European Eye on Radicalization
Esta semana, los EE.UU. decidieron calificar a los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC, por su sigla en inglés), en su integridad, como una organización terrorista. Esto forma parte de lo que los EE.UU. denomina su campaña de “máxima presión” contra el régimen iraní, el cual ha respondido con amenazas a los EE.UU. y sus aliados.
En enero de 1979, en Irán, una revolución que duró un año –caracterizada en la práctica por protestas y disturbios cada vez más violentos– estaba llegando a su punto más álgido. La capital, Teherán, estaba en llamas. El indisputado líder de la revolución era el Ayatola Ruhola Jomeini, en ese entonces asentado en París. Los clérigos islámicos leales a Jomeini y sus aliados bazaari (comerciantes) impulsaron el desorden en las calles, y con la ayuda de los comunistas, organizaron una serie de huelgas en los campos petrolíferos que paralizaron todo el sistema iraní. El último Shah (rey) de Irán, Muhammad Reza Pahlavi, dado que no estaba dispuesto a utilizar fuerza a gran escala para restaurar el orden, partió al exilio, dejando atrás un Gobierno interino que intentó llegar a un acuerdo con la oposición. Sin embargo, en el curso de un mes, Jomeini regresó triunfante y los islamistas lograron el objetivo de su largamente planeado coup d’état. [1]
Las fuerzas paramilitares bajo el comando de Jomeini –que lo llevaron al poder al estilo de un golpe bolchevique– se transformaron en los IRGC, pero la realidad es que ya habían cobrado forma bajo el entrenamiento de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en el Líbano y en otros lugares durante varios años a fines de la década de 1970. El Hezbolá libanés es a menudo -erróneamente- denominado “comisionado” del iraní, cuando en realidad es un componente orgánico de los IRGC. [2] En lugar de desbandar y reemplazar al Ejército Imperial, en un par de meses durante la primavera de 1979, Jomeini lo decapitó con purgas masivas y cientos de ejecuciones, sustituyendo su liderazgo con miembros leales a él, mientras los IRGC continuaron operando como una institución paralela.
Esto tuvo varias ventajas. Significó que la naciente República Islámica evitó una confrontación interna muy desordenada similar a la que tuvo lugar en Irak, luego de que las fuerzas de ocupación de los EE.UU. disolvieran al Ejército Iraquí, muchos de cuyos miembros se unieron a la sublevación. El régimen de Jomeini mantuvo a los hombres del ejército entrenados en su planilla y bajo vigilancia. La guerra de Irak ayudó a reducir las tensiones: el Ejército tuvo que retomar su tarea principal de salvaguardar la integridad territorial de Irán, y por tanto tenía poco tiempo para la política interna. Los IRGC, por otra parte, tenían otro mandato además de la defensa del país; se les encargó defender la revolución, es decir el sistema teocrático que Jomeini había impuesto en Irán, el cual realmente colocaba la misión de los IRGC tanto en contra de los iraníes como de extranjeros. Con el tiempo, los recursos fueron asignados de tal manera que debilitaron al Ejército y promovieron el desarrollo de los IRGC. [3]
Asimismo, los IRGC tienen control sobre dos entidades especializadas, los Basij, conducidos por leales religiosos y responsables de la seguridad interna y la Fuerza Quds, dirigida por Qassem Sulaymani, responsable de exportar la revolución islámica. En la práctica, esto implica que la Fuerza Quds es el elemento del Estado iraní responsable de planificar acciones terroristas alrededor del mundo e interactuar con los delegados extranjeros de Irán. [4]
Sulaymani y el componente de la Fuerza Quds de los IRGC fueron sancionados por el Tesoro de los EE.UU. por el financiamiento terrorista del “Talibán y otras organizaciones terroristas” en 2007. [5] Sulaymani tendría otras dos rondas de sanciones personales que le fueron impuestas por el Tesoro de los EE.UU. en 2011; primero en mayo por su asistencia al régimen de Bashar al-Assad en Siria, por cometer atrocidades contra manifestantes pacíficos, y luego nuevamente en octubre por su participación en el plan para asesinar al embajador saudí en Washington D.C., en un ataque que habría matado a numerosos transeúntes estadounidenses.
El pasado lunes, el Departamento de Estado de los EE.UU. anunció que califica a todos los IRGC como una organización terrorista extranjera (FTO, por su sigla en inglés), a partir del 15 de abril. La designación “pone de relieve que Irán es un régimen criminal, que utiliza el terrorismo como una herramienta clave del arte de gobernar,” y ha sido así “desde su gestación hace 40 años”. Agregó que: “Esta acción constituye un importante paso adelante en nuestra campaña de máxima presión en contra del régimen iraní.”[7] El Secretario de Estado, Mike Pompeo, en sus observaciones posteriores al anuncio, señaló que los IRGC no solo son homicidas –y esto abarca a estadounidenses, desde la bomba a los cuarteles de la Marina en Beirut en 1983 hasta los 603 soldados estadounidenses muertos en Irak– sino también profundamente corruptos. “Los líderes de Irán son chantajistas, no revolucionarios,” concluyó Pompeo. [8]
El régimen iraní respondió designando a todas las fuerzas militares estadounidenses de “terroristas”, amenazando con tomar represalias contra sus fuerzas en la región, y vistiendo a los miembros del Parlamento con uniformes de los IRGC mientras repetían “Muerte a los EE.UU”.[9]
Estas amenazas de Irán no pueden tomarse a la ligera. Como se observó anteriormente, Irán es responsable de la muerte de numerosos estadounidenses en la región, y ha atacado a los EE.UU. y sus intereses más allá de Oriente Medio. Esta no es una cuestión de historia antigua. Durante el año pasado, Irán ha sido sorprendida en forma reiterada comprometiéndose (o tratando de comprometerse) con el terrorismo en Europa, desde el asesinato de disidentes en los Países Bajos,[10] hasta la casi detonación de una gran bomba en una reunión de disidentes en Francia en junio pasado, a la cual asistían también antiguos funcionarios del Gobierno de los EE.UU. [11] Hace apenas un mes, el coordinador estadounidense de contraterrorismo advirtió que la Unión Europea y Gran Bretaña siguen en riesgo debido al terrorismo iraní. [12]
[1] Sobre una descripción detallada de la revolución iraní, véase Andrew Scott Cooper, The Fall of Heaven: The Pahlavis and the Final Days of Imperial Iran (2016).
[2] Badran, T., “Arafat and the Ayatollahs,” Tablet Magazine, 16 de enero 2019.
[3] Afshon Ostovar ofrece una observación en profundidad de la evolución de los IRGC en su libro de 2016, Vanguard of the Imam: Religion, Politics, and Iran’s Revolutionary Guards (2016).
[4] Ostovar, Vanguard of the Imam.
[5] “Fact Sheet: Designation of Iranian Entities and Individuals for Proliferation Activities and Support for Terrorism,” Departamento del Tesoro de los EE.UU, 25 de octubre 2007.
[6] “Treasury Sanctions Five Individuals Tied to Iranian Plot to Assassinate the Saudi Arabian Ambassador to the United States,” Departamento del Tesoro de los EE.UU, 11 de octubre 2011.
[7] “Designation of the Islamic Revolutionary Guard Corps,” Departamento de Estado de los EE.UU., 8 de abril 2019
[8] Pompeo, M.R. “Remarks to the Press,” Departamento del Tesoro de los EE.UU, 8 abril 2019.
[9] Karimi, N., “Iranian lawmakers convene with chants of ‘Death to America’,” The Associated Press, 9 de abril 2019
[10] “Dutch foreign minister: Iran behind two political killings,” Reuters, 8 de enero 2019
[11] Rubin, A.J., “France Ties Iran to Bomb Plot, and Freezes Spy Agency Assets,” The New York Times, 2 de octubre 2018.
[12] Riley-Smith, B., “Britain and EU at risk of Iranian terror attacks at home, US counter-terrorism chief warns,” The Daily Telegraph, 15 de marzo 2019.