Matteo Pugliese
El extremismo salafista-yihadista ha sido considerado una amenaza para la seguridad en Europa durante mucho tiempo, pero los grupos radicales chiitas han sido sorprendentemente subestimados por muchos países occidentales. Las principales organizaciones son el partido libanés Hezbollah, el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán y varias milicias chiitas de Irak, Pakistán, Afganistán, Yemen y otros países.
Entre los países que han sido más decisivos sobre la naturaleza de Hezbollah se encuentran Estados Unidos, el Reino Unido, los Países Bajos, Japón y Canadá, que han incluido al grupo en listas negras de agrupaciones terroristas. Estados Unidos designó a Hezbollah como Organización Terrorista Extranjera en 1997. En 2008, el Reino Unido agregó el ala militar del grupo a la lista de terrorismo, y más tarde en 2019, a toda la organización. Recientemente, Serbia también incluyó a Hezbollah en la lista negra, como una concesión a Israel y Estados Unidos en el marco de las negociaciones con Kosovo mediadas por Washington. En abril de 2020, Alemania declaró a todo el grupo como una organización terrorista y, posteriormente, la policía llevó a cabo redadas en mezquitas vinculadas al grupo.
Otros países se han mostrado más reservados. En 2013, la Unión Europea (UE) incluyó en la lista negra al ala militar de Hezbollah, pero varios Estados miembros han determinado sus propias clasificaciones individuales. Por ejemplo, Francia designó al ala militar de Hezbollah como grupo terrorista, pero aún no ha decidido cómo clasificar a toda la organización. En España, el partido liberal de centro -Ciudadanos- presionó por la designación del grupo como organización terrorista, pero aún no ha sido aprobada. En septiembre de 2020, un tribunal búlgaro condenó en ausencia a dos agentes de Hezbollah a cadena perpetua por hacer explotar un autobús turístico en 2012 en Burgas, matando a cinco israelíes y al conductor búlgaro-musulmán, pero el fiscal estatal decidió no acusar a Hezbollah como organización.
Presencia chiita en Italia
Italia, debido a las delicadas relaciones con Líbano e Irán, ha dejado la designación de Hezbollah en una zona gris. Cuando el entonces ministro del Interior Matteo Salvini visitó Israel en 2018, llamó a Hezbollah “terroristas islámicos” generando un acalorado debate político en Italia porque el país tiene desplegados más de mil soldados en el sur del Líbano como parte de la misión de mantenimiento de la paz de la UNIFIL que actúa como una barrera entre las fuerzas de Hezbollah e Israel. Hay muchos más sunitas que chiitas en Italia. La mayoría de los chiitas se concentran en Roma, Milán, Brescia, Mestre, Como, Legnano, Novara y Carpi, donde viven importantes comunidades de inmigrantes. La Asociación Assirat con sede en Como está formada por la diáspora chiita libanesa y está dirigida por Abdul Aziz Hamze. La página de Facebook de la asociación comparte regularmente videos del jeque Bassam Qarut y del converso chiita italiano Sheikh Abbas Di Palma. El contenido online es casi exclusivamente religioso y apolítico. La asociación estableció un diálogo y cooperación con la comunidad católica local.
Mientras tanto, los grupos chiitas en Carpi, así como en Legnano, Novara y Palermo están formados por inmigrantes de Pakistán y del subcontinente indio. Estos grupos son muy activos en eventos sociales y rituales religiosos, como la gran ceremonia Ashura frente a la estación central de Milán, pero menos involucrados en el activismo político, aunque la Organización Jafaria de Legnano-Novara compartió posts en solidaridad con el general Qasem Soleimani luego de su asesinato.
El Centro Islámico Imam Mahdi en Roma está compuesto principalmente por iraníes, afganos y paquistaníes, en lugar de árabes. El centro está dirigido por el clérigo italiano converso Abbas Di Palma, que estudió teología en Damasco y Qom, y organizó eventos en el pasado para celebrar la “liberación del Líbano de la ocupación israelí”. En 2015, el centro también acogió a Nawar al-Sahili, miembro de Hezbollah del Parlamento libanés, así como a clérigos y funcionarios iraníes.
El papel creciente de los conversos chiitas italianos
Un número creciente de conversos italianos está surgiendo en la pequeña comunidad chiita del país y, a menudo, son incluso más activos políticamente que los inmigrantes. Edoardo Agnelli, hijo del industrial italiano de FIAT, Gianni Agnelli, se convirtió al islam chiita después de conocer al ayatolá Ali Khamenei en Irán. En el año 2000, presuntamente se suicidó en Turín. Ammar Luigi De Martino fue un predicador evangélico y militante de extrema derecha de Nápoles que se convirtió al islam chiita y es considerado el fundador de la comunidad chiita organizada en Italia. Fundó la asociación Ahl-al-Bait y una revista llamada «El islam puro».
Di Palma es también un importante activista chiita en Italia. Di Palma usó su página de Facebook para comentar las declaraciones e iniciativas del líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, del presidente sirio Bashar Al Assad y del régimen iraní. En repetidas ocasiones compartió contenido sobre el papel de los combatientes extranjeros chiitas en Siria, Yemen e Irak, celebrando la lucha contra el Estado Islámico y otras facciones sunitas. Por ejemplo, en 2016 elogió a la brigada Zeinabiyun compuesta por voluntarios chiitas paquistaníes y al ala militar de Hezbollah en Siria, así como la milicia Al Houthi -respaldada por Irán- que lucha en Yemen. En 2015, también criticó el asesinato del terrorista libanés Samir Kuntar, quien asesinó a una niña israelí de cuatro años. En su sitio web personal, el jeque da consejos religiosos a sus seguidores. Tiene opiniones sociales radicales, prohíbe la danza, la música, la promiscuidad y las películas con escenas de sexo. También defiende las restricciones estrictas al comportamiento de las mujeres.
Hanieh Tarkian es otra activista italo-iraní con fuertes opiniones políticas a favor del régimen iraní, del régimen de Al Assad, Hezbollah y los grupos chiitas en general. Participa en seminarios organizados por plataformas de extrema derecha como Il Primato Nazionale y grupos neofascistas, pero también con la revista pro-Putin “Eurasia”. Es invitada a hablar en eventos de la comunidad chiita relacionados con la situación política en Medio Oriente. Tarkian usa sus cuentas de Facebook y Telegram para compartir videos oficiales de Hezbollah y Hamas celebrando ataques terroristas en Israel y como propaganda de predicadores iraníes. También compartió puntos de vista radicales y agresivos sobre Estados Unidos, los países del Golfo y los Gobiernos occidentales. Está asociada con el Centro Cultural Imam Ali de Milán, que es muy activo en Telegram. El Centro organizó una ceremonia de conmemoración frente a la estación central de trenes de Milán para Soleimani después de su asesinato y compartió una entrevista del Imam Ali Faeznia en la que pidió venganza por el asesinato del general iraní.
Ataques terroristas chiitas en Italia
En esta etapa no está claro si la propaganda chiita extremista en Italia ha radicalizado a algún miembro de la comunidad hasta el punto de unirse a grupos militantes o incluso de luchar en el extranjero entre las filas de Hezbollah, Liwa Zainebiyoun, Liwa Fatemiyoun, Liwa Husaynyun, Ansar Allah-Houthi u otras unidades. Sin embargo, tanto el aparato de Hezbollah como el de Irán han estado activos en Italia, llevando a cabo operaciones encubiertas, ataques terroristas y asesinatos. En las últimas décadas, Italia ha experimentado una serie de ataques por parte de militantes chiitas.
El 12 de enero de 1987, el agente libanés de Hezbollah Bechir Khodr, de 26 años, aterrizó en el aeropuerto Linate de Milán, procedente de Beirut. Fue registrado por la policía y se encontró que llevaba 11 kg de explosivos plásticos escondidos en su equipaje. Se suponía que los explosivos iban a ser utilizados contra la comunidad judía de Roma, que en 1982 había sido blanco del grupo palestino de Abu Nidal, matando a un niño judío de dos años. Khodr fue sentenciado a 17 años de prisión por cargos de terrorismo, pero fue deportado de regreso al Líbano luego de solo cinco años.
En otro caso, el 3 de julio de 1991, después de la publicación del libro del autor iraní Salman Rushdie The Satanic Verses y la posterior fatwa que pedía la muerte de Rushdie emitida por el líder supremo iraní, el ayatolá Khomeini, un hombre que afirmó trabajar en la embajada iraní en Italia se presentó en la casa de Milán del traductor de la novela -Ettore Capriolo- preguntando por la dirección de Rushdie e invitándolo a visitar Irán. Tras la actitud reacia de Capriolo a proporcionar información sobre el paradero de Rushdie, el iraní lo apuñaló varias veces y se escapó.
El 16 de marzo de 1993, el disidente iraní Mohammad Hossein Naghdi fue asesinado con una ametralladora Skorpion por un comando de la unidad de inteligencia iraní Vevak dirigida por Assl Mansur Amir Bozorgian en Roma, donde vivía en el exilio. Naghdi, un exdiplomático iraní en Roma que se convirtió en representante de la oposición del Consejo Nacional de Resistencia, se había convertido en un crítico del régimen de Khomeini.
En 2006, un chiita libanés dio una pista falsa a la inteligencia italiana alegando que un inmigrante sirio sunita estaba planeando un ataque terrorista en Milán. El partidario de Hezbollah había huido del país cuando los agentes de inteligencia se dieron cuenta. Más recientemente, una investigación dirigida por la Agencia Estadounidense de Control de Drogas descubrió una red de lavado de dinero de Hezbollah, que incluía a cinco hermanos chiitas establecidos en el norte de Italia, Turín y Liguria, que vendían automóviles y maquinaria industrial a clientes africanos como encubrimiento de transacciones ilícitas. Además, durante el levantamiento de 2019 contra el Gobierno libanés y el deterioro de la situación económica en el país, un grupo de expatriados libaneses que protestaban frente a su embajada en Roma fueron presuntamente amenazados y acosados por un militante de Hezbollah.
Conclusión
Si bien el hecho de que el Gobierno italiano no haya designado a Hezbollah como una organización terrorista podría verse como una debilidad, podría ser una decisión calculada para tomar una posición neutral para evitar la violencia. De hecho, existe un riesgo real de que elementos radicales de la comunidad chiita en Italia puedan convertirse al extremismo violento. Esta posibilidad solo se ve reforzada por la propaganda radical lanzada por los predicadores en Italia. Si bien es poco probable que esto represente una amenaza directa para la seguridad nacional, esto podría motivar a los inmigrantes chiitas a ser más activos políticamente en causas internacionales, brindando apoyo logístico o financiero a grupos terroristas extranjeros, o incluso convertirse en combatientes extranjeros en las guerras de Oriente Medio.