El coche bomba es un arma increíblemente versátil y poderosa. Dependiendo de la forma en que esté diseñada, puede usarse para causar una destrucción incalculable en toda clase de entorno, contra objetivos de diversa naturaleza. Los coches bomba, también conocidos como VBIEDs (Vehicle-Borne Improvised Explosive Device / Dispositivos explosivos improvisados instalados en vehículos), son algunas de las armas más populares empleadas por actores no estatales. Tradicionalmente, el tipo de coche bomba usado más comúnmente ha sido el VBIED estacionado.
Con este método, los vehículos civiles se equipan con explosivos y luego se estacionan en sus objetivos antes de ser detonados. Por consiguiente, el conductor que transporta el vehículo a su ubicación planeada tiene bastante tiempo para escapar, dejando atrás lo que básicamente es un IED más grande y escondido. Alternativamente, el VBIED puede ser conducido al objetivo y detonado por el conductor. Desde la segunda mitad de la década pasada, el uso de dichos dispositivos explosivos improvisados instalados en vehículos suicidas (Suicide Vehicle-Borne Improvised Explosive Devices – SVBIEDs) se ha incrementado considerablemente, teniendo al Estado Islámico (EI) como principal culpable. Sólo en 2016 y 2017, el EI afirmó haber usado un total de 1.383 SVBIEDs, la mayoría de ellos blindados, como parte de sus prolongadas campañas militares en Siria e Iraq.