El auge en el uso de las redes sociales como una actividad cotidiana para millones de ciudadanos ha estado acompañado por una discusión sobre los peligros de este desarrollo. Las “cámaras de eco” o “filtros burbuja” [1] son mencionados con frecuencia en este sentido. Ambos conceptos se refieren a la posibilidad de que los usuarios de redes sociales solamente tomen parte en el contenido que confirma las creencias que ya tienen arraigadas. El auge de las redes virtuales, en las cuales los marcos ideológicos se amplifican y se hacen desproporcionadamente importantes, se reafirma constantemente. Ya que los usuarios se conectan solamente con el contenido que confirma una narrativa específica y sólo interactúan con aquellos que tienen creencias similares, las redes sociales crean la ilusión de un gran consenso. Esto puede llevar a los individuos a estar atrapados en una red que intercambia contenido extremista, experimentar reacciones emocionales más intensas y volverse polarizados. También puede contribuir a los procesos de radicalización [2], por ejemplo, en el caso del Estado Islámico (EI). [3]
Sin embargo, las cámaras de eco son un concepto controvertido. Algunos han criticado la noción de que el diseño mismo de las plataformas de redes sociales que supuestamente conecta a todos los usuarios, intrínsecamente conduce a comunidades aisladas online y al desarrollo de estas cámaras de eco o filtros burbuja. Algunas de estas críticas rechazan la suposición de que los algoritmos inteligentes detrás del diseño de tales plataformas hacen más probable que se muestre contenido extremista a los usuarios a través de sistemas personalizados de recomendación, que sugieren nuevos contenidos en base a las preferencias previas del usuario.
La evidencia es mixta y en gran medida depende del tipo de plataforma que se analiza. Por ejemplo, un estudio reciente [4] encontró que ninguno de los sistemas de recomendación en Reddit o Gab condujo a la exposición de más material de extrema derecha luego de que los usuarios hubieran visto dicho contenido. En YouTube, sin embargo, los sistemas de recomendación priorizaron el material de extrema derecha y sugirieron este tipo de contenido más frecuentemente luego de que los usuarios se encontraran con este inicialmente. [5] Mientras que los algoritmos ciertamente dan forma al contenido que los usuarios ven, su influencia para crear filtros burbuja extremistas depende en gran medida del diseño individual de la aplicación de la red social y no debería generalizarse. Otros han criticado el concepto de cámaras de eco de forma más general. Por ejemplo, se ha argumentado que debido a que somos “individuos en red” incrustados en múltiples redes y con lazos que son al menos débiles [6] con aquellos fuera de una cámara de eco potencial, la supuesta amenaza no puede ser tan significativa como argumentan los defensores de esta idea. [7] Después de todo, no se trata de una cámara de eco real si existe participación del exterior.
No obstante, una cámara de eco puede también entenderse como una propiedad cognitiva compartida por miembros de una “comunidad virtual imaginaria” [8] en lugar de una función de las propias redes sociales. Aquí, las cámaras de eco están relacionadas al concepto que los psicólogos denominan como sesgo de confirmación, el cual describe la tendencia humana para buscar información que confirme las creencias que ya se tienen y para desestimar información que sea contradictoria a estas perspectivas de modo que se evite la disonancia cognitiva. En otras palabras, sólo por el hecho de que los “individuos conectados” de hoy tienen lazos con múltiples redes y por lo tanto no se puede decir que están estructuralmente confinados a una cámara de eco, pueden estar confinados a una cámara de eco psicológica o cognitiva ya que no prestan igual atención a la información aportada por sus vínculos fuera de la red aislada de la cámara de eco. Una cámara de eco no debe entenderse necesariamente como una habitación sin puertas, sino más bien como una habitación en la cual solamente ciertas puertas son abiertas mientras que otras permanecen cerradas por los mismos usuarios de redes sociales (un proceso con frecuencia subconsciente).
Las cámaras de eco también pueden entenderse como entidades que trascienden la cognición individual. Mientras que los usuarios pueden crear subconscientemente sus propias cámaras de eco, al elegir seguir y consumir contenido de fuentes de acuerdo con su visión del mundo debido al sesgo de confirmación, no serían capaces de hacerlo sin usuarios que produzcan y compartan este tipo de contenido. Una cámara de eco puede, por lo tanto, tener dos niveles: una que describe una cierta red de individuos u organizaciones que postulan marcos y narrativas similares debido a una similitud en cuanto a su visión del mundo y en segunda, como resultado, una cámara de eco única y cognitiva a la medida de cada actor y creada por los mismos usuarios.
Ninguna cámara de eco en cognición individual será la misma porque incluso los usuarios dentro de la misma red y cámara de eco hacen elecciones ligeramente distintas con respecto a quién seguir e involucrarse, debido a diferencias en cuanto a preferencias personales o hábitos. [9] La cámara de eco colectiva puede estar caracterizada tanto como constructivista como interaccionista. Es constructivista en naturaleza, porque múltiples actores producen y comparten contenido en virtud del cual el significado individual asignado al contenido se transforma en una amplia producción de significado que existe por fuera, así que a través de la función de almacenamiento de Internet es finalmente independiente de los actores individuales. También es interaccionista, porque las narrativas e identidades que se derivan del significado colectivo de producción y se retroalimentan tanto en la cámara de eco individual como en la compartida, finalmente van formando y reformando el discurso.
Las redes sociales no son necesariamente la causa de dichos filtros burbuja, pero tanto la capacidad de los usuarios para personalizar el contenido que ven y la interconectividad asociada con el uso de redes sociales pueden facilitar el surgimiento de cámaras de eco. En las redes podemos elegir nuestra propia “tribu” y a las personas con las cuales queremos involucrarnos. Por medio de la personalización, las redes sociales nos permiten crear nuestra propia realidad con amigos, noticias, chistes e incluso realidad política que elegimos, sin la necesidad de encender la televisión o leer un periódico, los cuales podrían contener información potencial para causar disonancia cognitiva. En esencia, aquello diseñado para conectarnos en un mundo globalizado nos permite eliminar las partes de este mundo que no queremos ver.
Cuando Bateman [10], ciertamente de manera coloquial y generalizada, declaró que “alguna vez cada pueblo tuvo un idiota. Fue necesario que Internet los pusiera a todos juntos”, se estaba refiriendo a la interconectividad incrustada en aplicaciones de redes sociales, pero también a la creciente tribalización de la que sería de lo contrario nuestra individualizada sociedad posmoderna. En las redes, los usuarios eligen la red a la que desean pertenecer y si la esta se mueve en una dirección extremista, es posible que sus miembros también. Sin embargo, debe enfatizarse que tanto las cámaras de eco en forma de estados individuales cognitivos como las cámaras de eco en forma de entidades de producción de significado colectivo no aparecen de la nada. El desarrollo de cámaras de eco es un proceso y el individuo probablemente atravesará varias etapas de “cautiverio” en la cámara, comenzando con simple interacción y debilitamiento con los lazos externos, llevando a una completa inmersión.
Si aceptamos que las cámaras de eco existen tanto en cognición individual como una entidad de producción de significado colectivo, las posibles contramedidas son difíciles de encontrar. No será suficiente el simple hecho de cambiar los sistemas de recomendación personal y los correspondientes algoritmos para luchar contra las cámaras de eco auto-producidas. Además, la personalización y la capacidad de elegir el contenido que uno consume y “sigue” es parte del atractivo de las redes sociales y disminuir esto posiblemente reducirá el atractivo y la calidad de la experiencia del usuario en las redes sociales para millones de usuarios no extremistas. Mientras que las contramedidas deberían enfocarse desde todos los ángulos, sería útil para los académicos, profesionales y actores políticos el ver más allá de las cámaras de eco y explorar otras rutas para los programas Lucha contra el Extremismo Violento y Prevención del Extremismo Violento (CVE y PVE respectivamente, por sus siglas en inglés) en el reino digital.
Referencias
[1] Pariser, E. (2011). The filter bubble: What the Internet is hiding from you. Penguin: London
[2] Aday, S., Freelon, D. and Lynch, M. (2016). How social media undermined Egypt’s democratic transition. Disponible en: https://www.washingtonpost.com/news/monkey-cage/wp/2016/10/07/how-social-media-undermined-egypts-democratic-transition/
[3] Shane, S., Apuzzo, M. and Schmitt, E. (2015). Americans Attracted to ISIS find an ‘Echo Chamber’ on Social Media. Disponible en: https://www.nytimes.com/2015/12/09/us/americans-attracted-to-isis-find-an-echo-chamber-on-social-media.html
[4] Reed, A., Whittaker, J., Votta, F. and Looney, S. (2019). Radical Filter Bubbles: Social Media Personalization Algorithms and Extremist Content. Disponible en: https://rusi.org/sites/default/files/20190726_grntt_paper_08_0.pdf
[5] O’Callaghan, D., Greene, D., Conway, M., Carthy, J. and Cunningham, P. (2015). Down the (White) Rabbit Hole: The Extreme Right and Online Recommender Systems. Social Science Computer Review. Vol 33 (4), pp. 459-478
[6] Granovetter, M. (1977). The Strength of Weak Ties. American Journal of Sociology. Vol. 78 (6), pp. 1360-1380
[7] O’Hara, K. and Stevens, D. (2015). Echo Chambers and Online Radicalism: Assessing the Internet’s Complicity in Violent Extremism. Policy & Internet. Vol. 7 (4), pp. 401-422
[8] Anderson, B. (1991). Imagined Communities: Reflections on the Origin and Spread of Nationalism. (2nd edition). Verso: London
[9] Bourdieu, P. (1994). Structures, Habitus, Practices. Disponible en: http://isites.harvard.edu/fs/docs/ icb.topic1458086.files/Bourdieu_structure%20habitus.pdf
[10] Bateman in Singer, P. and Brooking, E. (2018). LikeWar: The Weaponization of Social Media. Houghton Mifflin Harcourt Publishing Company: New York, p. 126