Miroslav Mareš

Los acontecimientos recientes en el extremismo ultraderechista en Europa ponen en evidencia varias tendencias peligrosas. La creciente internacionalización de los extremistas de ultraderecha puede resultar en eventos tan trágicos como las masacres en mezquitas de Nueva Zelanda, donde fueron asesinados docenas de musulmanes inocentes a nombre del “etnonacionalismo europeo”. Los ataques se han tornado más y más profesionales. Dos neonazis suecos utilizaron bombas para atentar contra un asilo en Gotemburgo, luego de recibir entrenamiento en un campamento paramilitar ruso. En Europa Central y del Este operan unidades parapoliciales con vínculos pro-Kremlin. Organizan patrullas de “defensores de frontera” contra “migrantes ilegales” (en Bulgaria detuvieron asimismo ilegalmente a migrantes).
Los políticos de ultraderecha contribuyen a alimentar el odio y la tensión en la sociedad, pero rara vez lo admiten. Los problemas relacionados con la creciente ultraderecha se constituyen en un tópico de debate en las sociedades democráticas europeas y no hay soluciones rápidas al problema. No obstante, algunas medidas pueden ayudar a mitigar al menos algunos de los aspectos negativos del extremismo de ultraderecha en Europa.
1) Se necesita un enfoque global hacia el extremismo de ultraderecha en el contexto de la política destinada a contrarrestar el extremismo en general. Comprender la conexión entre las formas no violentas y violentas del extremismo de extrema derecha y su relación con otras partes del espectro político es un buen comienzo. En muchos casos, los extremistas no están separados de resto de la sociedad, como podrían denotar algunas definiciones de este término. El “extremismo” es simplemente la desviación de los principales valores ideológicos de la sociedad democrática. No define el estado social de las personas que abrigan odio. De hecho, las personas “comunes” también pueden albergar tendencias al encono.
2) Es asimismo importante contrarrestar el extremismo de ultraderecha en el contexto de otras amenazas a la seguridad, sobre todo el crimen organizado y las campañas híbridas. El Mercado Negro de armas ligeras ha declarado ilegales a las bandas de motociclistas, y la extorsión a menudo se superpone a las actividades criminales y políticas de los extremistas de ultraderecha. Otro desafío es el empleo de los extremistas de ultraderecha como actores de las denominadas campañas híbridas conducidas por potencias extranjeras. El escenario del extremista de ultraderecha es permeado y manipulado para desacreditar a las sociedades democráticas europeas. El atentado con bomba de bandera falsa, en un centro cultural de la minoría húngara en Ucrania, es un ejemplo sintomático de una fase de la “política sucia”, en el cual el servicio secreto presuntamente cumplió un rol. El atentado fue perpetrado por un extremista de ultraderecha polaco, al parecer comandado por un político ultraderechista alemán pro Kremlin, con el objetivo de crear tensión entre Hungría y Ucrania.
3) Contrarrestar la radicalización hacia el extremismo ultraderechista en la policía, y otras entidades encargadas del cumplimiento de la ley y la seguridad (entre otros servicios en la prisión) y en las fuerzas armadas debe ser prioritario. El carácter y sensibilidad de estas instituciones requiere una atención seria.
4) Se debe mejorar la cooperación internacional para contrarrestar el extremismo de ultraderecha. El internet y las redes sociales permiten a los extremistas de ultraderecha conectarse a escala masiva desde varias partes del mundo. Es posible encontrar numerosos sitios de chat, y los archivos de las directrices para los militantes pueden encontrarse en la red profunda y oscura. Las agencias de inteligencia y entidades encargadas del cumplimiento de la ley, los organismos judiciales y grupos de la sociedad civil deben monitorear la cooperación entre los extremistas de ultraderecha. La cooperación subregional de estos actores en regiones con fuertes lazos transnacionales de extremistas también es importante. El hecho de que algunos organismos gubernamentales (en su mayoría de Europa Oriental y Cercano Oriente) protejan a extremistas de ultra derecha y ramas de grupos extremistas en la diáspora es un obstáculo a una cooperación internacional eficiente.
5) La prevención primaria del extremismo de ultraderecha debe basarse en un debate pluralista y crítico acerca de los problemas políticos y sociales serios en la época actual, no solo sobre el adoctrinamiento y propaganda extremistas. Las sociedades democráticas deben definir claramente sus valores y defender las fronteras del debate legítimo. El enfoque unilateral sobre la mejora de las restricciones y presión legal para limitar la libertad de expresión en áreas privadas tiene un impacto reducido en el nivel de odio en la sociedad. Las amenazas y planes encarnizados para llevar a cabo actividades violentas y su coordinación en el ciberespacio, desde luego deben contrarrestarse de manera inmediata y decidida.
6) Es necesario estudiar y evaluar la eficiencia de varias campañas antirracistas y antixenofóbicas. Cientos, quizás miles, de organizaciones gubernamentales y no gubernamentales trabajan activamente en contrarrestar el extremismo de ultraderecha. Están en condiciones de agregar y articular los intereses de sus miembros y ponerlos en acción. Si bien este es un primer paso adecuado, la intermediación de su actitud hacia los “otros” es en muchos casos problemática.
7) Uso cuidadoso de la historia en el esfuerzo por contrarrestar el extremismo ultraderechista reciente. Las tragedias del siglo 20, como el surgimiento y prevalencia del terrorismo nazi deben servir de alerta a las futuras generaciones. Dicho esto, el extremismo ultraderechista está creciendo. Los neonazis y neofascistas corresponden a una gran fracción del espectro del extremismo militante, al menos en algunos países. Pero, muchas personas –entre ellas las que trabajan en instituciones de seguridad– tratan de buscar símbolos visibles de nazismo y fascismo históricos, pero ignoran las nuevas trayectorias de evolución en los grupos de ultraderecha y marginales como la derecha alternativa, también conocida como nacionalpopulismo. Parafraseando (en un contexto muy diferente) el famoso trabajo de Karl Popper, el historicismo puede dar una perspectiva distorsionada de las recientes amenazas extremistas de ultraderecha.
8) Deben demandarse enfoques directos y evitar el pánico moral en el contexto de la resistencia a la ultraderecha. El miedo que rodea al terrorismo religioso conectado con la islamofobia es criticado con justicia por quienes a veces sobrevaloran la amenaza del extremismo de ultraderecha. Representa un serio peligro, pero las democracias europeas aún tienen la capacidad y voluntad de contrarrestar el extremismo ultraderechista.