A principios de mes, por cuarto año consecutivo, el Instituto de Estados del Golfo Pérsico en Washington (AGSIW por sus siglas en inglés) recibió al Foro de Seguridad de los E.A.U., donde los EE.UU., los Emiratos Árabes Unidos y sus socios regionales se reunieron para encontrar soluciones creativas para los desafíos cruciales en materia de seguridad.
European Eye on Radicalization asistió al evento, celebrado en la Universidad New York de Abu Dhabi, y analizó las implicancias a largo plazo de los últimos acontecimientos políticos en el Cuerno de África.
El presidente de AGSIW, Douglas A. Silliman, anteriormente embajador de los EE.UU. ante Kuwait y posteriormente Irak, y el actual embajador de los EE.UU. ante los E.A.U., John Rakolta Jr, estuvieron a cargo de las presentaciones de apertura, ambos enfocándose en las conexiones culturales, comerciales e históricas entre el Cuerno de África y la región del Golfo, así como en los esfuerzos de estados del Golfo como Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita para apoyar la estabilidad en el área y una transición pacífica en países como Sudán.
La extensión de los vínculos entre ambas regiones, y el interés de los EE.UU. por expandir sus propias relaciones en el Cuerno de África, con especial énfasis en la seguridad y el comercio, se constituyeron en dos puntos clave de la discusión.
El discurso central de la mañana fue dado por el General de Brigada Miguel Castellanos, director suplente del Comando África de los EE.UU. (AFRICOM).
El General Castellanos enumeró los temas clave en la actual situación del Cuerno de África en materia de seguridad, enfocándose en la migración y el desplazamiento interno de la población, los acontecimientos en Etiopía, Eritrea y Sudán, y el complejo contexto político de Somalia con la continua presencia de la rama de Al-Qaeda en ese país, Al-Shabab.
Sin lugar a dudas, las cuatro lineamientos más importantes que los EE.UU. desea seguir en la región incluyen fortalecer las asociaciones mutuamente beneficiosas, incluyendo aquella con E.A.U.; mejorar las capacidades de sus socios en materia de seguridad; desarrollar la seguridad en Somalia a través de la formación y el entrenamiento de las fuerzas somalíes para la contención de Al-Shabab; y mantener acciones efectivas contra la piratería que, gracias sobre todo a los esfuerzos de las Naciones Unidas y la Unión Europea, han conseguido excelentes resultados estos últimos años.
La primera sesión — organizada como una discusión pública entre expertos de alto nivel —analizó la creciente competencia global y regional en el Cuerno de África y el Mar Rojo.
Contó con la participación de Abdul Mohammad, jefe de estado mayor del Panel Africano para la Implementación de Alto Nivel en Sudán y Sudán del Sur (“African Union High Level Implementation Panel for Sudan and South Sudan”); el embajador Alexander Rondos, representante especial de la Unión Europea ante el Cuerno de África; Susan Stigant, directora de los programas de África del Instituto Estadounidenses por la Paz (“United States Institute of Peace” o USIP); y la moderación de Mina Al-Oraibi, editora-jefe de The National.
El denominado “terremoto demográfico” que tiene lugar en la región fue uno de los centros de la discusión.
Un 70% de la población bajo los 30 años de edad y las nuevas generaciones son políticamente conscientes y están conectadas. Es capaz de presionar por el cambio sin temor a la autoridad y ha liderado un proceso de digitalización sin precedentes.
No obstante, como subraya el embajador Rondos, sería inmaduro simplemente emocionarse por esto: es imperativo entender estos acontecimientos con mayor profundidad, cuestionando si llegarán verdaderamente a crear un futuro estable.
Más allá de la problemática demográfica, una segunda noción importante guarda relación con la relevancia de las instituciones multilaterales en el contexto africano.
Tal como fue explicado efectivamente por Abdul Mohammed, las instituciones multilaterales en África juegan un rol singular debido a la fragmentación de la que surgieron muchos países africanos. A través de esfuerzos multilaterales, las instituciones africanas están intentando articular un punto de vista específico, que considera al Mar Rojo y al Golfo de Adén como un área compartida entre las dos costas: puentes en lugar de divisores.
Siguiendo la fructífera discusión de la primera sesión, la disertación central de la tarde fue proporcionada por H.E. Anwar Gargash, Ministro de Estado para Asuntos Exteriores de los Emiratos Árabes Unidos.
El ministro Gargash guio a los participantes a través de la futura trayectoria del orden mundial, que continúa incierta, y el juego “suma cero” que parece ser el resultado de una competencia entre las potencias mundiales.
Al mismo tiempo, Gargash resaltó que incertidumbre no necesariamente equivale a caos: significa transformación profunda. El 2019 presenció un desarrollo sin precedentes en el Cuerno de África. Sudán podría convertirse en la referencia para otros países. Y Emiratos Árabes Unidos jugó un papel significativo en estos asuntos.
Los E.A.U. jugaron un papel importante en el acuerdo de paz entre Eritrea y Etiopía y en el inicio de la transición en Sudán. Fue también líder en la lucha contra Al-Shabab y Al-Qaeda en la Península del Golfo (AQAP), interrumpiendo canales de abastecimiento cruciales entre grupos jihadistas. Los E.A.U. aparenta estar listo para convertirse en un protagonista determinante en materia de paz y seguridad en el área.
Una revelación importante en el discurso de Gargash, y de todo el foro, fue que, para ser relevantes, los estados deben aceptar compartir las cargas, toda vez que “una estrategia solitaria sería irrelevante”.
Las discusiones de esa tarde se centraron en los lazos entre el Golfo y el Cuerno de África y sus proyecciones futuras. Contó con la participación del embajador Tom Kelly, vice-presidente de políticas y defensa en Raytheon International y anteriormente embajador de los EE.UU. ante Djibouti; Murithi Mutiga, director de proyecto del Grupo Internacional de Crisis del Cuerno de África; y Abdullah al-Saud, director de investigaciones y jefe de la Unidad de Investigación en Estudios sobre Seguridad del Centro Rey Faisal para Investigaciones y Estudios Islámicos. Hussein Ibish, catedrático titular senior de AGSIW, presidió el evento.
Abdullah al-Saud abrió la discusión sobre el legado compartido entre las dos costas del Mar Rojo, que cuentan con un espacio común, una lengua y una lengua en gran medida comunes, y el compromiso estratégico en gran medida compartido para prevenir que los dispersos simpatizantes de Daesh encuentren refugio en África.
Murithi Mutiga brindó al público una perspectiva de largo plazo sobre los distintos países de África, resaltando que, durante algunos de las más recientes protestas y cambios como los de Etiopía el 2017 y Sudán el 2019, tanto protestantes como élites políticas demostraron considerable madurez y compromiso por la no-violencia.
Mutiga también mencionó el rol potencialmente desestabilizante de Turquía en el Cuerno de África. La red Gulen, por ejemplo, regularmente enviaba a sus miembros a las poblaciones más remotas de África en un intento por obtener control sobre las comunidades locales, y no es casualidad que la embajada más grande en Mogadishu sea la turca o que “los padres más jóvenes de Somalia hayan bautizado a sus hijas como Istanbul (Estambul en inglés)”.
Las relaciones de los estados árabes del Golfo con los países del Cuerno de África no es una novedad. A lo largo de las décadas recientes, sin embargo, el Cuerno de África se ha convertido en una región de creciente importancia geoestratégica y económica. Recientemente, los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita demostraron que podían influir en las relaciones para conseguir resultados positivos, y el desarrollo próximo de estas relaciones será crucial para ambas costas del Mar Rojo, que tiene el potencial de convertirse en un espacio compartido para la estabilidad.