Antonino Occhiuto, analista para Gulf State Analytics
Pese a sus recientes fracasos, Al-Qaeda en la Península Arábiga (AQAP por su sigla en inglés) se mantiene como un actor principal en un Yemen golpeado por la guerra, y a la vez como una importante amenaza regional y global. Hacia 2015, con todos los ojos volcados hacia el ascenso de Daesh, AQAP fue capaz de orquestar la masacre contra Charlie Hebdo en el centro de Paris, el primer ataque yihadista en Europa desde 2005. Un nuevo liderazgo, la guerra en curso en Yemen y las características centrales de AQAP otorgan a esta organización terrorista la capacidad para atacar en múltiples frentes.
Nuevo liderazgo y desafíos
En febrero de 2020, Washington anunció que había eliminado al líder de AQAP, Qassim al-Rimi, en un ataque con un dron. Al-Rimi representaba un blanco importante para las autoridades estadounidenses, ya que era uno de los pocos líderes de Al-Qaeda que subsistían desde antes de los ataques del 11-S. Tras los esfuerzos iniciales para reagruparse y reorganizarse, el nuevo comandante de AQAP, Khalid bin Umar Batarfi, heredó una organización con un mal comienzo.
Las campañas antiterroristas de los Emiratos Árabes Unidos (EAU) y de los EE.UU. han diezmado a los combatientes tanto de AQAP como del Estado Islámico (EI) en Yemen mediante asesinatos dirigidos y la promoción de deserciones masivas. En 2016, los EAU lideraron además los esfuerzos internacionales para expulsar a AQAP de Al-Mukalla, la ciudad más grande bajo control del grupo en Yemen, y trajo a representantes tribales a las estructuras de seguridad árabes apoyadas por la coalición para luchar contra los yihadistas. Las declaraciones y los sermones de AQAP que advertían a los miembros de las tribus locales de convertirse en blanco de represalia en caso de colaborar con dichas milicias, reflejan la presión que esta jugada ejerció sobre el grupo.
Gregory Johnsen, autor de The Last Refuge: Yemen, al-Qaeda, and America’s War in Arabia (“El último refugio: Yemen, Al-Qaeda y la guerra de los EE.UU. en Arabia”), sostiene que se entregó a Batarfi el liderazgo para la reconstrucción de AQAP por dos razones importantes. “En primer lugar, él es originario de la península arábiga”, escribe Johnsen, lo que significa que está más capacitado para entender y explotar las condiciones locales. “En segundo lugar”, afirma Johnsen, “Batarfi cuenta con extensas credenciales internacionales yihadistas. Entrenó y combatió en Afganistán antes de septiembre de 2001, colaboró con los combatientes que se encaminaban a Irak tras la invasión de los EE.UU. en 2003, y ayudó a liderar la puja de AQAP por controlar territorio en el sur de Yemen en 2010 y 2011.”
Antes de asumir el liderazgo, Batarfi fue clave en los planes de Al-Rimi de sacar ventaja del caos en Yemen provocado por los combates entre las fuerzas a favor de Gobierno y los hutíes apoyados por Irán, cuyo golpe en la capital y su expansión a través de Yemen han arrastrado al país hacia la guerra. Para mayor preocupación de los EE.UU., Batarfi ya se encontraba a cargo de las operaciones externas del grupo cuando AQAP se atribuyó responsabilidad por orquestar el mortal ataque contra la base aérea naval de los EE.UU. en Pensacola, Florida, el año pasado.
Resiliencia estructural
Batarfi cuenta con una ventaja inherente a su posición: erradicar a AQAP de Yemen requerirá mucho más que unas cuantas operaciones militares exitosas a cargo de los opositores del grupo. El éxito de AQAP nunca estuvo relacionado con su poderío militar, sino en conseguir la hospitalidad y el aval de localidades clave, ganando la complicidad de los líderes tribales y la tolerancia pasiva de la población local. A la fecha, la promoción de su causa, los proyectos de desarrollo comunitario y la participación de la juventud han jugado un papel igualmente importante en el paciente plan de integración de AQAP, que ha puesto sus miras en comunidades locales por todo el este y sur de Yemen.
Para subrayar la importancia del poder local de AQAP en Yemen, basta mencionar que el EI recurría mayoritariamente a audaces operaciones militares para inspirar terror y de esa manera conseguir apoyo, pero producía muy pocas narrativas culturales específicas y no participaba en el desarrollo comunitario, por lo que terminó fracasando en establecerse a largo plazo y desplazar a AQAP. Pareciera incluso que segmentos del EI en Yemen -que en su mayoría se originaron de facciones que se habían separado de AQAP- están siendo actualmente reabsorbidos por AQAP.
Históricamente, Yemen ha funcionado como el santuario ideal para AQAP y sus militantes gracias a su territorio y a su posición geográfica. Su población dispersa, las tierras altas y secas que conforman el interior de Yemen central y oriental facilitan los escondites y las tácticas de guerrilla. La larga y permeable frontera que Yemen comparte con Arabia Saudita convierte al país en el punto perfecto para lanzar ataques contra uno de los principales enemigos de la organización: la Casa Saudí. A manera de ejemplo, la primera operación de AQAP fuera de Yemen fue un ataque suicida en agosto de 2009 -en Arabia Saudita- que buscaba asesinar al jefe de seguridad del reino, el príncipe Mohammed bin Nayef.
Oportunidades hacia el futuro
El año pasado los EAU anunciaron su decisión de retirar parte de sus fuerzas de Yemen. La misión antiterrorista continuó, especialmente con el arresto del líder yemení del EI, Muhammad Qanan al-Sayari (Abu Osama al-Muhajir), en junio del 2019, pero han surgido dudas sobre la eficacia de la misión de la coalición hacia el futuro. Es muy probable que Batarfi y su organización demuestren ser enemigos a largo plazo y más peligrosos que el EI. AQAP sin duda buscará también explotar cualquier falla en la coordinación entre las fuerzas militares de Arabia Saudita y las fuerzas locales entrenadas por los EAU que estuvieron manteniendo a AQAP en línea. Adicionalmente, es muy probable que AQAP aproveche cualquier aumento en la importancia del rol de Arabia Saudita para agitar el resentimiento popular contra los planes a largo plazo que este poderoso vecino pueda tener en Yemen, en un intento por reclutar más yemeníes para la causa, a la vez que impulsar la misión de la organización contra la familia Al-Saud.
Otro evento que favorece a Batarfi es la escalada de hostilidades entre el Gobierno de Yemen y la coalición árabe liderada por los saudíes por un lado, y los rebeldes hutíes apoyados por Irán por el otro. Ambas fuerzas tuvieron como blanco regular a AQAP y fueron a su vez blanco de los terroristas de AQAP. Que ahora sus energías estén concentradas uno contra otro en lugar de contra AQAP proporciona a Batarfi un espacio para reagruparse. Bajo este contexto, las provincias yemenitas de Al-Jawf, Marib y Bayda -donde AQAP mantiene sus redes más fuertes y una mayor influencia sobre las tribus- son las áreas que deben observarse para un resurgimiento de AQAP.
Por último, la pandemia de COVID-19 en curso, que en todo el mundo ha afectado la capacidad de los Estados reduciendo los recursos disponibles para operaciones de seguridad, es probable que tenga efectos importantes en Yemen, donde el Estado ya venía enfrentando serios problemas. Es posible que Batarfi pueda desviar sus ambiciones, según cuán mala se torne la situación, y explote la inestabilidad en Arabia Saudita -o incluso en Occidente- causada por el coronavirus, para lanzar operaciones terroristas en el extranjero.
Conclusiones
El terrorismo yihadista internacional está en constante estado de evolución y AQAP ya ha demostrado en el pasado que grupos terroristas que podrían parecer derrotados han sido capaces de desarrollar nuevas técnicas y de mantener -o hasta mejorar- su atractivo y emerger una vez más como enemigos poderosos. Con potencias globales y regionales enfocando su atención en otras prioridades, Yemen continúa ofreciendo importantes oportunidades para que AQAP revierta su poca fortuna militar en el terreno y, posiblemente, en los meses venideros, reviva sus células terroristas dormidas alrededor del mundo.