European Eye on Radicalization
El Arab Gulf States Institute en Washington (AGSIW) fue anfitrión de un panel el 16 de octubre, titulado “Yemen en la Encrucijada: ¿Las Nuevas Dinámicas de Conflicto Están Remodelando el Futuro del País?” Los oradores trabajaron sobre este complicado e intrincado conflicto, tratando de hacer que la situación actual sea comprensible.
El primero en hablar fue Abdulghani al-Iryani, un Consultor de Desarrollo y Política socialista yemení. En términos de hacia dónde va la guerra, Al-Iryani dijo que los saudís han estado dispuestos a hacer las paces por un largo tiempo, pero sintieron que necesitaban “bajarle los humos a los Hutíes” antes de que los términos se resolvieran. Esto ha resultado ser imposible, de hecho humillante y ha desenmascarado muchos de los problemas del sistema saudita.
A continuación, Elana DeLozier, una Compañera Investigadora del Washington Institute for Near East Policy (WINEP), dijo que Yemen ha probado ser inmune a llegar a un acuerdo porque en realidad hay tres conjuntos de negociaciones por superar: (1) entre el gobierno reconocido de Abdrabu Hadi y Ansarallah que cuenta con el apoyo de Irán, mejor conocida como los Hutíes; (2) entre los Hutíes y el gobierno saudita, que lidera la Coalición Árabe que intervino en Yemen en 2015 para evitar el golpe de Estado de los Hutíes contra el gobierno yemení reconocido; y (3) entre Hadi y el Consejo de Transición del Sur (Southern Transitional Council – STC), un movimiento secesionista en el sur del país que fue hasta hace poco aliado de Hadi contra los Hutíes.
El problema de incluso hacer un comienzo fue ilustrado en Hudayda, dice DeLozier, donde la comunidad internacional trató de iniciar un proceso para generar confianza. En lugar de ello, todas las partes – concretamente la Coalición Árabe y los Hutíes, en este caso – tuvieron que reunirse en un barco ya que no podían ni siquiera decidir en qué territorio reunirse. Como ella lo explica, ellos “ni siquiera pueden decidir acerca de la mesa, mucho menos pueden hacerlo con respecto a lo que se habla en la misma”.
El orador final fue Charles Schmitz, un Profesor de Geografía en la Towson University, quien fue mucho más optimista en cuanto a que un acuerdo era posible en los más altos niveles de las facciones políticas, pero los actores externos, como Irán, pueden seguir arruinando las cosas.
Ha habido recientes movimientos de los Hutíes, aparentemente en dirección a la paz – ofreciendo liberar prisioneros, por ejemplo – pero Al-Iryani dice que esto debería ser visto como una medida de su fuerza (la cual creen tener). Los Hutíes sienten que han ganado, ya que han capturado las instituciones estatales del régimen de Ali Saleh, han anexado las capacidades diplomáticas y burocráticas técnicas del viejo régimen y han rehecho la élite en sus “propias” áreas de mayoría zaidianas en el norte. Por lo tanto, se sienten seguros y estas ofertas de concesiones vienen de una posición de fuerza autopercibida; una apertura diplomática significó para los Hutíes ganar simpatía política de la comunidad internacional al ser vistos como la parte más razonable.
Puede añadirse, y así lo hizo DeLozier, que la afirmación (falsa) de los Hutíes de que atacaron ARAMCO en Abqaiq el 14 de septiembre de 2019, fue difícilmente un indicativo de una fuerza preparada para la paz.
DeLozier menciona que el gobierno de Hadi ha encontrado difícil el llegar a la mesa de negociación, de modo que ha sido percibido por algunos como obstinado, porque mantiene su postura por principio – a saber, que es el gobierno legítimo, y la resolución 2216 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (aprobada en abril de 2015) pide un reconocimiento de este hecho antes de que las negociaciones puedan comenzar, un pedido que va demasiado lejos para los Hutíes. Hadi no tiene mucha elección más que continuar en este camino, sin embargo, ya que no cuenta con una base popular o militar, dice DeLozier, él tiene que aferrarse a esta “carta” de reconocimiento internacional y no la va a cambiar.
DeLozier continúa diciendo que los Hutíes presentan un terrible problema de credibilidad. Sean cuales sean los problemas que existan para llevar al gobierno de Hadi a la mesa de negociación, una vez que está en la mesa y acuerda algo, se adhiere a ello. Los Hutíes, en contraste, han violado con frecuencia sus promesas, a pesar de su siempre presente disposición para dialogar.
Este fallo de los Hutíes para hacer las paces tiene que entenderse como una política centralizada, no como el resultado de elementos aislados. Al-Iryani describe el hecho de que los Hutíes, independientemente de las divisiones que puedan existir en las filas – de edad, clase u otras divisiones socioeconómicas – esto está plenamente cubierto por la disciplina ideológica. Los Hutíes son leales a Abdulmalik al-Huthi y más precisamente a su cargo, al-wali al-faqih, la autoridad religiosa suprema, lo cual significa que incluso si él es asesinado, ellos permanecerán leales a su sucesor. Como tal, los Hutíes podrían implementar un acuerdo si llegan a uno – simplemente ellos no han acordado uno hasta el momento.
Los poderes externos pueden jugar algún rol para la paz, acordaron los panelistas – para bien o para mal.
DeLozier menciona que la mayoría de las facciones yemeníes de hecho sí hablan las unas con las otras, y los EE.UU. han acordado dialogar con los Hutíes. Pero otros poderes externos han complicado estos movimientos hacia la paz.
Las Naciones Unidas pueden facilitar el diálogo, dice Al-Iryani, aunque no tiene poder, estrictamente hablando, de modo que si las partes no desean hacer que esto funcione, entonces no puede funcionar. La ONU tampoco está involucrada en el monitoreo del STC en cuanto a diálogos de paz, ya que está fuera de su mandato, una brecha bastante grande.
Sobre el rol estadounidense, Schmitz dice que los EE.UU. han tenido falta de una política coherente en Yemen, aunque su papel sería en gran medida la reconstrucción después de un acuerdo de paz. DeLozier se preguntó si, dado que la creencia de los Hutíes es que los EE.UU. están tras toda la campaña en su contra, no sería útil para los EE.UU. entrar en los diálogos de paz, incluso simbólicamente.
Al-Iryani dijo que los EE.UU. pueden hacer varias cosas pequeñas para ayudar a motivar la paz, particularmente al presionar a la Coalición Árabe para involucrar elementos más moderados de Al-Islah y negociar directamente con Ansarallah, en lugar de hacerlo a través de Irán, esto para atraer a Ansarallah hacia Arabia Saudita, en lugar de empujarlos “al regazo” de Irán.
Al terminar, los panelistas consideraron el futuro. DeLozier dijo que debe esperarse lo inesperado – aliados volviéndose enemigos, como sucedió con los Hutíes y Saleh y más recientemente con Hadi y STC. Al-Iryani discrepó ligeramente, diciendo que las sorpresas eran posibles, pero considerando la trayectoria presente existiría paz en el sentido de un cese de hostilidades a nivel nacional, a pesar de que Yemen seguiría siendo azotada por los caudillos militares, divisiones políticas y sectarias e incluso violencia.