En mayo de 2018, el Sudeste Asiático se sorprendió al descubrir que los ataques suicidas coordinados sobre tres iglesias en Surabaya (Indonesia) fueron llevados a cabo por una familia. Un día después, otra familia llevó a cabo otro ataque. Los meses siguieron con más casos de arrestos, ataques y planes frustrados de familias por parte de las autoridades locales. Claramente, este fenómeno estaba siendo la señal de una nueva tendencia: las mujeres como parte permanente de la estructura yihadista.
Esta nueva tendencia de mujeres extremistas radicales indica un cambio en los roles que asumen típicamente las mujeres en los grupos extremistas islamistas. Previamente, las mujeres permanecían a la sombra de los hombres, proporcionando apoyo operativo a la red, cuidando el hogar y sirviendo a sus maridos. Sin embargo, desde estos devastadores ataques, las mujeres están ahora representando una amenaza de combate ya que ellas también toman las armas.
Este cambio puede ser atribuido a la baja y débil aplicación de la perspectiva de género en las iniciativas locales de prevención y combate contra el extremismo violento (PCVE). Este artículo busca esclarecer tres factores que dificultan los esfuerzos de Indonesia para adoptar un enfoque efectivo basado en género en las estrategias PCVE.
Dominio de la masculinidad
En el año 2000, el tercer Presidente de la República de Indonesia, Abdurrahman Wahid, había dado pasos significativos a nivel nacional e internacional para promover la igualdad y el empoderamiento de género. Entre estos estuvo la Instrucción Presidencial 9/2000 sobre Inclusión de Perspectiva de Género en el Desarrollo Nacional. Wahid tenía por objetivo integrar a las mujeres en cada nivel y sector de las estrategias de construcción de la nación. Desde entonces, el discurso sobre el rol de las mujeres y el empoderamiento ha sido ampliamente debatido, incluso en el ámbito del extremismo violento.
Las iniciativas han crecido rápidamente gracias a organizaciones de la sociedad civil (OSC) y organizaciones no gubernamentales (ONG) que están ansiosas por trazar un mejor futuro. Sin embargo, la incorporación de la perspectiva de género es todavía débil -sino ausente- en agencias gubernamentales tales como la Agencia Nacional para Combatir al Extremismo (BNPT, por su sigla en indonesio). Actualmente, la BNPT está aún dominada por hombres. Las mujeres cuentan con una representación mínima en el sector del antiterrorismo, especialmente en cuanto a toma de decisiones y posiciones estratégicas. Aunque se han introducido cuotas de contratación para asegurar la representación de las mujeres en el sector, ellas asumen típicamente posiciones administrativas, por consiguiente, se pierde el objetivo de incorporar la perspectiva de género.
El problema de la baja representación es un tema que las OSC están afrontando activamente por medio de un discurso específico y con reuniones tales como las organizadas por la Red de Acción Musulmana Asiática (AMAN, por su sigla en inglés). AMAN organiza el Foro de Promotores de la Paz de Indonesia que convoca a mujeres incluyendo investigadoras, profesionales, sobrevivientes y víctimas, presentando recomendaciones de PCVE que son necesarias para que Indonesia y la región progresen. Las recomendaciones que se recopilan durante dichas convenciones son utilizadas para presionar a la BNPT para cambiar su percepción y de esa forma mejorar, y más urgentemente, afrontar el problema del extremismo.
Falta de atención a las iniciativas
Otro reto es que los esfuerzos locales de PCVE por parte de las mujeres son apenas documentados o reciben poca atención. Esto conlleva dos retos: en primer lugar, la falta de conciencia en relación a estas iniciativas es un indicador de que las personas saben muy poco sobre la participación de las mujeres dentro del ámbito de PCVE. A pesar de haber numerosas iniciativas en la materia, fallan en conectarse con sus destinatarios y crear conciencia sobre los esfuerzos que se están llevando a cabo. Como resultado, las iniciativas son obstaculizadas haciendo que sea difícil alcanzar su objetivo: prevenir que las mujeres se radicalicen.
Además, el financiamiento para dichos esfuerzos -especialmente en los sectores de PCVE- es todavía escaso. Por lo tanto, las bases y las organizaciones no gubernamentales están descubriendo que es difícil expandir sus iniciativas. Estos grupos solamente pueden captar una pequeña audiencia a la vez, lo cual ha retrasado el progreso de Indonesia en prevenir el extremismo violento.
El caso en cuestión es Rahima, una ONG que se centra en incrementar la conciencia sobre el islam, el género y los derechos de las mujeres. Parte de un enfoque basado en género para afrontar problemas como las bodas de niñas, el uso de la violencia en nombre de la religión y la violencia sexual. En comparación con países vecinos como Malasia, Singapur y las Filipinas, Rahima únicamente incluye la voz de clérigas (Ulama Perempuan) para contrarrestar las narrativas extremistas de género. Esto está todavía ausente en los anteriores tres países donde la amenaza del movimiento radical islamista es significativa
A pesar de estar un paso por delante, Rahima (@swararahima) solamente contaba con 2.452 seguidores en Instagram en febrero de 2020. En promedio, sus publicaciones reciben menos de 100 “me gusta”. Esto significa que captan menos del 5% de su objetivo de audiencia. Su página de Facebook -abierta en 2014- tiene un promedio de 10 likes por publicación. Pese a sus grandes esfuerzos y la riqueza de sus mensajes para combatir en las redes, su alcance es todavía desconocido para la mayoría. Esto reduce su potencial para avanzar con una agenda basada en género en PCVE.
¿Es realmente un “enfoque de género”?
A pesar del rápido crecimiento de numerosas iniciativas para incluir a las mujeres en la lucha contra el extremismo violento, estos esfuerzos tienden a pasar por alto las dinámicas de género del extremismo violento. En otras palabras, existe un desfase entre el conocimiento y la manifestación de un enfoque basado en el género.
Un estudio de UN Women encontró que las narrativas extremistas de género y los mensajes en las redes sociales se están propagando ampliamente. Se extienden con temas respecto a maternidad, luchas, libertad, fronteras establecidas por los Estados seculares para practicar la fe y encontrar el amor. Pese a la gran cantidad de temáticas, hay una cosa en común que ofrecen: empoderamiento. Los grupos terroristas retratan a las mujeres como fuertes cuando asumen dichos roles en su organización.
Mientras que los esfuerzos para empoderar a las mujeres que se han hecho en los últimos años en Indonesia, han cubierto mayormente los temas de distribución equitativa del trabajo doméstico, comportamiento parental, estabilidad socioeconómica e involucramiento de las mujeres en la toma de decisiones en la familia. No obstante, las iniciativas para contrarrestar lo que está siendo predicado por los grupos terroristas como el Estado Islámico (EI), han sido mínimas.
Adicionalmente, las contranarrativas basadas en género todavía están ausentes. La contraideología general de Islam Rahamtan Lil ‘Aalamin (traducido como “el islam como una bendición para la humanidad”) es usada para refutar las afirmaciones extremistas hechas por el EI. Estas contranarrativas son predicadas con frecuencia por clérigas con el espíritu de defender una “perspectiva basada en el género”. Aunque dichas narrativas tienen por objetivo conservar los valores universales y humanos de justicia, equidad y tolerancia, es contraproducente al refutar el mensaje extremista de género que está siendo propagado rigurosamente por el EI. Mientras que el mensajero del “contramensaje” es crítico, el mensaje también necesita ser preciso. Mientras no se aprecie la inclinación de género, estas afirmaciones de iniciativas “basadas en género” permanecerán como una ilusión en el espacio local de PCVE.
Perspectivas futuras
Por más que Indonesia esté llevando a cabo un progreso importante en las iniciativas de PCVE en comparación a otros países del Sudeste Asiático, es precipitado asegurar que la esencia de estos esfuerzos esté realmente cortando la amenaza de raíz. Las tres áreas mencionadas anteriormente deben ser revisadas y se debe progresar hacia el cambio para reducir la producción de futuras mujeres radicales.
Contrarrestar las narrativas extremistas online se está volviendo más urgente y complejo. Los mensajes en las plataformas encriptadas como Telegram han demostrado que las extremistas están movilizando a otras e influenciando a las aspirantes a radicales a tomar roles más importantes dentro de las redes terroristas. El mensaje subyacente de empoderamiento es amplificado cada vez más y la ideología de género es usada ampliamente a medida que el EI continúa resistiendo. De este modo, mientras que la participación femenina es un gran paso hacia una PCVE basada en el género, las iniciativas en ese sentido son un prerrequisito para atenuar el levantamiento de mujeres radicales en Indonesia.