Jassim Mohamad, investigador sobre combate y terror, e inteligencia en Bonn
La Hermandad Musulmana obtuvo su primer punto de apoyo en Alemania cuando el egipcio Said Ramadan (1926-1995), asentado en Ginebra, confidente cercano y yerno del fundador de la Hermandad Musulmana -Hasan al-Banna- se hizo cargo del Centro Islámico de Munich (Islamisches Zentrum München) en 1960. Ramadan tuvo que abandonar Egipto después de la represión del Gobierno de los Oficiales Libres contra la Hermandad Musulmana en 1954, y los estudiantes árabes en Munich que querían construir una nueva mezquita lo contactaron en 1958. Desde su exilio en Ginebra, él sentaría las bases para el surgimiento de la red Brotherhood (Hermandad) en Europa.
La Organización de la Asamblea Islámica en Alemania es una de las organizaciones de la Hermandad más antiguas y más grandes del país, con aproximadamente 1.300 miembros, que busca establecer un Estado islámico. Otra filial importante de la Hermandad es la Comunidad Islámica de Alemania (ICG por su sigla en inglés).
Los alemanes se han dado cuenta, especialmente desde el surgimiento del Estado Islámico (EI), del esfuerzo de la Hermandad para reposicionarse como una alternativa no amenazante, diferente de grupos yihadistas como el EI y Al-Qaeda, y la inteligencia alemana también es consciente de los problemas que en realidad la Hermandad plantea a la sociedad. En el caso de la ICG, por ejemplo, sus líderes se preocupan por la moderación, mientras a la vez apoyan en privado la transformación de Alemania en un Estado islámico «en el mediano plazo», según escribió el periodista alemán Axel Spilcker en una revista alemana de gran difusión, The Focus.
Un documento filtrado sugirió que la Hermandad en Alemania ha recibido asistencia del actual Gobierno turco. Hubo cierto escepticismo sobre el informe porque era una respuesta confidencial del Ministerio del Interior a una pregunta planteada por Die Linke (el Partido de Izquierda), el grupo estalinista de la tiranía de Alemania Oriental, un partido que simpatizaba profundamente con los terroristas antiturcos del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK por su sigla en turco). Aun así, Berlín está convencido de que al menos parte del problema proviene del extranjero.
Cuando el expresidente egipcio Mohammed Morsi, miembro de la Hermandad Musulmana, murió bajo la custodia del actual Gobierno egipcio, más de 300 mezquitas en toda Alemania -la mayoría afiliadas a la ICG- llamaron a la oración por el fallecido. Alemania cree que la entidad está financiada por Turquía a través de la Unión Turco-Islámica de Asuntos Religiosos (DITIB por su sigla en turco).
La Oficina Federal para la Protección de la Constitución (BfV por su sigla en alemán) documentó los avances realizados por los islamistas «no violentos» dentro de las comunidades musulmanas, por ejemplo, ejerciendo un control cada vez mayor sobre el Consejo Central de Musulmanes en Alemania (ZMD, sigla en alemán), que a su vez colaboró con la DITIB, con sede en Colonia. Hay 900 mezquitas dirigidas por la DITIB en Alemania, y se cree que cerca del 10% de ellas son supervisadas de cerca por la inteligencia turca, que se ocupa de una población de aproximadamente tres millones de musulmanes turcos.
Un método para abordar el floreciente extremismo que amenaza la cohesión social es insistir en imames entrenados localmente. Esto se aplicaría particularmente a áreas sensibles como el ejército, donde el Ministerio de Defensa alemán insistirá en que los predicadores islámicos dominen el idioma alemán y se hayan graduado de cursos de teología en universidades reconocidas por el Estado.
La agencia de inteligencia nacional alemana también ha aumentado la supervisión de las actividades de la Hermandad Musulmana debido a esta creciente preocupación de que los grupos islámicos legales y no violentos representen una amenaza para la democracia del país, según informó la cadena estatal alemana Deutsche Welle (Turco).
El proyecto político-religioso de la Hermandad Musulmana es establecer un sistema de sharia, que es incompatible con el sistema libre y democrático de Alemania. La Hermandad hace esto a través de diversos medios educativos, para personas de todas las edades. La voluntad de la Hermandad de implementar su agenda islamista a través de la política y apostar a largo plazo, lo cual significa caer por debajo del umbral requerido para atraer la atención de los funcionarios de seguridad nacional. Pero la sociedad paralela que la Hermandad está tratando de construir y sus planes a largo plazo son una amenaza que las autoridades alemanas deberían tomar más en serio, reconociendo y actuando para limitar las actividades del grupo.