Sam Mullins

El mes pasado, el 14 de agosto, la policía sueca arrestó a un hombre en la ciudad de Östersund luego de recibir reportes de que él estaba conduciendo alrededor de la plaza del pueblo de forma sospechosa. Inicialmente fue detenido debido a causa probable de conspiración para cometer asesinato, pero esto fue cambiado al día siguiente a conspiración para cometer “un crimen terrorista”, en base a evidencia recuperada de su vehículo. Los servicios de noticias suecos están informando ahora que él es un uzbeco solicitante de asilo fallido, con posibles vínculos con el terrorista de Estocolmo y compatriota Rakhmat Akilov. El mismo día en que los suecos arrestaron al sospechoso aún sin nombre en Östersund, las autoridades alemanas emitieron una acusación contra tres ciudadanos iraquíes, quienes habían llegado también a Europa en busca de asilo, por planear un atentado con coche bomba inspirados por ideología yihadista. Poco más de dos semanas después, los fiscales húngaros acusaron a F. Hassan, de 27 años, un supuesto comandante de ISIS de Siria, a quien previamente se le había otorgado el estatuto de refugiado en Grecia, por crímenes contra la humanidad. Está acusado de haber supervisado la ejecución masiva de veinticinco personas que se negaron a unirse al ISIS y de haber decapitado personalmente a un imam en Homs en mayo de 2015.
Dichos casos parecen confirmar ahora los temores de hace mucho tiempo, de que terroristas se han infiltrado en los flujos migratorios hacia Europa para llevar a cabo ataques. Sin embargo, con el fin de comprender el panorama más ampliamente debemos colocar estos eventos en contexto.
Indicios de que ISIS o grupos similares podrían estarse infiltrando en flujos migratorios se remontan al menos al 2014 y continúan hasta hoy. Muchos comentaristas (incluyendo al autor actual) estaban escépticos al principio. No obstante, esto empezó a cambiar en noviembre de 2015 cuando se descubrió que dos de los atacantes de París habían llegado en efecto a Europa haciéndose pasar por inmigrantes. Luego, resultaría que casi todo el equipo de asalto había hecho lo mismo, al igual que los miembros clave de la célula estrechamente vinculada tras los atentados de marzo de 2016 en Bruselas. Ahora sabemos que estos y otros conocidos ejemplos, como es el caso del atacante del mercado navideño de Berlín Anis Amri y el antes mencionado Rakhmat Akilov, solamente eran la punta del iceberg. Al mismo tiempo, no hay necesidad de entrar en pánico.
En mi libro reciente, Jihadist Infiltration of Migrant Flows to Europe: Perpetrators, Modus Operandi and Policy Implications, identifiqué y analicé a 144 presuntos terroristas yihadistas que se infiltraron en flujos migratorios hacia o dentro de Europa desde el 2011 hasta el 2018: quiénes eran, cómo viajaron, qué hicieron una vez que estuvieron dentro de las fronteras europeas, y cómo fueron capturados o eliminados. Es importante notar que este número representa mucho menos del 1% del número total de migrantes recientes. Pero también es mucho más de lo que muchos podrían haber adivinado y según lo que hemos visto. Ya han tenido un gran impacto. Además, existen numerosos indicios de que el número real es considerablemente mayor y – como han demostrado los acontecimientos recientes – el número de ‘terroristas en busca de asilo’ continúa creciendo. Por fortuna, ahora contamos con un panorama más claro en cuanto a la amenaza y las vulnerabilidades que los terroristas fueron capaces de aprovechar. La seguridad, tanto en las fronteras exteriores como dentro de Europa, es significativamente más fuerte. Esto es lo que ahora sabemos.
Para empezar, a pesar de que más de una docena de países europeos han acogido al menos a un terrorista en busca de asilo, Alemania representa la parte más significativa (poco menos de la mitad del total conocido). Ya que Alemania también acogió al mayor número de todos los recientes solicitantes de asilo, parece que esta política también colocó al país en un mayor nivel de riesgo. A pesar de que esta correlación está lejos de ser perfecta – y es posible que se cumpla con considerable malestar – es algo que debe tenerse en cuenta a pesar de todo. La amenaza está prácticamente alineada con flujos migratorios más amplios de varias otras maneras, incluyendo nacionalidad, así como rutas, momentos y métodos de viaje. Los terroristas en busca de asilo por consiguiente han sido dominados por los sirios (en un 40%), seguidos por los iraquíes, norteafricanos y afganos. Junto con la mayor parte de los migrantes irregulares recientes que llegan a Europa, viajaron principalmente por la ruta de los Balcanes durante el 2015 y la gran mayoría parecen haber utilizado a los mismos contrabandistas y haber estado sujetos a las mismas condiciones peligrosas de viaje como todos los demás. En pocas palabras, tienden a ir con el flujo.
Una vez en Europa, se sabe o se presume que 61% de los terroristas en busca de asilo se han involucrado en actividades terroristas. En conjunto, han sido responsables por al menos una docena de ataques en seis países europeos (matando a 182 personas), así como más de dos docenas de planes frustrados o abortados dirigidos contra objetivos en Europa y cuatro que estaban dirigidos al extranjero. De forma notable, salvo una excepción cuestionable, ISIS es la única organización terrorista que ha invertido en ‘operaciones externas’ contra Europa al infiltrarse en los flujos de migrantes. Sus más grandes éxitos (París y Bruselas) fueron organizados en gran medida y perpetrados por europeos, para los cuales la multitud de migrantes proporcionó la cobertura ideal para volver a casa sin ser detectado. La mayoría de los demás ataques fueron cometidos por ciudadanos extranjeros que parecen haberse radicalizado después de su llegada a Europa (como parece haber sido el caso de los tres iraquíes recientemente acusados en Alemania).
Además de planificar y llevar a cabo ataques, casi un tercio de los terroristas en busca de asilo se han involucrado en actividades de apoyo ‘no violentas’, incluyendo promoción de la ideología yihadista, reclutamiento, facilitación de viajes y recaudación de fondos. Una proporción significativa de los casos (58%) también mostró alguna forma de conexiones con, o involucramiento en actos delictivos, incluyendo contrabando, narcotráfico y fraude. Abdesselam Tazi y Hicham El Hanafi por ejemplo, presuntamente actuaron como reclutadores para ISIS después de solicitar asilo en Portugal el 2013. Los dos marroquíes también viajaron extensamente, usando cuarenta y siete distintas identidades entre ellos, y recaudaron más de €70,000 haciendo uso de fraude con tarjeta de crédito. Entretanto, el empresario sirio Anwar Daadoue, quien solicitó asilo de forma fraudulenta en Suecia el 2012 y que más tarde escaparía de una prisión danesa, está acusado de ser el jefe de una sofisticada red de contrabandistas y hawaladars. Se dice que la banda de Daadoue ha movido más de 2 millones de euros, parte de lo cual envió a Jabhat al-Nusra.
Dado que los controles fronterizos se habían quebrantado efectivamente cuando la mayoría de estos individuos llegaron a Europa, no es una sorpresa descubrir que sólo nueve terroristas en busca de asilo fueron detenidos en las fronteras exteriores. La gran mayoría (85%) fueron detectados dentro de la misma Europa (algunos de ellos ya habían cometido ataques). Aliados extranjeros – siendo Estados Unidos el principal entre ellos – han brindado ayuda a las agencias contraterroristas europeas para dar con algunos de estos operativos, por ejemplo a través del uso de inteligencia de señales. En el caso del uzbeco recientemente detenido en Suecia, parece haber sido su propia vacilación y falta de capacidad lo que lo llevó a su ruina. Mientras tanto, los conspiradores iraquíes del coche bomba en Alemania fueron detectados primero por el servicio nacional de inteligencia, y Hassan fue arrestado en el aeropuerto Liszt Ferenc en Budapest mientras intentaba usar documentos falsos. Sin embargo, la fuente más importante de investigaciones sobre terroristas en busca de asilo (representando al menos una quinta parte de todos los casos) han sido avisos de personas que estuvieron en contacto con los criminales en cuestión. Esto ha incluido amigos, familiares, funcionarios de la mezquita y personas que trabajan con migrantes, pero casi siempre, los avisos se han originado desde dentro de la comunidad migrante.
A pesar de lo alentador que esto es, esta clase de asistencia no ha estado libre de problemas. Según las fuerzas del orden alemanas y funcionarios de inteligencia con los que hablé, simplemente habían demasiados avisos sobre solicitantes de asilo, y muy poca evidencia para respaldarlos, de modo que la gran mayoría no conducían a ninguna parte. Muchos, al parecer, se trataban de rencores personales y de hecho eran deliberadamente engañosos o completamente falsos.
Las investigaciones en esta área con frecuencia se enfrentan a lo mismo, desafío fundamental que ha plagado el intento para perseguir y deportar a los ‘combatientes extranjeros’ – concretamente, falta de evidencia de las zonas en conflicto. Sin embargo, el problema se intensifica al lidiar con verdaderos ciudadanos extranjeros. Tal como explicó un investigador federal, “Las personas que nunca han estado en Europa usualmente no tienen antecedentes penales aquí. Las personas que vienen de países con[sin]… estructuras de estado en funcionamiento no pueden verificarse con su país de origen… [y] las [p]ersonas sin documentos legales pueden ser verificadas, pero podrían estar usando información falsa, por lo tanto dicha verificación no conduce a ninguna parte.” En otras palabras, “Estamos lidiando con personas donde no podemos comprobar su biografía.” El resultado de esto es que las acusaciones rara vez se convierten en cargos, e incluso cuando esto pasa, el resultado está lejos de ser garantizado.
De forma similar, a pesar de que el intercambio de información entre agencias encargadas de contraterrorismo ha sido reconocido como uno de los desafíos centrales en este campo, si no es que el desafío central, se ve exacerbado por el hecho de que una multitud de agencias de migración – las cuales tradicionalmente no han sido parte de las estrategias contraterroristas – también están involucradas y ahora juegan un importante papel. Al respecto de esto en 2017, un representante de la Interpol señaló que “los países no realizan verificaciones sistemáticas con las bases de datos de la INTERPOL, como una parte integral de su inspección de solicitudes de refugiados/asilo” e información importante, tal como la decisión de negar asilo en razón de involucramiento con terrorismo o crimen, no se comparte de forma sistemática.
Afortunadamente, no todo es fatalidad y penumbra. Los acuerdos entre la UE, Turquía y Libia, a pesar de ser controversiales, han reducido dramáticamente el número de migrantes que llegan a costas europeas, volviendo las cosas mucho más manejables de lo que una vez fueron. Al mismo tiempo, la capacidad en las fronteras exteriores ha mejorado en gran forma, en parte gracias a los recursos humanos adicionales y experiencia proporcionada por la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas (mejor conocida como Frontex) y la Europol, significando que todos los migrantes recién llegados son debidamente registrados y filtrados. Críticamente, este no fue el caso anteriormente, lo que significa que muchos miles de migrantes pudieron ingresar a Europa sin estar sujetos a las verificaciones de seguridad necesarias. Tal como lo enfatizó un funcionario de seguridad fronterizo, la situación es ahora “mucho, mucho, mucho, mucho mejor… de lo que estaba en el punto álgido de la crisis en 2015”. Esto debería dificultar mucho más a los terroristas conocidos (aquellos que están registrados en las bases de datos) el penetrar las fronteras exteriores. Frontex y Europol también han invertido una significativa cantidad de tiempo y esfuerzo para desarrollar un manual de ‘indicadores comunes de riesgo’, para ayudar a los funcionarios de primera línea para detectar potenciales señales de involucramiento en terrorismo que luego se pueden utilizar para remitir a los sospechosos, que pueden no estar registrados en ninguna base de datos, para las verificaciones de segunda instancia.
Dentro de Europa, la policía y los servicios de inteligencia están trabajando más estrechamente con las agencias de migración, ya que ambas partes ahora reconocen la importancia de la cooperación. En algunos lugares, los funcionarios contraterroristas también han llegado a los centros de recepción y hogares locales para solicitantes de asilo (muchos de los cuales son administrados por empresas no gubernamentales) para proporcionarles la capacitación básica, cubriendo la conciencia cultural, potencial comportamiento sospechoso que vale la pena reportar e información acerca de extremistas conocidos que están activos en el área. De manera importante, este tipo de alcance ayuda a crear confianza y proporciona a los trabajadores de migración de primera línea puntos útiles de contacto en caso de que tengan alguna inquietud.
Este tipo de iniciativas se han visto reforzadas por importantes cambios hechos a las bases de datos de la UE. Para empezar, se le concedió acceso a la base de datos Eurodac a las fuerzas del orden nacionales europeas, así como a la Europol, la cual es usada para registrar las huellas dactilares de migrantes irregulares y solicitantes de asilo. Por la misma razón, se le ha dado acceso a Frontex al Schengen Information System (SIS II), el cual contiene alertas en relación a personas, vehículos y otros objetos con fines de hacer cumplir la ley y contraterrorismo. El SIS también ha sido actualizado para permitir a los usuarios realizar búsquedas usando huellas dactilares, y ahora es obligatorio para los estados miembros de la UE el crear alertas en el SIS para todos los casos que involucren delitos de terrorismo. Además, varias categorías nuevas de alerta han sido creadas, incluyendo decisiones para deportar a ciudadanos extranjeros y también para prohibirles la entrada. Estos y otros cambios técnicos que están previstos o en marcha, cerrarán aún más las brechas por las cuales los terroristas han sido capaces de deslizarse.
Con el fin de restringir todavía más las posibilidades de los terroristas para infiltrarse en los flujos migratorios en el futuro, hay varias áreas clave a las que Europa debe poner atención. Antes que nada está la necesidad de mejorar el intercambio de información con los países de origen y centros de tránsito fuera de la UE. Tal como lo explicó un funcionario de la Europol, “Lo que necesitamos es inteligencia… Mientras más podamos cooperar e intercambiar información y obtener esta cooperación con estos países de origen [desde los cuales están llegando los terroristas] más oportunidades tendremos para detectar… terroristas que llegan a la Unión Europea a través… de flujos ilegales de inmigración.” A pesar de que la Comisión Europea está buscando exactamente esta clase de cooperación, no cabe duda que tomará tiempo en desarrollarse. También está el desafío añadido de lidiar con estados hostiles o fracturados que están sumergidos en conflicto, lo que requiere un mayor intercambio de información entre militares y el orden público. De nuevo, hay esfuerzos en marcha para solucionar esto, pero todavía hay mucho que necesita hacerse al respecto.
Los desafíos del intercambio de información y cooperación dentro de la UE deben también enfrentarse. Las agencias contraterroristas por lo tanto deben continuar aspirando a tener relaciones de trabajo más cercanas, tanto entre sí como con los varios organismos responsables por migración y los solicitantes de asilo. Esto podría facilitarse al proporcionar a las agencias de migración acceso a bases de datos relevantes de las fuerzas del orden. Por ejemplo, la Interpol ha recomendado expandir el acceso a sus bases de datos “a todas las autoridades relevantes, incluyendo control fronterizo y autoridades a cargo de revisar las solicitudes de refugiados/asilo”. A un nivel más básico, los esfuerzos de participación – brevemente descritos anteriormente – serán esenciales para mejorar la cooperación “multi-fenómeno” y es probable que sean clave para cultivar una mejor inteligencia humana, la cual ha demostrado ser crucial para detectar terroristas que se hacen pasar por solicitantes de asilo. En efecto, considerando que la mayoría de estos individuos son detectados no en las fronteras exteriores, sino dentro de Europa en sí (de forma típica más de un año después de que llegan por primera vez), esta puede ser la opción más rentable disponible.
Más allá de las medidas que tienen por objetivo mejorar la detección de terroristas en busca de asilo en primer lugar, hay una necesidad para encontrar modos más eficientes y efectivos de lidiar con ellos. En el caso de Anis Amri por ejemplo, él era un muy conocido, violento extremista que había expresado repetidamente su deseo de llevar a cabo ataques y estaba en contacto con operativos de ISIS en Libia. No es poco razonable proponer que los derechos colectivos de los ciudadanos europeos deberían tener prioridad sobre los derechos de dichos individuos. Un mayor poder para la detención preventiva y deportación puede ser controversial, pero existe un creciente reconocimiento de que en algunos casos esto es necesario. El hecho de que Italia, un país que ha hecho un agresivo uso de la deportación, no ha sufrido hasta ahora un ataque yihadista significativo, sugiere que esto puede ser parte de una estrategia efectiva.
Por supuesto, algunos enfoques menos fuertes son también necesarios. Solamente 16% de los terroristas en busca de asilo hasta ahora parecen haberse radicalizado en Europa (la gran mayoría ya estaban afiliados con organizaciones terroristas), pero la movilización dentro de los países hacia el terrorismo puede crecer con el tiempo. Por este motivo, es importante tratar de reducir la vulnerabilidad a la radicalización antes de que pueda desarrollarse. En el contexto de los solicitantes de asilo, esto significa mejores oportunidades para aprender idiomas en los países anfitriones, así como proporcionar oportunidades educativas y laborales. Como lo comentó un miembro del personal de un hogar para solicitantes de asilo, “Las personas que vienen aquí se están muriendo de aburrimiento… Tenemos gente que ha estado aquí por un año, dieciocho meses, que no tiene nada más que hacer que ver el internet.” Naturalmente, los esfuerzos para mejorar las condiciones de vida de los inmigrantes recién llegados y para aumentar sus oportunidades de integración no deberían caer bajo el título de contraterrorismo, pero pueden sin embargo jugar un papel importante.
A pesar de que, según la Comisión Europea, la crisis de migración ha terminado oficialmente, los efectos, incluyendo el auge del populismo y el terrorismo de derecha, además del extremismo yihadista, todavía se están sintiendo. Asimismo, la migración a gran escala a Europa continúa y hay una amplia razón para creer que se incrementará de nuevo en el futuro. Tomando en cuenta el panorama más grande, la infiltración yihadista de estos flujos es relativamente pequeña y no debería ser el punto primario de referencia para abordar el problema de la migración. Sin embargo es algo significativo. En lugar de exagerar ciegamente el problema a raíz del miedo, o por el contrario negar que el problema exista, debemos buscar hacerle seguimiento y analizarlo de forma continua y sin apasionamiento. Los eventos recientes en Suecia, Alemania y en otros lugares de Europa, son un recordatorio de que la amenaza persiste, pero actualmente, no hay indicios de que se esté intensificando. En todo caso, proporcionan pruebas adicionales de una mejora en el historial de Europa en cuanto a contraterrorismo.
Sam Mullins es un profesor en el Asia-Pacific Center for Security Studies, Hawái, y miembro honorario de la Universidad de Wollongong, Australia. Al momento de llevar a cabo esta investigación, era un profesor de contraterrorismo en el George C. Marshall European Center for Security Studies, Alemania.
Las opiniones expresadas en este artículo son solamente las del autor y no necesariamente representan la posición del gobierno de los Estados Unidos.