Dr. Shady Abdelwhab Mansour, Executive Editor-in-Chief of Trending Events Periodical and Head of Security Studies Unit in Future for Advanced Research and Studies (FARAS)
Turquía siempre alegó ser parte de la coalición que combate el terrorismo en su región, contribuyendo positivamente a la seguridad tanto de Medio Oriente como de Europa. Sin embargo, los recientes acontecimientos en el norte de Siria demuestran que Turquía nunca puso fin a su relación de complicidad con grupos terroristas.
Dos eventos permiten evidenciar estas relaciones de larga data. La primera consiste en el acuerdo ruso-turco para establecer una zona de seguridad en la Gobernación de Idlib, suscrito en septiembre de 2018. (1) El segundo es el cuestionable retiro de las tropas estadounidenses de Siria y las consiguientes amenazas a Ankara en cuanto a que los EE.UU. “devastarían” la economía turca si Turquía atacase a las “Unidades de Protección Popular” (YPG, por su sigla en kurdo) kurdas en Siria. (2)
Este artículo analiza ambos eventos y evalúa sus implicancias para el supuesto rol de Ankara en la lucha contra grupos terroristas en el norte de Siria, principalmente el Hay’at Tahrir al-Sham (HTS), vinculado a al-Qaeda, y el Estado Islámico (EI).
La puerta de entrada a la Yihad
El Gobierno turco actuó en connivencia con terroristas proporcionando de manera encubierta apoyo militar, financiero y logístico directamente a EI desde su concepción, aun cuando afirmaba que se encontraba combatiendo al grupo terrorista. Existen varios indicios que revelan esta alianza implícita.
En primer lugar, Ankara fue la principal vía para los combatientes extranjeros que buscaban ingresar a Siria e Irak para unirse al EI, el HTS y otros grupos terroristas (3), al punto que un artículo describió las fronteras turcas como “la puerta de entrada a la Yihad” (4).
En segundo lugar, en 2014 Ankara negó a los estadounidenses el uso de la base aérea de Incirlik, al sur de Turquía, para atacar al EI. Mantuvo esta posición durante nueve meses antes de cambiar su postura oficial en julio de 2015 (5), mientras al mismo tiempo conservaba su relación con el grupo terrorista.
En tercer lugar, Turquía estableció líneas de suministro, a través de la frontera, a rebeldes sirios y otros grupos terroristas (6). Un comandante de EI informó a The Washington Post que desde el inicio de la guerra civil siria ellos habían recibido armas y suministros de parte de Turquía. Incluso añadió que líderes de EI recibieron atención médica en hospitales turcos (7).
Por último, Turquía se acostumbró al control -de parte de EI- del lado sirio de la frontera. Ankara decidió intervenir militarmente recién a fines de 2016, cuando las fuerzas kurdas en Siria liberaron el pueblo de Tel Abyad de manos del EI. El objetivo declarado de la intervención fue combatir al EI, pero el propósito real era establecer un área de seguridad de 30 kilómetros junto a las áreas controladas por las YPG (8).
Otra Chipre turca
La intervención militar turca en el norte de Siria fue diseñada para establecer una presencia de largo plazo en la región. Empezando en agosto de 2018, Turquía unificó a varias milicias para establecer un “Ejército Nacional” compuesto por 35.000 combatientes sirios, a quienes se encomendó el control de la seguridad y el patrullaje de las calles (9).
Turquía también se involucró directamente en la provisión de servicios a los sirios del lugar. Éstos incluían el suministro de agua, recolección de residuos, y la administración de servicios de salud y educación en algunas áreas en el norte de Siria bajo el control de las fuerzas militares turcas y sus aliados sirios rebeldes (10).
Ankara además resistió todo intento del Gobierno sirio y sus aliados por recuperar su control sobre Idlib. En septiembre de 2018, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan logró un acuerdo con el presidente ruso Vladimir Putin a través del cual se detuvo el asalto sirio apoyado por los rusos, antes que recapturasen Idlib.
De manera general, Ankara justificó su rechazo a la acción militar con el argumento de que una crisis humanitaria estallaría como consecuencia de esa intervención, declarando que alrededor de 800.000 civiles podrían ser forzados a huir de Idlib hacia Turquía (11).
Sin embargo, la verdadera razón fue la estrecha relación de Turquía con grupos terroristas, especialmente el HTS, que controla más del 60% de Idlib. Esta relación quedó de manifiesto en el conflicto; las fuerzas militares trucas tienen más de 12 puestos de observación a lo largo de la línea fronteriza de Idlib, dentro de territorio del HTS. Asimismo, el HTS controla Bab al-Hawa, el cruce fronterizo de la Gobernación de Idlib con Turquía. Todo esto sugiere que existe un acuerdo implícito entre Ankara y el grupo (12).
Adicionalmente, el Memorando para la Estabilización de la Situación en Idlib firmado por Turquía y Rusia en septiembre de 2018 revela los fuertes vínculos de Turquía con el HTS. Este acuerdo estipuló el establecimiento de una zona desmilitarizada de 15-20 kilómetros dentro del área de “distención de hostilidades”, de donde todos los grupos radicales debían ser retirados (13). Turquía asumió la responsabilidad de cumplir con esta parte del acuerdo, lo que revela la influencia que Ankara mantiene sobre el grupo.
Por su parte, el HTS utilizó la tregua para expandir su control sobre Idlib, tomando más de 90 ciudades y pueblos de parte de grupos de oposición -presuntamente moderados- que operaban bajo el paraguas del “Frente de Liberación Nacional” (NLF, por su sigla en inglés), apoyado por Turquía, hacia principios de enero de 2019 (14)).
Ankara adoptó una posición conciliatoria de cara a estos eventos, mientras que el NLF firmaba un acuerdo con el HTS concediendo y reconociendo su control sobre grandes sectores de la provincia de Idlib (15). Por lo tanto, en un análisis final, el acuerdo con Rusia fue utilizado para reforzar el control de HTS sobre Idlib, con el consentimiento de Turquía.
La decisión de Trump de retirarse de Siria
En diciembre de 2018, el inesperado anuncio del presidente Donald Trump sobre el retiro de las tropas estadounidenses de Siria, presentó a Turquía otra oportunidad para combatir a los kurdos.
Durante su conversación telefónica con Trump, Erdogan aseguró al presidente estadounidense que continuaría la misión de combatir a EI y finalizar el trabajo (16). Sin embargo, Erdogan priorizó atacar a las milicias kurdas de YPG antes que luchar contra el EI, debilitando así la única fuerza rebelde en tierra que podría infligir severos daños al grupo terrorista (17) e indirectamente evitando que las YPG eliminasen la presencia de EI en los pequeños enclaves que éste mantiene en el norte de Siria.
El mal cálculo de Trump lo obligó a cambiar su posición frente a Ankara, amenazando con “devastar económicamente a Turquía” si ésta atacaba a las YPG tras el retiro estadounidense de Siria (18).
En un intento por resolver la disputa, el 13 de enero de 2019 Trump sugirió el establecimiento de una zona de seguridad. Dos días más tarde, Erdogan declaró que las fuerzas militares turcas establecerían dicha zona y que ésta alcanzaría más de 32 kilómetros. Sin embargo, el Secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, confirmó que ambas partes todavía no han llegado a un acuerdo y que el asunto aún está siendo discutido.
De hecho, tal solución no resolvería la crisis, toda vez que la zona de seguridad sugerida incluye áreas kurdas, principalmente la ciudad de Kobane. Adicionalmente, los medios de prensa turcos han reportado que esta zona sería utilizada para reubicar a un gran número de refugiados sirios, en un intento por cambiar demografía alrededor de las áreas limítrofes, en favor de grupos leales a Turquía (19). En síntesis, la “jugada” turca beneficia indirectamente al EI, ya que las YPG no está más preocupadas por combatir al grupo.
Consideraciones estratégicas
Turquía utilizó a los grupos terroristas del norte de Siria como una herramienta para promover sus objetivos de política internacional. Inicialmente, Ankara buscaba debilitar el régimen de Bashar al-Asad auspiciando a varias organizaciones rebeldes y terroristas en su contra. Sin embargo, con el apoyo de la intervención militar rusa, el ejército sirio se las ha ingeniado para recuperar el control de la mayor parte del territorio.
Ankara ha seguido una política pragmática ante estos eventos, adaptándola a las realidades en el terreno y abandonando su apuesta por forzar un cambio de régimen en Siria. En lugar de ello, comenzó a enfocarse en evitar que las fuerzas kurdas controlen territorios dentro de Siria, adyacentes a su frontera, mientras Erdogan dejaba en claro que no toleraría la formación de un Estado kurdo en la frontera sur de Turquía (20).
En enero de 2018, Turquía recurrió una vez más a la utilización de combatientes de EI y de al-Qaeda para luchar contra los kurdos sirios. La llamada “Operación Rama de Olivo” apuntaba a conducir a los kurdos fuera de Afrin enviando 6.000 tropas turcas y 10.000 militantes que eran antiguos combatientes del EI o miembros de al-Qaeda (21).
Adicionalmente, Ankara permitió que facciones leales a ella, incluyendo grupos terroristas y rebeldes, controlen las regiones vecinas en Siria para asegurar que el régimen de al-Asad no llevara a cabo una venganza contra Turquía permitiendo al PKK utilizar a Siria como base para atacarlo (22), como lo hizo durante la década de los noventa.
Por otro lado, Ankara ha capitalizado el temor de la Unión Europea ante el ingreso de refugiados y terroristas sirios a través de Turquía, utilizándolo como herramienta de negociación para obtener concesiones por parte de Bruselas. En 2017, Erdogan llegó incluso a advertir a los europeos, declarando que “no transitarían a salvo por sus calles” si continuaba el conflicto diplomático entre Turquía, y Alemania y Países Bajos (23).
Asimismo, Erdogan consiguió ejercer presión sobre la U.E. para que interviniese a fin de evitar que Rusia apoye a Bashar al-Asad a recuperar Idlib. Esta maniobra fue exitosa ya que varios países occidentales calificaron el ataque como un “grave error humanitario” y apoyaron una tregua que fue luego suscrita por Turquía y Rusia.
Como análisis final, no resulta exagerado afirmar que las recientes políticas de Turquía en el norte de Siria beneficiaron a grupos terroristas, especialmente al EI y el HTS. Las políticas de Ankara debilitaron a las fuerzas capaces de hacerles frente, ya sea representadas por el Gobierno sirio o por las YPG.
Dado el temor de Europa ante el ingreso de terroristas desde Siria, se espera que la U.E. continúe rechazando cualquier ofensiva militar contra Idlib, permitiendo así de manera indirecta la formación de un refugio terrorista en el norte de Siria bajo protección turca.
Tras el retiro estadounidense del norte de Siria, el futuro de Idlib y de los territorios bajo el control de las YPG podrían convertirse en el nuevo frente de batalla en el enfrentamiento entre Turquía y Rusia. Esto podría estorbar su entendimiento táctico, que ha persistido durante los últimos meses
(1) Patrick Wintour, Rusia y Turquía dispuestos a establecer Idlib como zona de seguridad para proteger a los civiles (Russia and Turkey to set up Idlib buffer zone to protect civilians), The Guardian, 17 de septiembre de 2018, disponible en: https://bit.ly/2QB1Tmd
(2) Tom Barnes, Trump amenaza con “devastar” la economía turca si ataca a los militantes kurdos en Siria (Trump threatens to ‘devastate’ Turkish economy if it attacks Kurdish militants in Syria), Independent, 15 de enero de 2019, disponible en: https://ind.pn/2DdrSeS
(3) Ahmet S. Yayla y Colin P. Clarke, El doble discurso de Turquía respecto a ISIS: Ankara afirma oponerse al Estado Islámico. Sus acciones sugieren lo contrario (Turkey’s Double ISIS Standard: Ankara claims to oppose the Islamic State. Its actions suggest otherwise), Foreign Policy, 12 de abril de 2018, disponible en: https://bit.ly/2xdFMJV
(4) Sam Greenhill, Cómo siete jóvenes británicos radicalizados por semana se dirigen a la puerta de entrada a la Yihad (How seven radicalised young Britons a week are taking the Gateway to Jihad), Mail online, 25 de agosto de 2014, disponible en: https://dailym.ai/2AOnxNK
(5) Liz Sly y Karen DeYoung, Turquía acepta permitir a militares estadounidenses utilizar su base para atacar al Estado Islámico (Turkey agrees to allow U.S. military to use its base to attack Islamic State), The Washington Post, 23 de Julio de 2015, disponible en: https://wapo.st/2SWYhff
(6) Faysal Itani y Aaron Stein, El dilema sirio de Turquía (Turkey’s Syria Predicament), Centro Rafik Hariri para el Medio Oriente (Atlantic Council), mayo de 2016, disponible en: https://bit.ly/29cECEA
(7) Anthony Faiola y Souad Mekhennet, En Turquía: Represión tardía sobre los combatientes islamistas (In Turkey, a late crackdown on Islamist fighters), Washington Post, 12 de agosto de 2014, disponible en: https://wapo.st/2HhuxIC
(8) Michael J. Totten, El problema con Turquía: Erdogan, ISIS y los kurdos (The Trouble with Turkey: Erdogan, ISIS, and the Kurds), World Affairs, otoño de 2015, disponible en: https://bit.ly/1VUz2Ut
(9) Borzou Daragahi, Turquía ha construido un pantano para sí misma en Siria (Turkey Has Made a Quagmire for Itself in Syria), Foreign Affairs, 13 de Julio de 2018, disponible en: https://bit.ly/2ukxvTG
(10) Una universidad turca lista para inaugurar un campus en el norte de Siria (Turkish university to open campus in northern Syria), Reuters, 6 de junio de 2018, disponible en: https://reut.rs/2FShWuT
(11) Kemal Kirişci, La ofensiva en Idlib podría provocar un flujo de refugiados de gran magnitud – ¿Qué debería hacer Turquía? (The Idlib offensive could create a major refugee outflow—What should Turkey do?), Brookings, 6 de septiembre de 2018, disponible en: https://brook.gs/2oN4sVK
(12) Guney Yildiz, Los temores de Turquía respecto a Idlib en tanto se aproxima la ofensiva siria (Turkey’s Idlib fears as Syria offensive looms), BBC, 10 de septiembre de 2018, disponible en: https://bbc.in/2QorsGW
(13) Joyce Karam, El texto completo del memorando turco-ruso acerca de Idlib es revelado (Full text of Turkey-Russia memorandum on Idlib revealed), The National, 19 de septiembre de 2018, disponible en: https://bit.ly/2OzarJ6
(14) La captura de Idlib por parte de yihadistas demuestra las prioridades de Turquía en el norte de Siria y aumenta las posibilidades de una ofensiva del Gobierno sirio (Jihadist capture of Idlib shows Turkish prioritisation of northeast Syria increases likelihood of Syrian government offensive), Jane’s Country Risk Daily Report, 16 de enero de 2019.
(15) Ibid.
(16) Orhan Coskun y Lesley Wroughton, La sorpresa siria: Cómo la llamada telefónica de Trump cambió la guerra (Syrian surprise: How Trump’s phone call changed the war), Reuters, 28 de diciembre de 2018, disponible en: https://reut.rs/2Cv1Y4W
(17) Michael J. Totten, op.cit.
(18) Trump amenaza con “devastar” la economía turca por los kurdos sirios (Trump threatens to ‘devastate’ Turkish economy over Syrian Kurds), BBC, 14 de enero de 2019, disponible en: https://bbc.in/2Ma2sld
(19) La zona de seguridad en la frontera siria tiene recepción diversa. (Syrian border ‘safe zone’ receives mixed reception), Jane’s Defence Weekly, 18 de enero 2019.
(20) Hande Fırat, No permitiremos un Estado kurdo en nuestras fronteras: Erdogan (We will not allow a Kurdish state on our borders: Erdoğan), Daily News, 23 de agosto de 2017, disponible en: https://bit.ly/2TXJgtL
(21) Patrick Cockburn, Turquía es acusada de reclutar por millares a ex-combatientes de ISIS para atacar a los kurdos en Siria (Turkey accused of recruiting ex-Isis fighters in their thousands to attack Kurds in Syria), The Independent, 7 de febrero de 2018, disponible en: https://ind.pn/2GDvtGD
(22) Dorian Jones, Analistas: El conflicto sobre Idlib que se aproxima amenaza la estrategia de Turquía en Siria (Analysts: Looming Idlib Conflict Threatens Turkey’s Syria Strategy), Voice of America, 11 de septiembre de 2018, disponible en: https://bit.ly/2rbIblK
(23) Samuel Osborne, Erdogan advierte a los europeos que “no podrán transitar seguros por las calles” si el conflicto diplomático continúa (Turkey’s Erdogan warns Europeans ‘will not walk safely on the streets’ if diplomatic row continues), Independent, 22 de marzo de 2017, disponible en: https://ind.pn/2R06jSO