European Eye on Radicalization
A raíz de los acontecimientos más recientes que han tenido lugar en Libia y en espera de conocer los próximos acontecimientos politicos, EER brinda un breve vistazo sobre las fuerzas islamistas más importantes en el país — apoyadas en su mayoría, aunque no exclusivamente, por Turquía y Qatar.
El paisaje de los islamistas libios es extremadamente complejo. Los islamistas que ahora operan en Libia cubren todo el espectro ideológico, desde aquellos que aceptan alguna forma de proceso político democrático hasta jihadistas violentos vinculados ideológica y logísticamente a Al-Qaeda, desde la Hermandad Musulmana hasta grupos y milicias salafíes más pequeños.
Una taxonomía ampliamente utilizada divide a los islamistas libios en:
Islamistas de corriente principal (La Hermandad Musulmana)
Post-jihadistas (Veteranos de GLLI)
Partidos salafíes
Salafíes quietistas (madkhalis)
Islamistas de corriente principal
La Hermandad Musulmana Libia (HML) y otras organizaciones bajo su influencia juegan un papel importante en el escenario político. Tras décadas en la clandestinidad, la HML llegó a la escena política a través de elecciones populares en 2012 y 2014, operando por medio del Partido Justicia y Construcción (Hizb al-Adala wal-Bina), que reveló que la HML contaba con relativamente poco apoyo de la población libia.
En un país dividido étnica y regionalmente, todo el espectro islamista, si bien desde perspectivas distintas, creía que sólo la identidad musulmana podría ser el agente unificador y que lo que Libia necesita es un programa islámico integral. Fue bajo este contexto que la HML promovió una narrativa central de ser el único auténtico representante del Islam y la única alternativa significativa al caos. Pero quedaba en evidencia que el apoyo popular al islamismo era limitado y bastante fragmentado.
Tal como apropiadamente resalta Inga Trauthig, esto se debe en parte a que, desde 2011, “Ikhwani” se ha convertido en un término popular negativo para designar a un movimiento islamista con ambiciones hegemónicas para conquistar Libia, dañando el esfuerzo islamista polifacético por conseguir apoyo popular.
La otra razón principal para la debilidad de los Hermanos radica en la dura representación que de ella hizo el régimen de Muammar al-Qaddafi, y pese a sus intentos por organizarse en la clandestinidad, la Hermandad no fue capaz de elaborar una red importante dentro de las mezquitas y beneficencias en Libia, como lo logró en la mayoría de países árabes. Por el contrario, en Libia la mayoría de las mezquitas eran controladas por grupos salafíes.
Post-jihadistas (Veteranos de GLLI)
El Grupo Libio de Lucha Islámica (al-Gamaa al-Islamiya al-Muqatila bi-Libya, GLLI) era un grupo de oposición sunita, que se anunció por primera vez en 1995, acusando al régimen del Col. Qaddafi de apostasía y declarando como misión el derrocamiento de su régimen y el establecimiento de la ley sharia en el país.
De manera similar a al-Jihad al-Islami en Egipto, el GLLI había comenzado años antes de proclamar su existencia, comenzando como un movimiento jihadista clandestino. Muchos miembros del GLLI habían sido parte del contingente “afganos árabes” que había colaborado en expulsar a la Unión Soviética de Afganistán en la década de los 80’s, y fueron aquellos que regresaron a casa — y huyeron de la rastra del régimen durante la campaña de 1989 — quienes formaron el GLLI a fines de los 90’s.
Entre 1995 y 2010, Abdelhakim Belhaj fue el emir (líder) del grupo, pero fue arrestado el 2004 en Malasia y enviado a prisión en Libia. Luego de ser liberado el 2010 y tras el desmantelamiento formal del GLLI, Belhaj sirvió como líder de brigada para el Consejo de Transición Nacional en Trípoli. Después de la caída de Qaddafi, Belhaj se volcó activamente a la política, y el 2012 se presentó como candidato por el Partido Nación (Hizb al-Watan).
Sami al-Sadi era el líder espiritual del GLLI durante todo el periodo en que estuvo oficialmente activo (1995-2010). El 2009, Al-Saadi fue acusado de intentar derrocar al gobierno y sentenciado a muerte, pero, al igual que Belhaj, fue liberado en marzo de 2010 gracias a las negociaciones del hijo de Qaddafi, Saif al-Islam, luego que ambos renunciaran públicamente a sus esfuerzos por derrocar al régimen. Poco después que iniciara la revuelta contra Qaddafi en febrero de 2011, fue nuevamente arrestado y detenido junto a su hijo hasta agosto de 2011, cuando fuerzas rebeldes capturaron Trípoli.
Durante la segunda mitad de la década de 2010, Saif empezó a considerar la oportunidad de liderar el proceso de desvinculación colectiva. El 9 de abril de 2008, el régimen libio liberó a por lo menos 90 miembros del GLLI [1], comenzando dos años de conversaciones secretas entre los líderes del GLLI en prisión y el régimen de Qaddafi.
En septiembre de 2009, el GLLI publicó un nuevo código para la Jihad, un documento adoctrinador de 400 páginas: Estudios Correctivos para Entender la Jihad, Aplicar la Moral, y Juzgar a las Personas.
Tras las liberaciones de 2010, Saif anunció una nueva era de “reconciliación nacional” para Libia. “El enemigo de ayer es el aliado de hoy”, declaró. “Fue una guerra auténtica, pero esos hermanos son libres ahora”. [2]
Durante la revuelta que comenzó el 2011, miembros del GLLI en Ajdabiya — noreste de Libia — declararon que el grupo apoyaría el levantamiento contra el gobierno de Qaddafi, y cambió el nombre del grupo por el de Movimiento Islámico Libio. [3]
Partidos salafíes
Aquellos veteranos del GLLI que ingresaron a la política tras la caída del régimen de Qaddafi, se dividieron en dos facciones importantes. La segunda era una de las más conservadoras ideológicamente: Al-Umma Al-Wasat, fundada por Al-Sadi.
Al-Umma Al-Wasat procura establecer la ley sharia en Libia y se dice que siempre mantuvo algún contacto con Al-Qaeda.
Salafíes quietistas (madkhalis)
La rama quietista salafí en Libia está compuesta en gran parte por seguidores de Shaykh Rabi bin Hadi al-Madkhali, que rechaza toda participación en la política, sea mediante democracia parlamentaria o resistencia armada, favoreciendo la lealtad y obediencia estrictas a los gobernantes.
Naturalmente, muchos gobiernos de Medio Oriente, incluyendo el de Qaddafi, encontraron utilidad para los madkhalis en varias oportunidades. Incluso durante las revueltas de 2011, Al-Madkhali llamó a sus seguidores a abstenerse de participar en la rebelión y quedarse en casa, a riesgo de contribuir a la fitna (caos y sedición).
Mientras muchos madkhalis se mantuvieron al margen del levantamiento contra Qaddafi, otros participaron en la batalla por Trípoli en el verano de 2011 y desde entonces muchos madkhalis se han aliado con el General Khalifa Hiftar.
Conclusión
El Gen. Hiftar y sus aliados usualmente describen su campaña por tomar Trípoli como una secular que apunta a derrotar a los terroristas islamistas. En realidad, “secular” tiene poco significado en Libia tratándose de los contendientes realistas al poder. Y mientras la eliminación del gobierno reconocido en la capital libia podría traer un sentimiento de unidad y estabilidad para el país en el corto tiempo, es poco probable que brinde una solución a largo plazo que al caos que embarga Libia desde el 2011.
[1] I. Black, “El Grupo Libio de Lucha Islámica – desde al-Qaida hasta la Primavera Árabe” (“The Libyan Islamic Fighting Group — from al-Qaida to the Arab Spring”), The Guardian, 5 de septiembre de 2011.
[2] O. Ashour, Post-jihadismo: Libia y las transformaciones globales de los movimientos islamistas armados. (Post-Jihadism: Libya and the Global Transformations of Armed Islamist Movements), Terrorism and Political Violence 23(3), 2011, p. 377.
[3] O. Ashour, Exjihadistas en la nueva Libia (Ex-Jihadists in the New Libya), 2011.