European Eye on Radicalization
Jihad and the West es una valiente – si bien por momentos irregular – recopilación de eventos disperses de historia jihadista, ataques y agentes de radicalización.
El analista militar y de inteligencia Sebastian Gorka, autor del Prefacio, resalta que el libro nos permite alcanzar el objetivo principal de toda nación en una guerra: entender al enemigo como él se entiende a sí mismo. Esto es crucial para comprender las narrativas del enemigo y – idealmente – desarrollar contra-narrativas efectivas.
Otra cualidad central del trabajo del Dr. Silinsky que Gorka resalta es la decisión del autor “encarar el discurso de lo políticamente correcto que tanto ha infectado y distorsionado el tratamiento de temas en Occidente en años recientes”.
Esta es una cualidad positiva y poco común, mientras no conduzca – como desafortunadamente sucede ocasionalmente en el libro – a simplificar las perspectivas y generalizar a los musulmanes y al Islam.
Se trata de una tendencia cada vez más común: escritores, intelectuales y políticos confunden la habilidad para superar lo políticamente correcto con la inclinación hacia declaraciones abiertamente hostiles acerca del objeto de la discusión.
Este es ciertamente el caso cuando Silinsky define a la islamofobia como “el lado musulmán e la historia” o cuando le brinda un espacio considerablemente amplio – aunque sin acoger expresamente su contenido – a la teoría del psicólogo danés Nicholas Sennels, quien declaró
“(la) violencia es mucho más aceptada en los hogares musulmanes europeos que en los hogares europeos no musulmanes. Él argumenta que la exposición a la violencia y la inculcación del odio, especialmente a edad temprana, aumenta el riesgo de trastornos psiquiátricos. Concluye que la cultura islámica es más propensa a crear comportamiento criminal y antisocial que el ethos occidental.
Despliegues ostentosos de ira en Occidente son señales de debilidad y de personalidades frágiles. En la cultura musulmana, argumenta, la ira es mucho más aceptada, y ser capaz de intimidar a otros es considerado una fortaleza y fuente de estatus social. Es visto como ‘ira sagrada’.”
En lo que respecta a la estructura del libro, el trabajo comienza con un glosario, dedicándose una parte significativa del mismo a la controvertida noción de “Eurabia”:
“[‘Eurabia’ es] un término acuñado por el académico residente en Suiza Bat Ye’or, para referirse al conjunto de acuerdos, contratos, tratados y acuerdos no verbales entre gobiernos europeos, corporaciones, universidades y medios de comunicación que promueven la imagen positiva y el interés general por el Islam y [los países] islámicos, en particular por los estados exportadores de petróleo. En tiempos más recientes, el término ha sido utilizado para referirse al crecimiento de grupos demográficos musulmanes y su influencia política en Europa.”
Luego del glosario, el autor ilustra las tres guerras libradas por el Estado Islámico (ISIS): una guerra revolucionaria porque los combatientes buscaban erradicar los gobiernos existentes en Siria e Irak, marcadamente seculares; una guerra civil porque las antiguas y persistentes rivalidades chiitas y sunitas han arrojado a las sectas a luchar unas contra otras; y una guerra mundial, dada la intervención de los poderes regionales y mundiales.
El primer capítulo, Bandera Negra sobre Babilonia, proporciona un vistazo histórico sobre el origen y el desarrollo de ISIS.
Esta sección es puntual y exhaustiva, pero pronto nos topamos con uno de las muchas comparaciones desafiantes que caracterizarán el libro:
“El Partido Baath, que adoptó el pan-arabismo, y elementos del Islam, fue fundado por tres intelectuales formados en Francia (…) Michel Aflaq, el filósofo del partido, quien al igual que Abu Bakr al-Baghdadi, quería abolir las naciones-estado árabes y forjar un único Estado.”
¿Era realmente necesario y apropiado comparar a al-Baghdadi con Michel Aflaq? No lo creemos así.
El Segundo capítulo titulado Eurabia y más allá: El campo de cultivo del califato, proporciona información y estadísticas interesantes sobre los combatientes extranjeros occidentales en Siria e Irak, y el crecimiento de la población musulmana en Europa.
El autor aprovecha esta oportunidad para afirmar:
1. “Muchos europeos no se preocuparon en un principio por este cambio cultural, pero algunos se arrepintieron luego de su indiferencia.”
2. “Muchos se están expatriando para escapar de lo que consideran la implacable sierra de la migración musulmana.”
3. “Algunos europeos han abandonado las ciudades por los suburbios no-musulmanes, y otros han emigrado hacia los EE.UU. e Israel.”
Asume como indisputable que un cambio cultural está teniendo lugar, y que éste es negativo.
Los capítulos siguientes brindan análisis informativo acerca de las perspectivas occidentales sobre el califato, tanto entre la élite intelectual como en la cultura popular, y proporciona francas percepciones sobre las debilidades de un componente no tan mezquino de quienes toman decisiones e intelectuales.
En efecto, el Dr. Silinsky atrae la atención de los lectores hacia el hecho innegable, que la discusión en Occidente sobre el califato frecuentemente se ve constreñida por reglas implícitas y explícitas sobre expresión y una suposición tácita sobre sensibilidad religiosa, y que estas presunciones llevan a una autocensura.
En las últimas páginas, Silinsky va un paso más allá, declarando que la perspectiva de muchos occidentales sobre el islamismo está caracterizada por una especie de omertà. De hecho, omertà es una palabra italiana y una noción clave de la mafia Weltanschauung. Se trata de un código de silencio y describe al silencio que guarda la comunidad acerca de las acciones de la mafia y un rechazo al estigma de soplón a cualquier costa. No tiene relación alguna con ser políticamente correcto.
Los siguientes dos capítulos se enfocan en el denominado jihad de ojos azules, en referencia a los occidentales que fueron reclutados por el califato o atraídos por su propaganda.
Según el autor, al igual que en otras utopías genocidas como la Unión Soviética la Alemania Nazi, los actuales adherentes al Estado Islámico admiran su utopía como carente de fallas políticas o sociales significativas.
En esta línea, Silinsky cubre muchos temas cruciales que merecen una investigación más profunda. Uno de ellos es el llamado “efecto groupie” que atrae a un número de jóvenes mujeres occidentales hacia las pancartas de ISIS. Las nociones entrelazadas de hipermasculinidad, virilidad y sentimiento de autoestima y pertenencia que atrajeron a varones de todo el globo también requieren de estudios propios.
En la segunda parte de Jihad de ojos azules, el trabajo aborda los posibles roles que las familias podrían desempeñar en la radicalización y el reclutamiento de los individuos, y proporciona una clasificación útil que las divide en promotoras, inconscientes y activamente disuasivas. De la misma manera que en otros capítulos, Silinsky sustenta su clasificación con docenas de casos de estudio interesantes.
Los capítulos posteriores narran las historias de múltiples combatientes occidentales provenientes de Reino Unido, Francia, Bélgica, los EE.UU. y más allá, al mismo tiempo que proporciona un vistazo sobre una cantidad de ataques violentos en Occidente y las consiguientes reacciones de la población afectada.
El Epílogo lleva por título Una muestra de venganza en las palabras de Omar Mateen, el atacante que mató a 49 personas el 12 de junio de 2012 en un tiroteo masivo en la discoteca gay Pulse de Orlando, y que declaró haberlo hecho para darle a Occidente “una muestra de venganza”.
Es interesante que esta sección sea la más personal de todo el libro y que, en lugar de dar sólo pistas sobre su opinión, el autor finalmente aborde abiertamente algunos de los temas que rozó en los capítulos previos del libro.
La primera parte del epílogo retoma algunas de las personalidades y de los eventos de capítulos previos, mientras que la segunda parte es un comentario con los puntos de vista del autor sobre los fenómenos clave y las tendencias discutidas en el trabajo. Para hacerlo, el Dr. Silisnky adopta un formato de preguntas y respuestas.
Una pregunta y respuesta planteada por Silinsky es:
“¿Es el Estado Islámico, islámico?”
“Sí, lo es, porque su declaración de principios es conducida enteramente por los textos sagrados islámicos, su Sistema legal es la sharia, y define a sus enemigos en función a su oposición al Islam”
Otra:
“¿Puede Occidente asociarse con musulmanes no-jihadistas para derrotar al Estado?”
“Quizá, pero los objetivos serían muy limitados, porque a veces los activistas usan una máscara de moderación, mientras que sus verdaderos objetivos son reemplazar al liberalismo occidental con la sharia”
Como puede apreciarse, este formato promueve la simplificación al punto de ser desorientador
La idea de asociarse con musulmanes es cada vez más reconocida como una de las más exitosas formas para Contrarrestar la Radicalización Violenta (CRV). Esto no significa que ella sea siempre la solución. Un consenso cada vez más extendido reconoce también que no existe una explicación que explique uniformemente todas las causas del extremismo. Pero se ha tenido excelentes resultados en determinados momentos y bajo ciertas circunstancias trabajando con los miembros centrales de la fe en contra de los jihadistas, por lo que la inclinación generalizada de Silinsky contra este método es desafortunada.
Como lo indica Sebastian Gorka en su Prefacio, el estilo del Dr. Silisky, surgido de experiencia práctica dentro de la “máquina” que constituye la comunidad de inteligencia de los EE.UU., es sólo para escribir sobre lo que es verdaderamente relevante. La desventaja de esto es que da al libro la apariencia de ser caótico y superficial en algunos pasajes.
Con todo, sin embargo, pese a las debilidades mencionadas precedentemente, el libro es recomendable y contiene muchos casos de estudio interesantes, revelando la larga experiencia del autor en el monitoreo activo de radicales y de agentes radicalizantes a lo largo de la macro-región que él denomina “el Occidente”.