European Eye on Radicalization
Cuando el Cuarteto Anti-Terror – Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Baréin y Egipto – impusieron in boicot contra Qatar cerca de tres años atrás, el principal problema que estos gobiernos enfrentaban era que Doha actuaba para apoyar material e ideológicamente a extremistas islamistas y otras fuerzas subversivas en la región, incluyendo a los terroristas. Pese a la negación inicial de Doha, hubo admisiones tácitas de infracciones pasadas y afirmaciones de haberse reformado. El caso de la Fundación de Servicios Humanitarios del jeque Thani bin Abdullah al-Thani (“Fundación RAF”) es el caso bajo análisis.
Describiéndose a sí misma como una “organización de la sociedad civil qatarí especializada en trabajo humanitario en las áreas de atención de emergencias y desarrollo, tanto a nivel doméstico como global”. La Fundación RAF declara que su “filosofía se basa sobre nuestra convicción que todo ser humano tiene derecho a una vida digna, a la ayuda humanitarias, asistencia y protección”, a la vez que sostiene defender los valores para proporcionar ayuda humanitaria sin discriminación y “luchar … para prevenir el extremismo violento que conduce al terrorismo”. Para cumplir con esta misión, la Fundación RAF tiene una curiosa selección de socios – y, de hecho, fundadores. Entre los miembros fundadores de la Fundación RAF se encuentra Abd al-Rahman bin Umayr al-Nuaym, asesor del gobierno de Qatar y terrorista perseguido internacionalmente.
En primer lugar está Muhammad Jassem al-Sulayti, identificado como miembro de la Fundación RAF. Al-Sulayti fue asesor de Muhammad Turki al-Subaiy, un conocido terrorista. Cuando Al-Subaiy fue incluído en la lista negra del Tesoro de los EE.UU. el 2008, fue descrito como “un financiador y facilitador del terrorismo con base en Qatar, que ha proporcionado apoyo financiero a, y actuado a nombre de, los líderes de mayor rango de Al-Qaeda”, incluyendo Khaled Sheikh Mohammed (KSM), el planificador operativo de los ataques del “11 de Septiembre”. Al-Subaiy ayudó a financiar al “grupo central” de Al-Qaeda en las regiones tribales paquistaníes y “trabajó con facilitadores de alto rango de Al-Qaeda para trasladar a reclutas extremistas hacia campos de entrenamiento de Al-Qaeda en Paquistán”. Probablemente más interesante aún, de acuerdo con el Tesoro, Al-Subaiy “sirvió como nexo diplomático y comunicacional entre Al-Qaeda y terceros en Oriente Medio”. Cuando las Naciones Unidas declaró terrorista a Al-Subaiy, ratificó estos detalles.
La labor de Al-Sulayti junto a Al-Subaiy no fue su única conexión con la red de Al-Qaeda. En septiembre del 2014, supervisó un proyecto para recabar fondos, al parecer para fuerzas rebeldes en Siria y de hecho para la rama de Al-Qaeda en dicho país, Jabhat al-Nusra, actualmente denominado Hay’at Tahrir al-Sham (HTS). Una red de patrocinadores de Al-Qaeda en el Golfo, particularmente Saad bin Saad al-Ka’bi y Abd al-Latif Bin Abdullah al-Kawar, apoyaron este Proyecto, y ambos figuraron, al igual que Wagdy Ghoneim, otro reconocido socio de Al-Qaeda, en varios eventos en Qatar, algunos de ellos recolectando dinero para la Fundación RAF.
Luego está el hecho que “Nabil al-Awadhy, un socio de recaudación de fondos de Shafi bin Sultan al-Ajmi, acusado a su vez por los EE.UU. y las NN.UU. de ser financiador de Al-Qaeda, ha patrocinado y supervisado campañas de la Fundación RAF y ha participado en muchos eventos organizados por ella.”
A estas alturas Turquía lidia en gran medida con las fuerzas insurgentes al norte de Siria, incluyendo HTS, si bien sus muchos instrumentos estatales, en especial la Medialuna Roja Turca, han estado relacionados con la Fundación RAF. Se ha reportado que la Fundación ha canalizado USD 130 millones a través de la Medialuna Turca hacia Al-Nusra/HTS disfrazados como ayuda humanitaria. Esta “ayuda humanitaria” habría incluido armamento.
Durante la crisis siria, Qatar ha pagado cuantiosos rescates para liberar rehenes occidentales que parecería ser velados pagos para Al-Nusra – y existió un pago de esa naturaleza involucrando a Al-Nusra y a su aliado cercano Ahrar al-Sham que acabó convirtiéndose en un pago de cerca de un billón de dólares estadounidenses que afectó tanto a Siria como a Irak y mandó fondos a las manos tanto de extremistas sunitas de Al-Nusra y Ahrar, como de grupos chiitas controlados por Irán. En enero, un estadounidenses involucrado en uno de estos secuestros, Matthew Schrier, demandó al Banco Islámico de Qatar, implicando a Saad al-Ka’bi por financiar conscientemente a sus captores.
La Fundación RAF no sólo ha sido problemática en Siria. Por ejemplo, en Sudán, que actualmente atraviesa una transición democrática luego de décadas de dictadura islamista, la RAF ha gastado USD 37 millones, gran parte destinado a fortalecer el caído régimen de Omar al-Bashir y sus aliados de la Hermandad Musulmana que han venido dificultando esta transición.
Por estas razones, además de muchas otras, el Cuarteto ha incluido a la Fundación RAF en su lista de entidades terroristas. En estos últimos años, Qatar ha dado pocas señales de estar adoptando medidas concretas para cambiar.