European Eye on Radicalization
Durante las festividades del Viernes Negro, el 29 de noviembre, tres incidentes en toda Europa y Gran Bretaña reabrieron la discusión acerca del terrorismo islamista en los países occidentales, luego de una especie de cese temporal de tales atentados, y que el califato del Estado Islámico (ISIS) había sido demolido en Iraq y Siria.
Tres Incidentes, Un Día
En Francia, la estación de metro Gare du Nord –una de las más concurridas de Europa– fue brevemente evacuada y cerrada al hallar un artefacto explosivo. Resultó ser un mortero inactivo de proyectil, de modo que esta vital conexión ferroviaria en el norte de París fue rápidamente reabierta.
En los Países Bajos tres adolescentes jóvenes fueron heridos en un atentado en Grote Marktstraat en La Haya. Los Países Bajos han sido regularmente el objetivo de terroristas yihadistas: un afgano apuñaló e hirió a dos turistas estadounidenses para “proteger al Profeta Muhammad” en Amsterdam en agosto de 2018; un yihadí, turco de nacimiento, disparó y mató a cuatro personas en un tren en Utrecht en marzo de 2019; y, a principios de noviembre del mismo año, un pakistaní fue sentenciado a diez años de prisión por tramar el asesinato del instigador anti-Islam Geert Wilders, miembro del Parlamento holandés. No lejos de este Parlamento tuvo lugar el atentado más reciente, y el hombre en custodia es un individuo sin techo de 35 años de edad. La policía señala que es “demasiado prematuro para especular” en torno al por qué del atentado.
El acto terrorista más serio del día tuvo lugar en Gran Bretaña. Cerca del Puente de Londres, un joven de origen subcontinental se puso de pie durante una conferencia sobre rehabilitación penal, en la Universidad de Cambridge, amenazó con explotar el histórico Fishmongers’ Hall, y luego procedió a apuñalar indiscriminadamente, asesinando a dos personas, antes de ser confrontado, empujado fuera y derribado por personas del público –una de ellas armada con un colmillo de narval de 152 cm y otro con un extinguidor de incendios. La policía sacó del camino a estos “héroes de prueba” y disparó de muerte al atacante, ya que tenía un cinturón suicida (aunque luego se comprobó que era falso).
Puente de Londres II
El asesino resultó ser un hombre de origen pakistaní de nombre Usman Khan. Como informara el London Times, Khan ya estaba etiquetado en el momento de llevar a cabo el atentado. Había sido declarado culpable en febrero de 2012 por una conspiración inspirada en Al-Qaeda para hacer volar la Bolsa de Valores de Londres y construir un campamento para entrenamiento de terroristas en la Cachemira de ocupación pakistaní que podía reclutar británicos. La red de la cual formaba parte Khan consideró asimismo colocar bombas en pubs en Stoke, y tenía una lista escrita a mano con nombres y direcciones del entonces alcalde de Londres (ahora Primer Ministro) Boris Johnson, del canónigo de la Catedral de San Pablo, de dos rabinos, y de la Embajada de EEUU.
Aunque Khan era el más joven del grupo sentenciado por la conspiración en contra de la Bolsa de Valores, a los 19 años de edad, se consideró que él y otros dos de Stoke-on-Trent eran los ideólogos más serios de los nueve hombres (los otros eran de Londres y Cardiff). A Khan y a estos otros dos –Mohammed Shahjahan y Nazam Hussein– inicialmente les dictaron condenas intermedias para protección pública (IPP, por su sigla en inglés), lo cual significa que podían ser mantenidos en la cárcel más allá de los términos dados, mientras se juzgue seguro liberarlos; pero tales sentencias fueron anuladas y reemplazadas con sentencias de término fijo en 2013. Khan fue liberado en diciembre de 2018 –con solo siete años de una condena de dieciséis.
Khan estaba en la conferencia de rehabilitación como ejemplo de éxito. En octubre de 2012, meses después de su condena, Khan escribió a las autoridades de la prisión de su majestad Belmarsh, solicitando ser enviado a un “curso de desradicalización”. En la carta, obtenida por ITV News manifestaba: “Me gustaría asistir a ese curso de modo que pueda probar… que no soy portador de las ideas que tenía antes de mi arresto, también puedo probar que en esa época era inmaduro, que ahora soy mucho más maduro y quiero vivir una vida como buen musulmán y buen ciudadano de Gran Bretaña.”
Khan sería enviado al curso de desradicalización en cuestión, el programa Learning Together (Aprendiendo Juntos) de la Universidad de Cambridge, del cual Khan se convirtió en un símbolo: un ejemplo viviente presentado por el programa a otros transgresores y donantes, del potencial de reformarse que poseen los yihadistas. Habiendo sido relacionado con el partidario de ISIS Anjem Choudary, Khan se distanciaría ostensiblemente de estos radicales en prisión y crearía en su lugar un estrecho vínculo con Jack Merritt, uno de los coordinadores de Learning Together.
Una vez liberado de la cárcel, el personal de Learning Together continuó proporcionando apoyo a Khan, e incluso auspició una carrera de beneficencia para comprar a Khan una laptop, pese a que en las condiciones de su licencia se le prohibía el uso de internet. Por último, fue a través de Learning Together, específicamente de Merritt, que Khan pudo ir a Londres para poner en práctica su atentado. Merritt es una de las personas a las que Khan asesinó; la otra es una mujer joven de nombre Saskia Jones, voluntaria en el programa.
Repercusiones
Aunque Neil Basu, el Subcomisario para Operaciones Especializadas, el oficial contraterrorista de mayor rango de la Policía Metropolitana, consideraba que había ambigüedad en la situación –se admitió que Khan era “conocido por las autoridades, al haber sido condenado en 2012 por delitos de terrorismo”, pero Basu señaló que “la(s) línea(s) clave de la investigación” acerca del motivo aún estaba(n) abierta(s)–, la mayor parte del público se convenció relativamente rápido; y pronto ISIS resolvió toda duda al confirmar que Khan era uno de sus operadores. La campaña de atentados externos se había reducido en escala, pero ISIS continúa representando peligro aun sin retener territorio.
Resultó que al menos otras 74 personas estaban en la posición en la que había estado Khan: terroristas condenados a quienes se les permitió salir temprano a la comunidad, aunque con diversas restricciones. Estos casos naturalmente fueron objeto de sospecha y tuvieron que ser revisados. Un caso en el cual el convicto se consideró demasiado arriesgado fue el viejo camarada de Khan, Nazam Hussein, ahora con 34 años de edad, que fue enviado de vuelta a prisión por contravenciones en sus condiciones de licencia. Otro terrorista, Yayha Rashid de 23 años que trató de unirse a ISIS en 2015, fue nuevamente encarcelado por la misma razón, y lo mismo ocurrió con “un número” de otros casos.
En Gran Bretaña, el debate posterior al atentado tiene un sentido de cálculo largamente esperado. Son dos los temas principales en disputa: primero, el tema de la condena que la abrumadora mayoría del público cree que ha sido demasiado indulgente, y segundo, la eficacia de la desradicalización, pues Khan logró llevar íntegramente a las autoridades a creer que se había despojado de sus ideas extremistas y que realmente pudo llevar a cabo su atentado en una reunión de rehabilitación, donde quienes asistían lo percibían como una historia de éxito.
Khan se reunía dos veces por semana con un oficial especializado en libertad condicional, capacitado para detectar signos de reincidencia en el extremismo en los convictos. Este funcionario no registró atisbo alguno de la verdadera creencia de Khan y de sus planes. La controversia es mucho mayor porque Khan se las arregló para perpetrar este engaño después de que el juez, que lo condenó a prisión siete años antes, señalara a Khan como el yihadista dedicado, desviado, estratégicamente comprometido, y dispuesto a ser paciente para llevar a cabo un acto de terrorismo con éxito.
Las críticas que se hacen a los programas de desradicalización del estado británico se dividen entre los que encuentran defectos en su práctica y los que dudan del concepto mismo. A medida que el país se prepara para una Elección y diseña un nuevo curso para su país fuera de la Unión Europea, esta podría ser una esfera radicalmente conmocionada de la política.