Nadie pone en duda el éxito de ISIS en aprovechar las redes sociales para difundir sus mensajes y llegar a potenciales adeptos en todo el mundo. Han utilizado propaganda especialmente dirigida a determinadas audiencias. De hecho, muchas de sus publicaciones estaban dirigidas a musulmanes occidentales y por consiguiente hacían referencia a sus propias reivindicaciones.
En 2014 y 2015 las redes sociales desempeñaron un papel clave cuando se trataba de convencer a simpatizantes y fanáticos de ISIS de todo el mundo, que el proyecto del califato era real, que estaba ocurriendo delante de sus ojos, y que debían apresurarse a formar parte de la primera generación que resucite de la muerte a este utópico Estado.
Particularmente, para proyectarse como la única entidad legítima que debería regir y distinguirse de todos los otros grupos, ISIS se centró muy de cerca en el sistema gubernamental aparentemente efectivo del califato, en unos servicios sociales adecuados, en la igualdad, en la floreciente economía, y en un gobierno justo y devoto. Esa propaganda resultó muy efectiva con personas influenciables, con la juventud marginada que divide el mundo en “bueno o malo”, y entre quienes generalmente albergan el sentimiento de haber sido dejados de lado por sus sociedades debido a las injusticias, reales o imaginadas, que enfrentan.
Las redes sociales han proporcionado a los terroristas la oportunidad de establecer contacto directo con su audiencia, a fin de difundir terror y captar o impresionar a sus seguidores. ISIS ha sido señalado como el grupo terrorista más hábil en la utilización de las redes sociales para atraer nuevos miembros. En 2015, se transformó en la “estrella de rock” de los grupos terroristas, llegando a miles de seguidores online en todo el planeta. De hecho, el grupo logró movilizar a más de 40.000 simpatizantes extranjeros de más de 100 países. Los vídeos se filmaron y editaron de manera profesional, retratando su versión de una imagen enaltecida y cool del terrorismo. Y lo que es aún peor, ISIS lanzó su propia aplicación móvil gratuita para Android, con el título The Dawn of Glad Tidings (“El amanecer de las buenas nuevas”), la cual fue detectada y posteriormente suspendida.
Asimismo, ISIS fue capaz de operar fuera de su esfera inmediata y alcanzó a cientos de miles de personas más allá de sus seguidores. Pero hacia 2017, gracias a la suspensión de sus cuentas, se vieron restringidos a sus propios círculos cerrados. Como respuesta, el grupo se pasó a sitios más seguros e hizo de Telegram su plataforma preferida. Telegram es una multiplataforma gratuita para teléfonos móviles, que ofrece mensajería segura. De hecho, Telegram ha sustituido la presencia online del grupo en plataformas más abiertas como Facebook y Twitter, ya que estas compañías ejercieron un enérgico control y clausuraron las cuentas vinculadas con Estado Islámico.
Como mencionábamos en nuestro artículo académico sobre Telegram, los sitios web muchas veces son creados con anterioridad a la publicación de cualquier material en ellos, como precaución ante cierres intempestivos. Por ejemplo, en un canal de Amaq que monitoreábamos, en los primeros minutos se publicaba un enlace invitando a un portal de Amaq aún más reciente. Pudimos observar modalidades similares en todos los sitios oficiales de ISIS. Sus administradores publicaban un enlace de respaldo (que siempre se comparte en múltiples portales de chat) luego de publicar una importante cantidad de propaganda. Las publicaciones a menudo se componen de materiales de archivo de otros sitios bloqueados. Los datos se “vuelcan” masivamente en el nuevo portal una vez que el sitio ha estado operativo por varias horas.
Este retraso brinda una cierta idea acerca del uso de Telegram por parte de ISIS: la necesidad de acceso a internet de alta velocidad, la existencia de muchas copias de seguridad de datos anteriormente publicados, y la coordinación para cargar miles de megabytes en pocos segundos.
Sin embargo, la pregunta que tenemos que hacernos es qué ocurre cuando estas empresas tecnológicas identifican a estos individuos y les impiden continuar usando (y explotando) sus plataformas. El año pasado, grandes compañías señalaron que están aunando esfuerzos para desarrollar mejores herramientas para eliminar y reducir la distribución de material terrorista. Pero, ¿cuán efectivos son estos métodos?
Si bien el contenido violento (decapitaciones, bombardeos, convocatorias a la violencia) es retirado inmediatamente de sus plataformas, la administración y control de otros contenidos dudosos no es fácil. Por ejemplo, el pasado año, YouTube eliminó todos los vídeos de Anwar al-Awlaki, el reclutador americano-yemení de al-Qaeda, muerto en Yemen en 2011 en un ataque con drones de EE.UU. Una búsqueda en YouTube de al-Awlaki solo mostrará alrededor de cien vídeos de su autoría. No obstante, la mayor parte de los vídeos eliminados son nuevamente cargados en la plataforma con títulos distintos, y sin mencionar el nombre del predicador, como puede verse aquí, aquí, aquí y aquí. La mayoría de los vídeos son teológicos y no tienen nada que ver con terror.
Funciona de esta manera:

los terroristas atacan virtualmente; las empresas tecnológicas desarrollan herramientas para detectar, contrarrestar, y eliminar la propaganda; luego los terroristas desarrollan técnicas para ocultar y volver a introducir sus mensajes y así sucesivamente en un ciclo interminable. Los terroristas nunca se rinden y, puesto que estas herramientas están disponibles, las siguen utilizando en su beneficio. Siempre encontrarán formas de reinventarse.
En rigor, algunos hombres y mujeres de los medios de comunicación de ISIS solían presumir sobre cuántas veces fueron suspendidos en las redes, equiparando la prohibición con un martirio virtual y compartiendo orgullosamente una fotografía de su cuenta bloqueada, agradeciendo a Dios por tal circunstancia. Se sienten complacidos por la proscripción. El “repetido martirio” virtual muestra que son una carga pesada para sus enemigos.

Los terroristas siempre van a encontrar formas de replicar y divulgar su propaganda, buscando plataformas alternativas. Producirla no es costoso y puede difundirse fácilmente online a través de Twitter, Facebook, YouTube y otras redes sociales. Por ejemplo, la productora de contenidos de Asawerti Turjuman (@turmediaxxx) es una de las plataformas más conocidas y productivas de ISIS. Antes de pasar a Telegram, la cuenta operaba en YouTube y en la mayor parte de las redes sociales. En una ocasión, la cuenta publicó una captura de pantalla de su 256a cuenta bloqueada, en desafío a sus más de 200 suspensiones en Twitter.