben ser tomados en consideración en las líneas de trabajo de las OSC y las OBC.
• Familias: el papel de las familias es esencial para entender los procesos de radicalización y para detectar y evitar posibles casos presentes y futuros. Por lo tanto, el objetivo debe ser forjar una relación de confianza mutua, donde se aborden las necesidades familiares y se evite la sensación de riesgo y de vigilancia permanente. La colaboración de las OBC en este sentido es con frecuencia muy útil;
• Policía: los oficiales de policía local detectarán las primeras señales de radicalización y recibirán información directa de parte de los miembros de la comunidad. La capacitación específica de estos oficiales, el establecimiento de un punto de contacto personal en la agencia, el fortalecimiento de las relaciones bilaterales con las familias y la elaboración de protocolos específicos para compartir información, serán clave para asegurar la cooperación de las familias y de la comunidad;
• Juventud: No debe olvidarse que la juventud es el verdadero objetivo de los extremistas y de los movimientos radicales en Europa. Por lo tanto, su participación es aún más necesaria para comprender y enfrentar estos fenómenos de manera adecuada.
Quizá el primer paso para conseguir esta participación de la juventud sea la promoción de sus propias organizaciones, donde la gente joven se sienta representada y con la que se sienta identificada, donde puedan defender y promover sus propios intereses, abordar sus propios problemas y preocupaciones, y convertirse en miembros relevantes de la sociedad “adulta”.
Lograr esta identificación es más importante aún en el contexto europeo y entre la población joven de origen inmigrante, toda vez que una de las principales realidades que ésta debe enfrentar es la existencia de una identidad híbrida, que difícilmente puede ser representada a través de organizaciones externas con sus propios intereses.
El activismo estudiantil puede ser clave es este sentido, donde el apoyo académico e institucional aparece como un importante activo para el movimiento asociativo.
Como puede apreciarse, existen muchas posibilidades abiertas ante nosotros, así como también modelos que han probado ser muy útiles en la U.E.
De cualquier modo, los Estados miembros son quienes deben prever y fomentar la participación comunal en las políticas de prevención contra la radicalización. Por último, una implementación apropiada a nivel local requerirá siempre de voluntad política acompañada de previsión presupuestaria y organizacional, a cargo de varias agencias de la autoridad local.
Referencias
Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo y al Consejo de 2010, titulada “La Estrategia de Seguridad Interior de la U.E. en acción: Cinco pasos hacia una Europa más segura”
https://eur-lex.europa.eu/legal-content/en/TXT/?uri=CELEX%3A52010DC0673
“Programa de Fortalecimiento de la Sociedad Civil” (Civil Society Empowerment Program) Red para la Sensibilización frente a la Radicalización (Radicalization Awareness Network): https://ec.europa.eu/home-affairs/what-we-do/networks/radicalisation_awareness_network/civil-society-empowerment-programme_en
“Diez lecciones aprendidas acerca de la participación comunal” (Ten lessons learnt on Community Engagement) Red para la Sensibilización frente a la Radicalización (Radicalization Awareness Network):
https://ec.europa.eu/home-affairs/sites/homeaffairs/files/what-we-do/networks/radicalisation_awareness_network/docs/community_empowerment_infographic_en.pdf
“Investigación, procesamiento y sentencia de casos de combatientes extranjeros terroristas” (Investigation, Prosecution and Adjudication of Foreign Terrorist Fighter Cases). UNODC, June 2018:
https://www.unodc.org/documents/terrorism/Publications/FTF%20SSEA/Foreign_Terrorist_Fighters_Asia_Ebook.pdf
RAN Recopilación de enfoques y prácticas. Prevención de la radicalización hacia el terrorismo la violencia extremista. Participación y fortalecimiento de las comunidades: https://ec.europa.eu/home-affairs/sites/homeaffairs/files/what-we-do/networks/radicalisation_awareness_network/ran-best-practices/docs/community_engagement_and_empowerment_en.pdf