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Este reportaje formula tres interrogantes principales: ¿Cuál es la amenaza terrorista a Europa y cómo ha evolucionado en el tiempo? ¿Cómo han respondido los gobiernos europeos? ¿Cuáles son las implicaciones políticas para los Estados Unidos de Norteamérica?
Si bien este reportaje brinda un extenso panorama de las tendencias terroristas en Europa, abarca asimismo estudios más detallados respecto al Reino Unido (RU) y Francia.
1. La Nueva Amenaza Terrorista en Europa
El reportaje hace hincapié en que, si uno se remonta a la década de 1970, las muertes por ataques terroristas en Europa han disminuido un poco desde el final de la Guerra Fría. Durante ese periodo, Europa sufrió ataques terroristas de grupos etnonacionalistas como el IRA (Ejército Republicano Irlandés) y la ETA (País Vasco y Libertad) , y de grupos de izquierda como la Brigadas Rojas italianas y la Organización Revolucionaria Griega 17 de Noviembre. Más aún, grupos terroristas de Oriente Medio y norafricanos atacaron blancos europeos, algunos con patrocinio estatal.
La disolución de la Unión Soviética en 1989 marcó el punto de inflexión cuando el marxismo leninismo perdió efectividad. En lo que se refiere al IRA, el acuerdo de Viernes Santo o Acuerdo de Belfast, en 1998 en Irlanda del Norte, puso fin a su lucha. En consecuencia, las muertes por terrorismo en Europa comenzaron a declinar de manera significativa a mediados de la década de 1990.
Los ataques del 11 de septiembre de 2001 en EE.UU. marcaron un viraje hacia el extremismo islámico y el yihadismo. Desde entonces, Europa ha sido fuertemente golpeada por este tipo de terrorismo; el más notable, en la fase temprana, ocurrió en Madrid el 11 de marzo de 2004 con la muerte de 191 personas y 1755 heridas; y el 7 de julio de 2005 en Londres con el resultado de 50 personas muertas y 700 heridas.
A partir de 2014 Estado Islámico se unió a al-Qaeda como la nueva amenaza terrorista del salafismo yihadista, al lanzar un nueva olaeada de ataques terroristas. Entre 2014 y 2016 Europa fue testigo de varios ataques graves, como el atentado contra semanario satírico francés Charlie Hebdo en enero de 2015 y otros objetivos en París. A estos siguieron la masacre en el teatro Bataclan en noviembre de ese mismo año, y otros también en París. En 2016, Bélgica sufrió ataques en el Aeropuerto de Bruselas y en la estación de metro Maalbeek de esta ciudad. Francia sufrió nuevamente un atentado perpetrado por un camión en Niza; y Alemania experimentó la embestida de otro en su feria navideña en Berlín.
De manera paralela a la amenaza terrorista del salafismo yihadista, el reportaje indica que Europa enfrenta la amenaza de grupos tanto de extrema derecha como de extrema izquierda. Hubo un significativo aumento de los ataques derechistas, de 9 en 2013 a 21 en 2016 y 30 en 2017. De hecho, en 2017 se produjo el mayor número de ataques de derecha en Europa desde 1994.
2. Reino Unido: Tendencias Históricas y Programa Antiterrorismo
El Reino Unido tiene una prolongada y variada historia relacionada con el terrorismo. Las “Dificultades” en Irlanda del Norte comenzaron en la década de 1960 y en 1969 escalaron cuando se desencadenaron las revueltas de agosto y el Reino Unido desplegó tropas.
Entre 1969 y 1998 se atribuyeron al conflicto más de 3.500 vidas y 48.000 personas heridas; ocasionó daños económicos valuados en miles de millones de libras debido al costo de reconstrucción posterior a los ataques, primas de seguros superiores, impacto negativo en la inversión extranjera en Irlanda del Norte, además de otros factores.
Apenas tres años después del Acuerdo de Viernes Santo (1998), que abrió el camino a una conciliación política en Irlanda del Norte, al-Qaeda perpetró los ataques del 9/11 y dio paso a una nueva oleada de violencia en Occidente, que incluyó al Reino Unido.
En 2006 el servicio de inteligencia del Reino Unido, conocido como M15, ya había identificado a alrededor de 1600 personas que suponían una amenaza directa a la seguridad nacional y pública en el Reino Unido, debido a su apoyo al terrorismo. En 2007 esta cifra creció a por lo menos 2000 personas.
Hoy en día Estado Islámico sigue constituyéndose en la amenaza más significativa por su habilidad sin paralelo para incitar ataques, su agresiva campaña de propaganda en línea, y su relación con grupos del RU como al-Muhajiroun, que anunció su alianza con Estado Islámico.
También hubo una amenaza de grupos de extrema derecha y personas del Reino Unido que en su mayoría tienen conexiones con grupos de extrema derecha en el extranjero.
El terrorismo relacionado con Irlanda del Norte se mantiene como una seria amenaza y algunos terroristas republicanos disidentes continúan perpetrando ataques terroristas. Entre 2011 y 2017 hubo 127 ataques en Irlanda del Norte, principalmente dirigidos al Servicio de Policía, funcionarios penitenciarios y las fuerzas armadas.
Desde 2003, el gobierno del Reino Unido ha desarrollado una estrategia antiterrorista denominada CONTEST, la cual ha sido renovada en 2006, 2009 y 2018. Tiene cuatro componentes:
Prevenir: evitar que personas se vuelvan terroristas o apoyen el terrorismo.
Procurar: evitar que se produzcan ataques terroristas en el RU y en el exterior.
Proteger: fortalecer la protección del Reino Unido contra un ataque terrorista en el RU y en el exterior.
Preparar: mitigar el impacto de un ataque terrorista, si ocurre.
En paralelo a CONTEST, el Reino Unido ha promulgado diferentes leyes (Leyes sobre Terrorismo y Antiterrorismo de 2000, 2006, 2008 y 2015) que establecen penas adicionales por terrorismo, cláusulas dirigidas a evitar que la población viaje a Siria, Iraq y otros campos de batalla; medidas para evitar que regresen si dejaron el país para comprometerse en actividad terrorista, e iniciativas para frenar la propagación de la ideología yihadista.
A fin de combatir el uso terrorista del internet y las redes sociales –la nueva amenaza más importante–, el RU ha desarrollado un método más agresivo. La SIGINT, la agencia de inteligencia de señales del GCHQ (Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno) ha trabajado en asociación con el Ministerio de Defensa para conducir operaciones cibernéticas en contra de Estado Islámico y otros grupos terroristas. Entre febrero de 2010 y junio de 2018 se eliminaron más de 300.000 piezas de material terrorista del internet.
La inteligencia del RU y las instancias de aplicación de la ley también han desplegado esfuerzos concertados para identificar a sujetos que ya no son de interés (SOI, por sus siglas en inglés), pero que aún podrían representar una amenaza a la seguridad nacional en el futuro. Entre los SOI están personas que formaron parte de una investigación prioritaria del MI5, pero a quienes se asignó un código, según el cual ya no están clasificados como una peligro para la seguridad nacional.
Además, el RU ha agregado programas a su trabajo de Prevenir en apoyo a las personas liberadas de prisión, a fin de reducir al mínimo la reincidencia. El programa comenzó realizando una prueba piloto en 2017, enfocada a personas en libertad provisional, supeditadas a autorización por parte del tribunal de justicia, como criminales terroristas o que cometieron crímenes relacionados con terrorismo.
El RU ha ampliado asimismo su enfoque sobre otras formas de terrorismo, especialmente el de extrema derecha. El JTAC (Centro Conjunto de Análisis del Terrorismo), MI5 y la policía han recibido recursos adicionales para evaluar e investigar el terrorismo de extrema derecha. De acuerdo a las conclusiones de Europol, es probable que la amenaza para los grupos y personas de extrema derecha sea más aguda en el RU que en ningún otro lugar de Europa.
3. Francia: Tendencia Históricas y Respuesta Antiterrorismo
La principal amenaza terrorista en Francia está vinculada con el yihadismo surgido a principios de la década de 1990. La motivación de los yihadistas era obligar a Francia a cambiar su política exterior hacia los países con mayoría musulmana, especialmente en el Norte de África.
La segunda oleada del yihadismo, generalmente relacionada con al-Qaeda, comenzó con combatientes franceses que regresaron de Afganistán y Bosnia en la década de 1980 y 1990. Solo retornaron unas cuantas docenas de personas que condujeron una mezcla de actividad terrorista y actividades asociadas con pandillas.
La invasión de EE.UU. a Iraq en 2003, y posteriormente la Primavera Árabe, también ofrecieron nuevos caldos de cultivo a los yihadistas franceses que más tarde alcanzaron altos niveles en las filas de Estado Islámico.
Una vez más, África Septentrional y África Occidental se transformaron en una fuente adicional de preocupación para Francia. En 2013, Francia desplegó tropas hacia Mali para combatir a grupos salafi-yihadistas, como JNIM (Frente de Apoyo para el Islam y los Musulmanes), que a su vez dieron paso a mayores amenazas en contra de los intereses franceses.
La situación de seguridad se está deteriorando nuevamente en el Sahel, pese a los esfuerzos franceses por establecer una fuerza regional –el G5 Sahel– para combatir a grupos terroristas. Los terroristas generalmente tienen como blanco a Francia o a activos occidentales como minas, fábricas y bases militares, junto a expatriados y gobiernos locales.
La última oleada yihadista estaba relacionada con el ascenso de Estado Islámico, que dio lugar a los ataques de 2015 en París.
Como respuesta, Francia ha desarrollado sus instituciones antiterroristas principalmente en años recientes. Creó varios cuerpos de coordinación entre entidades en los ámbitos estratégico y operativo a fin de mitigar la competencia institucional y mejorar el tiempo de reacción del gobierno. Es más, los planes antiterroristas franceses se han renovado anualmente desde 2014. La última vez fue en julio de 2018 en el Plan de Acción en Contra el Terrorismo.
La estructura organizativa está compuesta por diferentes centros antiterroristas. El CNCLT (El Centro Nacional de Coordinación de la Lucha contra el Terrorismo) asegura la coordinación antiterrorista en el nivel estratégico y proporciona análisis a su presidente. La DGSI (Dirección General de la Seguridad Interior) supervisa las actividades antiteroristas en el territorio francés y tiene la iniciativa para operaciones, utilizado a las Préfectures que ayudan a detercar las amenazas emergentes en el ámbito local. Por último, institucionalmente la UCLAT (Unidad de Coordinación Antiterrorista) está encargada de obtener un panorama completo de la amenaza terrorista. Centraliza, discute, y despacha información e inteligencia a otras instancias gubernamentales, tiene la autoridad de asignar una tarea a una instancia y puede imponer actividades de intercambio de inteligencia.
Respecto a las reformas legislativas, desde el surgimiento de Estado Islámico en 2014, el parlamento francés ha aprobado siete leyes principales en contra del terrorismo, que han permitido al país procesar e investigar en torno a 1600 personas. El número de sentencias, en particular, ha aumentado sustancialmente de 10 en 2012 a 240 en 2016.
4. Problemas emergentes communes
Hacia el futuro, la característica en la evolución del terrorismo sugiere que el Reino Unido, Francia y EE.UU., al igual que otros países, enfrentarán múltiples problemas, aunque en formas diferentes.
En primer lugar, el internet y las redes sociales se mantendrán como la herramienta más importante de Estado Islámico, al-Qaeda y otros grupos para la radicalización, el reclutamiento y la recaudación de fondos, así como otras actividades terroristas. Por tanto se requiere mayor colaboración entre gobiernos y las empresas privadas que controlan las redes sociales y plataformas de intercambio de mensajes a fin de combatir el extremismo violento de todo tipo, eliminar contenidos yihadistas y extremistas, y promover campañas con argumentos en contra.
En segundo, es probable que se mantenga una gran amenaza de los grupos, redes y personas salafi-yihadistas. De ahí que los esfuerzos de inteligencia, militares y diplomáticos entre los diferentes estados sean necesarios para reducir una amenaza que incluye a 67 grupos yihadistas y cerca de 240.000 combatientes salafi-yihadistas en todo el mundo.
En tercer lugar, la amenaza planteada tanto por la extrema izquierda como derecha es muy alta. Este tipo de terrorismo generalmente se limita a las dimensiones nacional y regional, más que a un Estado Islamico de tipo global, pero aún plantea amenazas concretas a la seguridad de las democracias, lo cual incluye a EE.UU.
En cuarto, es posible que perduren las amenazas internas por parte de algunos combatienes extranjeros y sus familias y de quienes han sido liberados de prisión.
En quinto lugar, la radicalización en las cárceles continuará siendo un problema monumental, tanto en Europa como en los EE.UU. Las prisiones se mantendrán como terreno fértil para las redes yihadistas. Los EE.UU., en particular, han hecho muy poco por reducir al mínimo la radicalización en las cárceles de manera sistemática, y mucho menos para asegurar que los liberados de prisión se mantengan desvinculados de la violencia. Los encargados de elaborar políticas en los EE.UU. deberían cuando menos echar un vistazo a los programas europeos, como el programa de Desistimiento y Desconexión del Ministerio del Interior del RU y los centros piloto de desvinculación de Francia.
5. Repercusiones políticas para los Estados Unidos de Norteamérica
La actual amenaza y respuesta de Europa tiene diversas repecursiones para los Estados Unidos de Norteamérica.
Primero, la amenaza de terrorismo en Europa debería constituirse en una pausa para los estadounidenses. El peligro de ataques por grupos como Estado Islámico y al-Qaeda en contra de los aliados de EE.UU., como el Reino Unido y Francia, está en uno de sus niveles más altos desde el 9/11. Además, el número de combatientes salafi-yihadistas activos y grupos mundiales están cerca de los niveles más elevados desde 1980, lo cual indica que el riesgo mundial sigue siendo substancial. En consecuencia, es posible que la reciente pausa en los ataques exitosos en contra de los EE.UU –internamente y fuera del país–, inspirados o dirigidos por grupos como Estado Islámico y al-Qaeda, sea temporal.
Segundo, los programas de desconexión seguirán siendo un desafío. Numerosos gobiernos europeos han dejado de utilizar el término “desradicalización”, que requiere un cambio en la mentalidad y creencias ideológicas de las personas: una tarea difícil. En lugar de ello, han optado por términos como “desvinculación”, la cual implica un viraje similar y un enfoque destinado a ayudar a las personas a desvincularse de la violencia u otro comportamiento ilícito. Entre los problemas más serios está contrarrestar la ideología extremista en las cárceles; ya que, si no se aborda de la manera adecuada, los prisioneros pueden engendrar una nueva generación de yihadistas.
Tercero, el aumento de las redes de la derecha violenta en Europa, que incluye a las que responden a la preocupación relacionada con la inmigración, debería ser una alerta para los Estados Unidos de Norteamerica. De hecho, la amenaza de terrorismo de extremistas de derecha violenta en los EE.UU. también parece estar en aumento. El número de ataques terroristas por perpetradores de extrema derecha en ese país ha aumentdo en la década pasada y se ha cuadruplicado entre 2016 y 2017.
Cuarto, pese a la fricción transatlática, la larga historia de cooperación antiterrorista entre EE.UU. y Europa debe continuar. Esta cooperación seguirá siendo necesaria para reunir y compartir datos de inteligencia, desarrollar estrategias, y conducir las operaciones antiterroristas dentro y fuera de las fronteras estadounidenses y europeas, de cara a las amenazas mundiales planteadas por grupos como al-Qaeda y Estado Islámico. A decir verdad, la cooperación antiterrorista entre EE.UU. y Europa ahora es más importante que nunca.