El flujo inverso de Combatientes Terroristas Extranjeros (CTE’s) es actualmente uno de los principales desafíos para las agencias occidentales de inteligencia y contraterrorismo. Tras el colapso del autoproclamado califato en Siri e Irak, cientos de CTE’s están intentando regresar a su hogar. Algunos se esconden dentro de los campos para desplazados en Siria, otros se encuentran en campos de refugiados y ciudades de Turquía, y algunos se han relocalizado en otras áreas de conflicto como Libia, Afganistán y la Península del Sinaí. Otros ya retornaron a Europa a través de rutas migratorias que cruzan los Balcanes o a través del Mar Mediterráneo. Fuentes investigativas así como reportes de prensa han confirmado que algunos operativos terroristas de élite llegaron a la Unión Europea (UE) entre quienes buscaban asilo y que incluso obtuvieron protección mientras planeaban sus ataques terroristas.
Debido a la situación de seguridad en Libia y en la región del Sahara, junto con varios factores políticos en Europa y África, el flujo migratorio a través de la ruta del Mediterráneo Central hacia Italia ha disminuido significativamente. De acuerdo con el Análisis de Riesgo en las Balcanes Occidentales de 2018 elaborado por Frontex, la agencia de control de fronteras de la UE, el cruce ilegal de fronteras desde los países dentro de la Red de Análisis de Riesgo de los Balcanes Occidentales (Albania, Bosnia-Herzegovina, Kosovo, Montenegro, Macedonia del Norte y Serbia) hacia la UE ha disminuido en 90% durante el año anterior. No obstante, al mismo tiempo la permanencia ilegal ha aumentado en 48% y los usuarios de documentos de viaje falsos han aumentado en 91%. En lo que respecta al riesgo de infiltraciones, las organizaciones terroristas despliegan pequeñas células cuyos miembros pueden viajar por separado para reunirse una vez que hayan llegado a su destino.
El análisis de Frontex también menciona un incremento en las presiones migratorias en la sección limítrofe entre Croacia y Bosnia el 2017. Se detectó un total de 565 cruces ilegales de frontera por parte de migrantes que no eran propios de la región. Una gran proporción de las detecciones (59%) estaba vinculada a nacionales turcos que generalmente llegaban a Sarajevo legalmente (cuentan con convenio para viajar sin necesidad de visa), tras lo cual intentaban llegar ilegalmente a la UE. Los principales puntos de cruce de frontera hacia la UE son cinco: Karasovići desde Montenegro hacia Croacia; Stara Gradiška desde Bosnia hacia Croacia; Bajakovo desde Serbia hacia Croacia; y Kelebia y Röszke, ambos desde Serbia hacia Hungría. Sin embargo, muchos inmigrantes buscan utilizar vías de paso alternativas, tanto cruces legales menores como rutas ilegales. De acuerdo con la agencia fronteriza de la UE, el 2017 marroquíes, argelinos, libios y sirios formaban casi el 50% de todas las detecciones reportadas a lo largo de la sub-ruta croata.
Bosnia ya ha sido un punto de interés para las redes jihadistas en dos ocasiones en la historia reciente. Hacia la década de los 90’s, durante la guerra civil, miles de árabes mujahideen, muchos de ellos veteranos de la guerra por la expulsión de la Unión Soviética de Afganistán, llegaron a Bosnia para apoyar a las fuerzas musulmanas contra los serbios y los croatas. Se ha probado que Al Qaida estuvo fuertemente involucrada en esta formación militar, con el objeto de establecer una punta de lanza en Europa para futuras operaciones. Los “árabes afganos” intentaron difundir su ideología salafista entre los musulmanes locales y cometieron muchas atrocidades, incluyendo la decapitación de prisioneros de guerra y al asesinato de civiles. Tras la guerra, se exigió a todos los combatientes que no eran nacionales abandonar Bosnia en cumplimiento al artículo 3 del Tratado de Paz de Dayton, pero muchos lograron permanecer en el país porque las autoridades simplemente les cambiaron la calificación, sea entregándoles pasaportes y otorgándoles la nacionalidad, o ya sea confiriéndoles permisos de residencia. Algunos de ellos, incluyendo nacionales argelinos, se establecieron en pequeñas aldeas en Bosnia Central, gozando de autonomía respecto al gobierno y haciendo cumplir sus severas reglas socio-religiosas propias. Muchos fueron deportados tras el inicio de la “guerra contra el terrorismo” debido a la presión estadounidenses sobre el gobierno bosnio.
El 2016, las autoridades de Sarajevo estimaron que alrededor de 3,000 salafíes se encontraban viviendo en Bosnia, una fracción de los 1,6 millones de musulmanes del país. Muchos cientos de salafíes abandonaron Siria e Irak entre el 2013 y el 2016. Fueron reclutados vía internet o por predicadores extremistas, incluyendo a Bilal Bosnić (para el Estado Islámico) y a Nusret Imamović (para Jabhat al-Nusra). Una red de fundamentalistas de las villas montañosas ha acogido a predicadores y militantes extremistas. Esta red incluye a los pueblos de Šišici, Bužim, Bosanska Bojna, Orašac y Dubovsko en la parte norte que bordea Croacia, mientras que en Bosnia Central están los pueblos alejados de Gornja Maoča, Ošve, Gluha Bukovica y Mehurići, que era un campo de entrenamiento jihadista durante la guerra.
Bosnia ha sufrido ataques internos de parte de estos pobladores extremistas. El 2010, un salafí radical, Haris Čaušević, detonó un artefacto explosivo improvisado cerca de una estación de policía en la ciudad central de Bugojno, matando a uno e hiriendo a seis. Al año siguiente, Mevlid Jašarević, de la región mayoritariamente musulmana de Sandzak, en Serbia, llevó a cabo un ataque armado contra la embajada de EE.UU. en Sarajevo. Antes del ataque, Jašarević había sido acogido por otro extremista en Gornja Maoča y asistido por Emrah Fojnica, otro bosnio que se inmoló en una explosión en Bagdad el 2014. Un hecho controvertido tuvo lugar el 2015, cuando Nerdin Ibrić abrió fuego en la estación de policía de Zvornik, matando a un policía e hiriendo a dos. De acuerdo con las investigaciones, él era miembro de la comunidad Wahhabi y se hallaba además motivado por sentimientos anti-serbios. Su padre se encontraba entre los 750 bosnios que cayeron abatidos por las fuerzas serbias en la zona el año 1992. El 18 de noviembre de 2015, Enes Omeragić mató a tiros a dos soldados del ejército bosnio en los suburbios de Sarajevo; una vez que se vio acorralado, se voló a sí mismo.
Los campos de refugiados en Bihać y Velika Kladuša albergan a miles de inmigrantes. Cada día, cientos de ellos se dirigen hacia el bosque, asistidos por contrabandistas, para intentar cruzar la frontera con Croacia. Siguen una ruta montañosa y cruces fronterizos sin resguardar. Algunos de ellos fallecen bajo las duras condiciones climáticas, otros desafían los campos minados a lo largo de la frontera. Existe un riesgo concreto que los CTE’s que regresan vayan a unirse al flujo de migrantes y se infiltren dentro de Croacia. Cerca de Bosanska Bojna, una carretera de grava conduce a través de una barrera fronteriza oxidada hacia Croacia. Este autor ha inspeccionado personalmente el cruce de fronteras. El área rural se halla prácticamente desierta, salvo por algunas granjas aisladas, el punto fronterizo carece de resguardo, y uno puede llegar a pie al pueblo croata de Glina en menos de cinco horas. Si Croacia llega a formar parte de la zona de libre tránsito de la UE, esta remota región fronteriza tendría el potencial de menoscabar la integridad de toda la unión.
Esta área no está muy lejos de algunos de los poblados salafíes como ser Šišici and Bužim. De acuerdo a los fiscales bosnios, los salafíes adquirieron ocho hectáreas de tierra de parte de serbios que solían vivir cerca de Bosanska Bojna, próximo a los límites croatas, usando una donación de Qatar. Esta tierra en áreas rurales podría ser utilizado para tráfico ilegal o incluso para introducir terroristas hacia la UE. Pero Bosanska Bojna no es el único cruce que presenta riesgos de infiltración. Del lado Dálmata, otros puntos de cruce fronterizo carecen por completo de medidas de seguridad, incluyendo a Jovića Most, Dugopolje, Vaganj/Bili Brig y otras carreteras rurales en el Parque Nacional Una National Park, igualmente inspeccionadas por el autor. El 2018, las fuerzas del orden locales detectaron 450 inmigrantes mientras cruzaban desde bosnia; venían de Siria, Libia, Afganistán, Pakistán y Palestina, todos estos países de interés en lo que se refiere a terrorismo.
De acuerdo con el Ministerio del Interior Croata, el país espera cumplir con las exigencias técnicas para la zona Schengen de libre tránsito de la UE hasta el 2020. Dadas las observaciones precedentes, esto representa un peligro para la seguridad de toda la Unión Europea. El desafío de control de fronteras debería estar supervisado sobre bases multilaterales, en asociación con Frontex, las autoridades croatas y bosnias, así como también otros protagonistas e internacionales.