European Eye on Radicalization
En conferencia de prensa a las 9 de la mañana del domingo, el presidente Donald Trump confirmó que el líder del Estado Islámico (ISIS), Abu Bakr al-Baghdadi, había muerto alrededor de ocho horas antes, durante un operativo de los EEUU en el norte de Siria. Esto pone fin a un reinado de ocho años sobre el grupo terrorista. Las circunstancias de la muerte de Al-Baghdadi suscitan una serie de temas que afectan la complicada política de la guerra siria y el papel de Occidente. La atención inevitablemente se traslada al futuro de ISIS –específicamente a su capacidad de continuar su insurgencia en el “centro”, Siria e Iraq, y a la viabilidad de sus wilayats (provincias) extranjeras.
La Ofensiva en Siria
En su discurso, el Presidente Trump señaló que alrededor de dos semanas antes se había seguido el rumbo de Al-Baghdadi hasta un complejo en la provincia de Idlib en el norte de Siria, donde se retiró con tres de sus hijos a un túnel en el subsuelo del edificio, luego de que la Marina irrumpió a través de la pared en la tarde del sábado (hora de EEUU), esquivando la trampa explosiva colocada en la puerta principal.
Acorralado por soldados estadounidenses y sus perros, Al-Baghdadi detonó su chaleco suicida inmolándose y dando muerte a sus tres hijos. Al-Baghdadi ha “muerto como un perro” comentó el presidente y agregó que el líder terrorista al final “gritaba, lloraba y gemía”. “Estaba fuera de sí aterrado.”
El personal militar estadounidense extrajo lo que quedaba del cuerpo de Al-Baghdadi y efectuó un examen de ADN a fin de confirmar la identidad de Al-Baghdad –señaló Trump– utilizando muestras tomadas en 2004 cuando Al-Baghdadi fue brevemente apresado en Camp Bucca en Iraq.
Muchos otros yihadistas de ISIS fueron muertos durante el operativo –según Trump–, en tanto que fuentes locales indican que uno de los caídos es un alto lugarteniente de Al-Baghdadi, Abu Saeed al-Iraqi. Trump afirmó asimismo que capturaron datos sobre operativos de ISIS y una gran cantidad de información.
En cuestión de horas se reportó que el ciudadano saudita al servicio de ISIS como vocero, Abu Hassan al-Muhajir, había sido muerto continuando con el operativo estadounidense en el norte de Siria, presumiblemente a raíz de la información, humana y/o digital, captada en la operación militar en la que murió el califa.
Trump prometió que EEUU continuará con la persecución de terroristas islámicos, no solo de ISIS sino de otros grupos como Al-Qaeda. Trump recordó a su audiencia que Hamza bin Laden, quien estuvo “diciendo cosas muy malas” sobre Estados Unidos y sus aliados, fue abatido más temprano este año.
Sorprende que Al-Baghdadi estuviera en Siria, en lugar de Iraq, y resulta tremendamente impactante que se lo descubriera en este preciso lugar. Idlib es la última provincia de Siria controlada por insurgentes anti régimen y anti ISIS en esta etapa dominada por yihadistas. El pueblo donde Al-Baghdadi fue encontrado, Barisha, está bajo el control de la reconstituida presencia de Al-Qaeda en Siria, Tanzim Hurras al-Deen.
ISIS y Al-Qaeda/Hurras al-Deen han estado físicamente en guerra durante años en Siria, e ideológicamente ambos grupos han quemado todas sus naves. ISIS excomulgó a Hurras al-Deen, decretando que no solo es lícito sino necesario que sus miembros mueran.
Entonces, ¿cómo es que Al-Baghdad estuviera en territorio de Hurras al-Deen? Al parecer ISIS tenía un delegado en los altos mandos de Hurras al-Deen, que hospedaba a Al-Baghdadi. Originalmente había parecido que Al-Baghdadi solo estaba en tránsito por Idlib, pero fuentes fidedignas señalan que había estado ahí meses.
Si el delegado en Hurras al-Deen proporciona el como, lo que está menos claro es el por qué el líder de ISIS pensó que estaría seguro en Idlib, una zona fuertemente vigilada por múltiples estados y cementerio de muchos veteranos ilustres de Al-Qaeda, entre ellos el representante adjunto de la organización.
Sucesor
El impacto inmediato de la aniquilación de Al-Baghdadi en las operaciones de ISIS es incierto. Dependerá en parte de quién lo reemplace.
ISIS había puesto gran énfasis en la sucesión tribal Quraysh de Al-Baghdadi, una calificación califal tradicional. Es probable que su sucesor tenga que pasar también por esta prueba.
Dicho esto, el sucesor visible más probable es Haji Abdullah o Abdullah Qirdash, cuyo nombre real es Muhammad Saeed Abdurrahman Muhammad al-Mawla; su linaje Quraysh es incierto. Se trata de un turcomano de Tal Afar.
Cuando se agregó Al-Mawla a la Lista de Recompensas por la Justicia del Tesoro de los EEUU, en agosto, se observó que “un sucesor potencial del líder de ISIS, Abu Bakr al-Baghdadi” y uno de los ideólogos de más alto nivel”, estuvo involucrado en el genocidio en contra de Yazidis y operaciones terroristas en el extranjero.
Ya se han presentado alegatos de disidentes de ISIS en sentido que Al-Mawla habría tomado el control después de la muerte de Al-Baghdadi.
Dos oficiales de los cuadros militares de ISIS son potenciales candidatos para reemplazar a Al-Baghdadi, aunque nuevamente ambos son de incierta procedencia Quraysh. Primero está Abd al-Nasir, cuyo nombre real podría ser Taha al-Khuwayt, uno de los líderes más extremos de ISIS, en algún momento jefe del Comité Delegado, y un Terrorista Especialmente Designado por el Departamento de Estado de los EEUU. En segundo lugar está Moataz Numan Abd Nayef Najm al-Jiburi (Haji Tayseer), que ha estado con ISIS desde los días en que se lo llamó Al-Qaeda en Mesopotamia, y aparentemente tuvo un papel en la construcción de bombas. EEUU ha ofrecido $5 millones por información que conduzca a la captura o muerte de Al-Jiburi.
En términos de cuánto daño la liquidación de Al-Baghdadi ocasionaría a ISIS, es crucialmente importante cómo se materializará la sucesión. Si Al-Baghdadi ha asignado un sucesor o ISIS tiene un proceso interno para elegirlo y el grupo se atiene a ello, el impacto podría ser mínimo. Si la sucesión se transforma en una lucha entre facciones, el impacto será mucho mayor, e involucrará un daño a la imagen, alcance ideológico de ISIS y quizás incluso se verán más divisiones.
Hacia Adelante
ISIS se enfoca en sus actividades en el “centro”, Siria e Iraq, y no está claro que los factores estructurales que habilitan su campaña serán alterados por la muerte de Al-Baghdadi. La tendencia más bien parece ir en el otro sentido: en primer lugar la dinámica política que permitió a ISIS crecer en Iraq y Siria –es decir estados que al mismo tiempo son demasiado débiles y demasiado agresivos– ahora son peores que en épocas anteriores al predominio de ISIS. La organización continuó avanzando de esa manera incluso después de la pérdida de su “califato”.
Si bien la dimensión política es lo más importante para cualquier insurgencia, hay factores militares que han resquebrajado el método de ISIS.
ISIS ha tenido logros estables como fuerza insurgente en el centro y norte de Iraq, especialmente en el área circundante a Kirkuk, donde fuerzas de seguridad dirigidas por iraníes expulsaron a las fuerzas kurdas iraquíes a fines de 2017. Las brechas en la infraestructura de seguridad han dado espacio para el crecimiento de ISIS.
Una dinámica similar existe en Siria oriental, donde un mosaico de fuerzas controla la zona. Por una parte está la estructura brutal aunque débil que gobierna y pertenece al régimen de Bashar al-Assad con respaldo iraní. Por otra, está el pequeño estado kurdo autoritario y corrupto respaldado por los estadounidenses. Y la invasión turca en el norte de Siria ha abierto aún más espacio para ISIS.
Las filiales extranjeras de ISIS –particularmente en Afganistán y Egipto– se han fortalecido. Estas fuerzas insurgentes reciben “amplia orientación” de ISIS, al igual que dinero, impregnados con operativos bien preparados y aguerridos del “centro” de ISIS. Considerando estos lazos orgánicos propiciados por wilayats que no se sienten afectadas por la muerte de Al-Baghdadi, y el cálculo favorable de costo versus gratificación para ambos lados de la ecuación, no es probable que se debiliten los lazos entre ISIS y sus redes globales. Por el contrario, hay indicios de que ataques de venganza serían dirigidos por ISIS en naciones Occidentales.
Hubo cierta especulación en sentido de que Al-Baghdadi estaba en Idlib para organizar una fusión con elementos de Al-Qaeda. Es posible que un fragmento de Hurras al-Deen estuviera abierto a ello, pero la división con Al-Qaeda es profunda y permanente. ISIS continuará tratando de eclipsar a Al-Qaeda como el líder de la comunidad yihadí, y un retorno a los atentados en el extranjero será una vía para señalar su buena salud luego de la pérdida de su “califa”. Puesto que Al-Qaeda cesó tales operaciones hace algún tiempo, y (aún) no las ha reanudado, ISIS se beneficiaría para pelearlo en ese terreno.